Desbordan los centros que aplican la vacuna contra la fiebre amarilla
SALUD. Especialistas y sociedades médicas piden no saturar el sistema y respetar las prioridades
La recomendación de vacunarse contra la fiebre amarilla antes de viajar a ciertas zonas de Brasil originó una demanda que está poniendo en situación crítica el sistema de salud.
El agotamiento de los stocks en los centros de vacunación privados, horarios acotados en los centros públicos y la desesperación por aplicarse la inmunización (a veces, incluso en casos en los que está desaconsejada) conforman un cóctel amargo que lleva a los turistas a tener que soportar filas inimaginables, o llegar a la puerta de los vacunatorios y encontrarse con que ya no hay más números incluso antes del horario de inicio.
Aunque hasta última hora de ayer fue imposible comunicarse con el titular de la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles del Ministerio de Salud de la Nación, Cristian Biscayart, desde esa cartera se afirmó esta semana que las dosis son suficientes para abastecer la demanda. Mientras se resuelven los obstáculos logísticos, infectólogos y otros especialistas piden no ceder a la desesperación.
“La demanda está desbordada sin motivo –destaca la doctora Carla Vizzotti, exjefa del Programa Nacional de Inmunización del Ministerio de Salud y actual presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE)–. Muchas veces se piensa que hay que darse la vacuna ‘por si acaso’, aunque uno no viaje a las zonas afectadas. En el consultorio se asiste a situaciones desconcertantes. Hay personas para las que no está
indicada que piden aplicársela igual, aunque pueden ser peores los riesgos que los beneficios. Por ejemplo, en Sanidad de Fronteras, una persona acompañó a una amiga con la indicación de dársela y se quedó para vacunarse ella también, que no viajaba”.
Según Vizzotti, el de la fiebre amarilla es un escenario distinto al del dengue y el zika, transmitidos por el mosquito urbano Aedes aegypti. “En este caso, se emitió la alerta porque aumentó la mortalidad en monos, que se contagian por el mosquito haemagogus –subraya–, pero todavía no se detectaron aedes infectados. Si uno no va a ir a la selva o a trabajar en ambientes amazónicos, el riesgo es bajo. Seamos solidarios para que se apliquen la vacuna las personas que verdaderamente pueden beneficiarse”.
“Los que deban viajar a áreas afectadas sin vacunarse (porque en su caso está contraindicada o porque no tendrán tiempo para que les haga efecto), deben cuidarse de los mosquitos con repelente, evitando el uso de perfumes, y usando ropa de mangas largas y colores claros”, añadió.
Lo que hay que saber
Según la SAVE y el Ministerio de Salud de la Nación:
Solo deben vacunarse los que visiten áreas de riesgo y no tengan contraindicaciones.
Las zonas consideradas de riesgo son los estados brasileños de Río de Janeiro, San Pablo, Espíritu Santo y gran parte de Bahía, incluyendo las ciudades de Salvador de Bahía y Praia do Forte.
Para viajar a Florianópolis, Camboriú, Fortaleza, Natal o Recife, entre otros, no es necesario vacunarse.
No deben vacunarse los que viajen a destinos situados en la costa de los estados de Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul, ni los que permanezcan menos de 72 horas en una zona de riesgo.
Priorizar a los que viajen en el corto plazo para optimizar la utilización del insumo y no saturar el sistema de salud.
Aplicarse la vacuna al menos 10 días antes del viaje. Una única dosis es suficiente para estar protegido de por vida.
La vacuna está contraindicada para menores de 6 meses; embarazadas; para quienes tengan alteraciones del sistema inmune, personas con enfermedad del timo, miastenia gravis, síndrome de Digeorge, tumores malignos, trasplantes de órganos, patologías que requieran tratamientos con inmunosupresores y/o inmunomoduladores, ya que en todos estos casos es mayor el riesgo que el beneficio.