LA NACION

TENER A MESSI NOS PONE ENTRE LOS FAVORITOS

Ángel Di María en una charla a fondo sobre la selección, el Mundial y el astro: “El ‘Enano’ ya es el mejor de la historia”, asegura desde París

- Por Cristian Grosso

Sobre la margen derecha del río Se na, en el corazón del parisino barrio de Passy. Muy cerca de la célebre avenue Foch que desemboca en el Arco del Triunfo y con el Bois de Boulogne a pocas cuadras. Ahí vive un hombre convencido de que lo peor ya pasó. La familia Di María crece. Pía nació hace menos de tres meses, y Mía la cuida desde sus adultos cuatro años. “Las críticas te limitan, te limitan muchísimo. Todo se vuelve tan doloroso que hasta llegás a dudar de quién sos como futbolista”, confiesa Ángel. La cercanía de Rusia 2018 actúa como cicatrizan­te, pero queda el eco de un lamento zumbón. “Los que te duelen son los comentario­s que van más allá del juego. Cuando dicen ‘este hijo de puta que no corre, que no juega por la camiseta porque allá gana millones...’ Mi abuela se murió por la mañana el día que jugábamos contra Chile, en la Copa América de los Estados Unidos, y yo me quedé, no me fui. Estaba jugando y mi mamá estaba al lado del cajón de su mamá, de mi abuela. Y yo no pude estar con ella. Son cosas que no se pueden explicar, pero uno hasta llega a descuidar a la familia. Las críticas están perfectas, pero cuando se pasan es muy doloroso. Las burlas lastiman…”

Rodeado por sus mujeres, Di María sabe de contención. Un refugio con forma de corazón, el que les ofrenda en cada festejo de gol. “Con un jugador nunca se sabe si la cosa viene en serio o no…”, comienza a relatar Ángel. Porque el coranzonci­to tiene un origen… “Jorgelina dudaba de venirse a vivir conmigo a Lisboa, pero tomó la decisión y viajó. La primera vez que fue a la cancha, ganamos, hice un gol con Benfica y salí corriendo para el sector en el que ella estaba y dibujé el corazón con las manos. Ella se había jugado por mí. Después, ya lo tomé como una cábala y lo seguí haciendo”, detalla. Jorgelina es su compañera de toda la vida. Mía es madrileña y Pía parisina. Pero los Di María no negocian su lugar en el mundo: Rosario.

–¿Seguís haciendo terapia?

–Ahora no estoy yendo, pero me ha ayudado mucho y no descarto retomar. En un momento decidí comenzar por todas las críticas que recibía; sentía que estando en la selección no era el mismo que estaba en el club. Me lesionaba y psicológic­amente me mataba pensar que ya no me daba para la selección. Necesitaba descargar para volver a estar bien. Lograr la clasificac­ión me ayudó también, me trajo alivio. Antes la estaba pasando mal, pero muy mal.

–Superar lo que hicimos en 2014 será muy difícil, hemos dejado la vara muy alta. Hemos llegado a una final, y eso no lo logra cualquiera. Ahora, en la recta final hacia otro Mundial, te pasan por la cabeza dos cosas, y no las podés manejar: por un lado querés jugar todos los partidos con tu club, y por otro lado se te vienen imágenes del Mundial, ya querés estar ahí y rogás que no te pase nada…

–Agüero dijo que los vamos a extrañar cuando esta generación ya se haya retirado. ¿Pensás como él?

–Por un lado coincido con el Kun. Será difícil que vuelva a darse que jugadores importante­s estén tanto tiempo, 10 años, en la elite del fútbol. Ojalá que se repita, pero no será sencillo. Pero por otro lado…, si nos llegan a extrañar, será porque a la nueva generación le estará yendo mal. Y no quiero que eso pase. Entonces, ojalá que no nos extrañen y la generación que nos suceda tenga éxitos y le regale muchas alegrías a la gente. Porque de eso se trata. Después del Mundial de Brasil todos fuimos como más reconocido­s, todos fuimos más importante en nuestro país y todo el mundo quedó agradecido por haber llegado a una final. Y no fue hace tanto, apenas en el Mundial anterior.

–¿Y por qué pasaron de héroes a villanos?

–En la Argentina el fútbol significa tanto para la gente... De

repente, a esa final en Brasil le siguieron las desilusion­es en las dos copas América y entonces se instaló una sensación de frustració­n. Te aseguro que es difícil hacerle entender a un europeo que en la Argentina mucha gente, el 80% o el 90%, es feliz a partir de lo que ocurre con el fútbol. Que con las poquitas alegrías que le podés dar desde el fútbol conseguís que por un rato se olvide de las cosas malas por las que están pasando. Pero cuando no llegan los títulos y esas alegrías no están, la situación se pone difícil.

–¿Creés que serán reconocido­s con el tiempo?

–Ojalá que en algún momento sea reconocido este proceso. Hay mucha gente que opina, y tiene todo el derecho a decir lo que prefiera. Pero llegamos a tres finales…, y nos faltó suerte, en las tres tuvimos más chances que el rival. Hicimos historia, pero no pudimos ser leyenda. Y eso es lo que más me duele, estuvimos tan cerca de poder ser una leyenda, de ser recordados en la Argentina para toda la vida… pero nos quedamos ahí, en la puerta. Ojalá este Mundial nos dé la oportunida­d de terminar de abrir la puerta.

–Mascherano ya adelantó que se retirará de la selección después del Mundial. ¿Vos lo analizaste?

–Y... pienso parecido a lo que ya ha dicho Javi. Para poder seguir, tendría que pasar lo que toda la Argentina está esperando, y si no pasa, creo que una generación va a dar un paso al costado. Después de llegar a tantas finales, de estar cerca de algo grande y no poder lograrlo, sería muy difícil seguir intentándo­lo. En un momento Leo dijo que se retiraba, que no quería saber más nada, que no era

para él, pero volvió. Y si volvió él, la ilusión la tenemos todos. La gente a veces nos critica, ustedes nos critican… y somos nosotros los primeros que queremos levantar una copa con la selección mayor. La ilusión es tan grande que por eso seguimos, por eso volvió Leo. Entonces, si no se logra lo que todos queremos, segurament­e algunos jugadores vamos a dar un paso al costado.

–¿Alguna vez pensaste ‘no juego más en la selección’?

–Por la cabeza se me cruzó muchas veces, pero nunca terminé de confirmárm­elo internamen­te. Y creo, más allá de las críticas y las derrotas, que nunca lo hubiese hecho porque la selección es el lugar más importante al que aspira un futbolista. Es un lugar único, es un privilegio.

–Messi se fue y volvió. ¿Eso los comprometi­ó más?

–En momentos críticos de la selección, desde mi familia me han dicho: ‘‘¡Tranquilo, cómo te vas a poner así si lo tenés a Leo al lado! Si a él lo critican más que a todos ustedes juntos, lo matan en todos lados pese a que ganó todo, hay que seguir peleándola, seguir mirando para adelante…’’. Tener la familia de tu lado es clave. Seguro que a Leo también lo alentó la familia, su mujer, su mamá, su papá, y volvió. Y si Leo insiste, intenta, no se derrumba… nosotros también debemos hacerlo. Es difícil no querer vestir más esta camiseta. ¿Quién no quiere jugar un Mundial?

–En PSG jugás menos que antes. ¿Te preocupa?

–Salieron muchos rumores, en agosto pasado, y ahora en enero también… Tengo en la cabeza en el Mundial, que es lo más importante para un futbolista. Y quiero tener minutos para

estar en Rusia. Siempre supe que el club iba a comprar jugadores y eso podía complicarm­e el escenario, pero cada vez que me toca jugar o tener minutos, demuestro que tengo nivel. Siempre convertí goles o siempre di asistencia­s. Nunca di a entender que no quería estar en París, o que me daba igual jugar que no jugar. En cada partido demostré que merezco un lugar, pero después son decisiones del entrenador y él elige. Sabía que iba a ser difícil esta temporada, busqué algunas alternativ­as, pero mi familia está feliz en París y el club me demostró su interés para que me quede. Desde que empezó el año llevo cinco goles y dos asistencia­s, siempre digo presente. Es una temporada más complicada para mí, pero yo estoy.

–¿Cómo se lo ayuda futbolísti­camente a Messi?

–Siempre hay que darle una opción de pase, tratar de estar cerca suyo. Como vemos que ocurre en Barcelona, que siempre tiene una opción para poder descargar e ir a buscar. Tratar de dársela cerca del área o de tres cuartos de cancha hacia adelante, porque ahí aparece su mejor versión. No tengo mucho más para decir, es muy fácil. A veces nos quieren comparar con el Barça, y no es así, es imposible copiar, hacer lo mismo, replicar el juego. Nosotros tenemos que conseguir que Leo esté cómodo, pero con nuestro perfil.

–Sampaoli dijo que sos el que mejor se entiende con él…

–Bueno…, no, le agradezco. No sé qué decirte… Yo solo trato de darle una opción de pase. Puede ser que entienda su forma de jugar, me gusta mucho mirar al Barcelona, mirarlo a él. Si bien no es mi posición, miro mucho cómo le aparece Jordi Alba o cuando estaba Neymar, cómo se potenciaba­n o cómo Ney le marcaba opciones. Trato de mirar eso para, cuando me toca estar con Leo, servirle de la misma manera. Como pasó contra Ecuador, en Quito: él lleva la pelota, la suelta en profundida­d, me da el pase, se la devuelvo atrás y él convierte. Es un típico gol de Leo, lo hace siempre, pero los rivales se terminan comiendo la misma jugada. Es difícil pararlo: hay que dársela con ventaja y él después hace lo demás. Yo trato de darle una opción, ya sea corta o larga, para que él después decida.

–¿Qué análisis hiciste del sorteo del Mundial?

–El grupo es complicado. Todo el mundo dirá que a Islandia le tenemos que ganar fácilmente porque tenemos mejores jugadores y todo eso. Pero hay que jugar, es el estreno, y la ansiedad y los nervios pesan. Nos pasó en el 2010 y en el 2014. Después, Croacia tiene nombres que juegan en el Madrid, en Barcelona, en Italia… no va a ser nada fácil. Son tres seleccione­s importante­s, que si están en el Mundial es porque tienen argumentos. Van a pelear, van a dejar todo. Y que esté Argentina adelante es una motivación para sacarnos un punto o hasta para ganarnos. Nosotros tendremos que dar el 100% en cada partido para que no se complique nuestro objetivo. En 2014 también decían que el grupo era fácil y sufrimos contra Irán. La táctica equipara mucho, nadie es ingenuo, y si no sabés cubrir los espacios, los demás también pueden complicart­e mucho. Saben que tenemos a Leo y todos se cierran muy bien. Porque tener a Leo nos pone entre los favoritos.

–¿Tus lesiones en las finales ya no son un karma?

–La final de Brasil que no jugué todavía me persigue [N. de la R.: se desgarró ante Bélgica, en los 4tos de final]. Pasará a la historia si la puedo jugar en Rusia, y además ganarla. Sería la única manera de olvidar esa final en el Maracaná. Todo el mundo me criticó, sospechó que no la quise jugar por eso de la carta que había llegado del Real Madrid, pero pese a que expliqué la situación siguieron diciendo boludeces. Es cierto que mandaron una carta: la recibí y al rompí sin leerla. Y dije, ‘‘acá nadie opina nada, yo estoy para jugar’’. Fue una decisión de Alejandro poner a los que mejor estaban, y la respeté. Si hubiésemos salido campeones, nadie hubiese dicho nada. Pero perdimos y me cayeron insinuando que me había borrado. El partido que no jugué es el que más me duele de mi carrera.

–Matthäus dijo que Alemania ganó en Italia 90 porque no jugó Caniggia, y en 2014 porque no estuviste vos...

–¡Me pone peor! Pero nunca se sabe: quizá jugaba y perdíamos 3 a 0. Ya está, hay que pensar en lo que vendrá.

–Ponete en lugar de Icardi u otro Nº 9. ¿No es antipático que pidan tan insistente­mente por Higuaín?

–Sí, puede ser que tengas razón. Pero ellos mismos también ven al Pipa y saben que todos los fines de semana hace goles. Ellos ven el nivel que mantiene y el equipo en el que está. Ellos saben que el Pipa en cualquier momento, de una u otra manera, puede volver. No porque Leo diga que es importante, o porque el K un diga que es importante, o porque Masche o yo digamos que es importante… El Pipa es importante porque lo demuestra en Juventus, porque todos los fines de semana hace goles y sale en la nacion, en Olé, en Clarín… ¡Es así! También lo ha dicho el entrenador, ya no somos solo nosotros los que lo decimos. Pasó por todo, la ha sufrido como nosotros, sigue rindiendo en su club y sigue demostrand­o que puede estar en la selección. Él se lo gana solo.

–¿Los históricos les arman los equipos a los técnicos?

–¡Cómo nos reímos con ese asunto! Es fácil quedarse en la lectura fácil. Si fuese así, Éver no se hubiese perdido el Mundial de Brasil. Y a mí me dolió muchísimo que no fuera, como a Leo y al Pocho también. Porque Éver es muy querido, hemos pasado mucho tiempo juntos. Si fuésemos los amigos de Leo, o es Leo el que arma todo, Éver no se perdía el Mundial de Brasil. Y el Kun hubiese estado desde la primera convocator­ia de Sampaoli, y el Pipa no se hubiese perdido ningún llamado, y el Pocho estaría con nosotros, y Masche no iría al banco, pero no, todos hacen la fácil y eso nadie lo ve.

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@angeldimar­iajm Un rosarino suelto en París: Ángel Di María hace dos años y medio que juega en PSG
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Tascani viaje a las esTrellas cristiano, neymar, rooney e ibrahimovi­c, bajo la lupa del rosarino

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