No hay resultado que justifique lo que ocurre
El caso de los colombianos de Boca ya no es lo que fue: las denunciantes ya no denuncian, el abogado de los futbolistas involucrados ya no efectúa declaraciones públicas sobre el caso, y el expediente ha sido recaratulado como “lesiones leves”. Se habla de un acuerdo privado entre ambas partes, se afirma que Edwin Cardona ya no se encuentra imputado en el caso. Su frase, defendiéndose en los medios, había sido memorable: “Soy inocente, pero si aparece un video, pediré disculpas…”. Por mucho menos de lo que lo que se les achacaba a los colombianos, en mayo de 2016 Daniel osvaldo había dejado de vestir la camiseta auriazul.
¿Violencia de género? Aquí no ha pasado nada, parecen decir los involucrados. ¿Violencia de género? A muchos hinchas no les preocupa, como lo han hecho notar en las redes sociales y en notas televisivas; más bien, les molesta que se metan con la vida privada de sus jugadores, y mucho más si esas ausencias conspiran contra la actuación general de sus equipos, como por ejemplo sucedió con Boca en el superclásico.
Lo único que importa es el resultado: eso, que durante décadas fue una discusión moral y teórica sobre el juego, ahora tiñe por completo una concepción social del sujeto futbolista. Da lo mismo si son los colombianos de Boca, Centurión en Racing, Tobio en Central, Martín Benítez en independiente. no hay distinción de colores en esa ciega pretensión por el éxito a cualquier costo.
“Los hinchas y los clubes deberían unirse para criticar y concientizar acerca de la violencia de género, muy común en el mundo del fútbol, un ambiente históricamente machista donde la mujer es denigrada”, reclamó ayer la Coordinadora de Hinchas, un grupo de “socios e hinchas organizados y organizadas porque amamos a nuestros clubes y estamos dispuestos a defenderlos”. Y señalan con sentido común: “no alcanza solo con publicar una imagen con el hashtag #NiUnaMenos el 8 de marzo si luego no se actúa en consecuencia”.
Sin vulnerar la presunción de inocencia sobre la que Boca se basa para levantarles el pulgar a sus jugadores, para devolverlos al entrenamiento de manera de intentar restablecer el funcionamiento anhelado, cabe preguntarse entonces cuál es el límite. “Esto es fútbol”, repiten mecánicamente sus protagonistas cuando escasean las respuestas sensatas o lógicas.
Ser estrellas, ídolos o referentes no exime de responsabilidades. no hay resultado que justifique lo contrario.