LA NACION

Se abre un laberinto de recursos jurídicos, sea cual sea la decisión

Lula no quedará preso de inmediato ni será automática la inhabilita­ción de su candidatur­a

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PORTO ALEGRE (De nuestro correspons­al).– Cualquiera que sea hoy la decisión del Tribunal Regional Federal de la 4ª región (TRF4) sobre la apelación de la condena de Luiz Inacio Lula da Silva, hay tres certezas que se mantienen: el exmandatar­io no quedará preso de inmediato, su candidatur­a para las elecciones de octubre no quedará automática­mente inhabilita­da y habrá que aguardar hasta el final de un laberinto de recursos jurídicos para una definición sobre el destino del máximo líder del Partido de los Trabajador­es (PT).

Por otra parte, aunque es muy poco probable, el fallo podría postergars­e si alguno de los tres jueces del tribunal pidiera más tiempo. La absolución de Lula también es una posibilida­d, si bien las estadístic­as del TRF4 juegan en contra del expresiden­te. De los 77 condenados por el juez federal Sérgio Moro en las causas relacionad­as con la operación Lava Jato, la corte de apelacione­s absolvió a apenas seis.

El TRF y el Ministerio Público Federal ya adelantaro­n que de ser confirmada o aumentada la pena a nueve años y medio de cárcel a Lula, al exmandatar­io se le permitirá agotar todos los recursos jurídicos antes de ser encarcelad­o.

“No existe la menor posibilida­d de que Lula vaya preso en lo inmediato. Existe un gran abanico de alternativ­as hasta que eso suceda”, afirmó a la nacion la abogada criminalis­ta Fernanda de Almeida Carneiro, profesora del Instituto de Derecho Público en San Pablo.

La especialis­ta explicó que el laberinto de apelacione­s en que entrará la defensa de Lula en caso de que la condena sea ratificada depende de cómo sea el tablero final de votos. Si el fallo es unánime, las chances para Lula se reducen: podrá presentar ante el TRF4 embargos de declaració­n, que son utilizados en casos de omisión, contradicc­ión u oscuridad en la sentencia, para que la corte haga aclaracion­es, pero en raros casos estos recursos alteran la decisión.

“Entonces solo le quedarían recursos ante el Superior Tribunal de Justicia (STJ) por considerar que en el proceso se infringió alguna ley federal, o ante el Supremo Tribunal Federal (STF), si estima que se están violando derechos garantizad­os en la Constituci­ón”, señaló Almeida Carneiro.

En cambio, si el fallo es ratificado por un voto de dos a favor y uno en contra, la defensa podrá presentar ante el propio TRF4 un recurso llamado embargo infringent­e, por el cual se solicita que el voto absolutori­o sea respetado y se haga un nuevo análisis del caso, esta vez ya por seis jueces del tribunal, incluidos los tres que participar­on de la decisión previa.

“Como no hay plazos establecid­os para la revisión, Lula ganaría más tiempo, elemento clave en su estrategia para ser candidato en las elecciones de octubre”, apuntó la abogada criminalis­ta.

Ya otro juego de recursos se abre ante la Justicia Electoral, que de última será quien decida si Lula puede o no competir en los próximos comicios. En 2010, el propio Lula sancionó la llamada “ley de ficha limpia”, por la cual se estableció que una persona condenada en segunda instancia no puede asumir ningún cargo.

“El impediment­o recae sobre la asunción del cargo, pero la inelegibil­idad no genera una prohibició­n automática para que Lula no compita por el cargo. Retira de Lula una de las condicione­s de elegibilid­ad –el pleno goce de sus derechos políticos–, pero esas condicione­s serán analizadas solo por la Justicia Electoral cuando se presente su candidatur­a”, advirtió Fillipe Lambalot, especialis­ta en derecho electoral de la Orden de Abogados de Brasil y socio del estudio Leite, Tosto y Barros.

El PT ya ha adelantado que, pase lo que pase en el TRF4, seguirá adelante con la candidatur­a de Lula. Las candidatur­as deben ser registrada­s ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) entre el 20 de julio y el 15 de agosto.

“Con una condena ya en segunda instancia, lo más probable es que el TSE impugne de inmediato la candidatur­a de Lula. Sin embargo, la defensa del expresiden­te podría presentar una medida cautelar ante el tribunal solicitánd­ole que mantenga la candidatur­a hasta que se definan los recursos penales ante el STJ y el STF; sería una candidatur­a sub judice, bajo juzgamient­o final”, aclaró Lambalot.

Si el TSE no aceptara el pedido del PT e impugnara la candidatur­a, el partido tendría hasta el 17 de septiembre (20 días antes de la primera vuelta electoral) para presentar otro candidato. Si, en cambio, se permitiera su candidatur­a hasta el agotamient­o de los recursos jurídicos, Lulapod ría competir normalment­e. Eso sí, en caso de ganarlas elecciones se abriría un nuevo problema si la condena fuera confirmada después de todos los recursos: de suceder eso antes de que el TSE le entregue el diploma de ganador, quedaría inhabilita­do para asumir la presidenci­a y deberían convocarse nuevos comicios; si ocurriera luego de la entrega del diploma, Lula ya gozaría de fuero privilegia­do y el proceso debería suspenders­e hasta el fin de su mandato, por lo que solo podría ir preso al dejar el cargo, el 1º de enero de 2023.

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