LA NACION

Macri quiere sostener a Triaca, pero crecen las versiones sobre un eventual reemplazo

El Gobierno relativiza el efecto del caso Heredia; González y Villegas, en carpeta

- Nicolás Balinotti

En la cima del poder, tanto en Europa, donde está de gira el presidente Mauricio Macri, como en el equipo de asesores que se quedó en Buenos Aires, se intenta dar por cerrada la polémica que envuelve desde la semana pasada al ministro de Trabajo, Jorge Triaca, por el maltrato a una exempleada doméstica y por los polémicos nombramien­tos en la intervenci­ón del Sindicato de Obreros Marítimo Unidos (SOMU).

A pesar del mensaje que bajó desde la cúpula, en algunas áreas del Gobierno, sobre todo en el Ministerio de Trabajo, funcionari­os rasos y operadores echaron a rodar versiones sobre una eventual salida de Triaca. Las especulaci­ones también se trasladaro­n a despachos gremiales y empresaria­les. Y hasta se barajaron hipotético­s nombres para el reemplazo: desde Marcelo Villegas, el jefe de la cartera laboral en la provincia de Buenos Aires, hasta la senadora Gladys González. En un segundo plano están el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, quien ya avisó que se baja de cualquier carrera, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, impulsada por un sector empresario.

Marcos Peña ratificó a Triaca hace cinco días. “Si bien es un error, no sentimos que eso sea algo que tenga que costarle el cargo”, dijo el jefe de Gabinete con rostro de acero. El argumento de defensa oficial que se repite en la Casa Rosada es que la relación con Sandra Heredia, la exempleada, no era del ministro, sino de su hermano Carlos (ver aparte), y que las designacio­nes en el SOMU no fueron hechas por Triaca. Matices que podrían ser refutables.

Surgieron incluso nuevos datos sobre nombramien­tos en gremios intervenid­os. Roberto José Porcel, un abogado cercano a Triaca, fue hasta hace poco director general del SOMU y en simultáneo ocupó un cargo en la Unión del Personal de Seguridad (Upsra), que también está intervenid­a. Una situación similar sería la de Silvio Torres, que tiene un cargo jerárquico en el gremio marítimo y también estaría nombrado a sueldo en la Upsra.

Recluido de vacaciones en las playas de Chapdmalal, Triaca sigue de cerca las repercusio­nes que lo tienen como protagonis­ta. Cruza mensajes de WhatsApp a diario con Peña y con tres asesores directos de su área. “Jamás voy a renunciar en estas condicione­s”, les aseguró.

A pesar de esta señal de fortaleza, Triaca está incómodo por la escalada que tuvo la polémica. Entre sus colaborado­res, antes del escándalo, proyectaba­n su estada en el minis-

terio hasta el final del mandato e incluso habían fantaseado con otros cuatro años en caso de que Macri decida ir por la reelección, en 2019. “Ahora vamos paso a paso. Hay una decisión de sostenerno­s un tiempo prudencial. No nos vamos a ir”, dijo un funcionari­o de Trabajo que durante los días calientes fue casi la sombra del ministro.

Hay sectores del oficialism­o en los que se tejen con más dinamismo las especulaci­ones alrededor del cargo de Triaca. El primero en frenar las versiones fue Santilli, quien avisó de antemano que no estaría dispuesto a suceder al ministro. Cuando Macri ganó las elecciones presidenci­ales, Hugo Moyano le sugirió al Colorado como jefe de la cartera laboral. La raíz del vínculo está en que el camionero y Santilli negociaron durante años los millonario­s contratos por la recolecció­n de residuos en la ciudad de Buenos Aires.

Sin un variado abanico de opciones, en el Gobierno no descartan echar mano del equipo de María Eugenia Vidal. Villegas, el ministro de Trabajo bonaerense, cuenta con un logro que le valió los elogios del Presidente: la caída de Juan Pablo “Pata” Medina, el líder de la Uocra platense. Sin embargo, su perfil más empresario que político no le sería favorable.

En el Ministerio de Trabajo tomó ayer fuerza el nombre de Gladys González. La senadora nacional fue la primera intervento­ra del SOMU y Macri valora su ímpetu para destronar a Omar “Caballo” Suárez. González fue la que planteó desde el inicio avanzar contra las “mafias sindicales”.

En medio de este ajedrez, el ala dialoguist­a de la CGT ya dio su veredicto: “Todo lo que venga después de Jorgito será peor”.

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