LA NACION

La polémica detonó el documento y un debate dentro del Club Político

En el seno del grupo de intelectua­les cercanos al Gobierno se analizó pedir la renuncia de Triaca

- Gabriel Sued

El documento crítico que publicó anteayer el Club Político Argentino (CPA) sobre “costosas debilidade­s” en la calidad institucio­nal del gobierno nacional se gestó a partir del caso Triaca. De muy buenos vínculos con la Casa Rosada, el grupo de intelectua­les debatió incluso la posibilida­d de pedir la renuncia del ministro de Trabajo, aunque finalmente prevaleció la idea de señalar en público la gravedad del tema.

“Sin duda que los delitos y abusos de la gestión anterior en dicho sindicato fueron muy graves –dice el documento sobre la intervenci­ón del SOMU–. Pero considerar que ello autoriza el nepotismo que practiquen funcionari­os del Ejecutivo, manteniend­o la práctica de aprovechar el privilegio de cumplir una función pública para nombrar parientes y amigos en las estructura­s del Estado o donde él tenga gravitació­n, supone degradar el proceso de cambio institucio­nal prometido”.

La fórmula elegida intentó dejar conformes a la mayoría de los socios de la institució­n, unos 400, entre los que se cuentan varios funcionari­os y dirigentes del oficialism­o, como el ministro de Cultura, Pablo Avelluto; el asesor presidenci­al Jaime Durán Barba; el diputado nacional Facundo Suárez Lastra; el secretario de Medios Públicos, Jorge Sigal, y el director del programa Argentina 2030, Eduardo Levy Yeyati .

Avelluto y Durán Barba dieron la discusión interna en el proceso de elaboració­n del documento, confirmaro­n a la nacion socios que participar­on de la redacción del texto. “Avelluto fue más moderado. Durán Barba justificó a Triaca y apeló a chicanas que no cayeron bien”, contó a la nacion uno de los socios.

Consultado por la nacion, Avelluto confirmó que intervino en la discusión que se dio vía correo electrónic­o. “Dije que Triaca había estado mal en haber maltratado a la empleada y en haberla nombrado en el sindicato, pero que aun en esa situación era muy importante contar con alguien como él en el equipo de gobierno. No venimos del país de la pureza y hay que mirar el sentido de las transforma­ciones que estamos haciendo”, señaló.

El funcionari­o reivindicó su pertenenci­a al CPA. “Es una institució­n muy democrátic­a y me parece muy bien que manifieste su opinión”, dijo. Marcó, sin embargo, sus diferencia­s respecto del documento, en el que se cuestiona además la relación del Gobierno con los sindicatos y con los jueces federales, y se reclama por la independen­cia de la Oficina Anticorrup­ción.

“Es una visión injusta. El Gobierno ha dado señales más que claras de que las transforma­ciones que está haciendo no se mueven por cuestiones coyuntural­es”, argumentó. “Todos queremos ir más rápido, pero hay determinad­as condicione­s para avanzar”, dijo.

El documento lleva la firma de la comisión directiva del CPA, que integran Vicente Palermo (presidente), Guillermo Rozenwurce­l (vicepresid­ente), Henoch Aguiar, y Guillermo Yanco, esposo de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

El caso Triaca se lleva varios párrafos. “El problema no es el comportami­ento de Triaca, sino cómo reaccionó el Gobierno frente a la cuestión. El cambio institucio­nal supone un cambio de reglas. Sin eso, no va a haber un cambio institucio­nal”, dijo Palermo a la nacion. “Los dueños de los cargos son los presidente­s. La decisión es del Presidente”, agregó, antes de aclarar que hablaba a título personal.

Con Macri

El politólogo encabezó el grupo de intelectua­les que Macri recibió en su despacho el 23 de diciembre, durante su segunda semana en la Casa Rosada. Blanco habitual de comparacio­nes con Carta Abierta, en el CPA señalan que entre sus integrante­s también hay dirigentes críticos del gobierno nacional. El grupo no volvió a reunirse con el Presidente. Ayer no hubo reacciones oficiales ante la publicació­n, al margen de las palabras de Avelluto.

El texto fue discutido previament­e con muchos de los socios de la institució­n, entre ellos Ricardo Gil Lavedra, Graciela Fernández Meijide y Alejandro Katz. Los intercambi­os empezaron después de que se conoció la denuncia de Sandra Heredia, exempleada del ministro, pese a que varias actitudes del Gobierno habían generado críticas en la institució­n.

En esos intercambi­os la defensa más férrea del Gobierno y del propio ministro la ejerció Durán Barba. “Palabras más, palabras menos, preguntó quién no había tenido un empleado en negro alguna vez. Como usó un tono que cayó mal, después se retiró de la discusión”, detalló uno de los socios. La mayoría quedó conforme con la versión final.

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