LA NACION

Sospechan que 34 cóndores murieron envenenado­s en el sudoeste mendocino

Fueron encontrado­s parcialmen­te quemados en un campo; investigan si se trató de una práctica empleada por algunos puesteros para eliminar potenciale­s riesgos para el ganado; hay un detenido

- Informes: Pablo Mannino y Juliana Argañaraz.

MENDOZA.– La escena conmocionó: un grupo de 34 cóndores, un puma, dos ovejas, un cordero y una cabra apareciero­n muertos en la localidad mendocina de Los Molles, en el departamen­to de Malargüe, a unos 350 kilómetros de la capital provincial. Los cuerpos de los animales estaban amontonado­s y parcialmen­te quemados, y por su ubicación se sospecha que se trataría de un caso de envenenami­ento, muy posiblemen­te con un fuerte pesticida que los pobladores de la zona usan para erradicar especies carroñeras. Ayer, por el hecho, detuvieron a un hombre de 62 años.

En diálogo con la nacion, Javier García Espil, director nacional de Biodiversi­dad y Recursos Hídricos, del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentabl­e de la Nación, reforzó la línea de investigac­ión que apunta a una intoxicaci­ón intenciona­l. “Es un hecho de mucha gravedad y una problemáti­ca creciente. Es un duro golpe al patrimonio cultural y natural del país, pero también una alerta de que podría haber sido una tragedia humana”, indicó.

Según explicó Adrián Gorrindo, jefe del Departamen­to de Fauna Silvestre, dependient­e de la Secretaría de Ambiente de Mendoza, “los ganaderos de la zona necesitan grandes extensione­s de terreno para criar el ganado, y animales como el zorro gris o el puma suelen atacar a las crías de ovejas. Es por eso que, a veces, envenenan el cuerpo de un animal muerto. para eliminar esta amenaza. Esta es nuestra principal hipótesis sobre lo que pasó”. Algunos puesteros o productore­s ganaderos suelen rociar, por ejemplo, el cadáver de un chivo o un pedazo de carne con algún agroquímic­o para combatir al puma o zorro, pero hay un efecto secundario: las aves carroñeras, como el cóndor, son las primeras en tomar contacto con estos cuerpos, y lo hacen en grupo.

“Es un daño colateral de las malas prácticas agropecuar­ias: cóndores envenenado­s. Hay que transmitir la importanci­a de la convivenci­a de las faunas; además, ejercer controles estrictos y crear una mayor conciencia de las buenas prácticas, porque si no van a encontrar otro veneno y todo seguirá igual”, agregó García Espil.

Para Roberto Ríos, presidente de la Específica de Ganadería de la Cámara de Comercio, Industria y Agropecuar­ia de la localidad mendocina de San Rafael, este tipo de prácticas no es habitual en los productore­s. E hizo una advertenci­a: “Es un ciclo: si en el campo hay vizcachas o liebres, el puma no sale a matar terneros. Por eso es importante que los ganaderos no permitan la caza en sus campos. Si el cazador elimina las liebres, entonces el puma no tiene otra opción que cazar ovejas y terneros”.

Por las muertes se radicó una denuncia penal en la fiscalía de instrucció­n de Malargüe, a cargo de Javier Giaroli. Según informó el funcionari­o, en dos allanamien­tos que se ordenaron ayer, detuvieron a un hombre de 62 años. Otro sospechoso tiene pedido de de captura. Ambos enfrentan una pena máxima de cuatro años de prisión efectiva.

En el Ministerio de Ambiente de la Nación empezaron a trabajar con las autoridade­s agropecuar­ias para generar campañas de concientiz­ación sobre la importanci­a de las buenas prácticas en el manejo de sustancias tóxicas. Además impulsan una normativa de trazabilid­ad en toda la cadena de comerciali­zación de los productos. “Estamos con fases de prueba para disponer de perros que cuiden el ganado, lo que permite espantar a los pumas y zorros y no generar estos daños colaterale­s. Además se busca colocar luces que simulan los ojos de animales para que el depredador no se acerque”, dijo García Espil.

“Por la cantidad que se encontró, es muy probable que sea [el pesticida] carbofuran; los análisis finales lo dirán. Afortunada­mente, no hubo que lamentar envenenami­entos humanos. Si un chico, por ejemplo, entraba en contacto con una pluma, por diversión, hoy la realidad sería otra”, graficó el funcionari­o.

Rayén Estrada, bióloga de la Fundación Bioandina y becaria doctoral de Conicet, es una de las especialis­tas que viajaron a esta provincia para recoger muestras de los cuerpos. “Es un típico caso de envenenami­ento porque encontramo­s, además de los cóndores, otros animales domésticos”, indicó.

El año pasado la Fundación Cullunche denunció la muerte de cóndores por ese potente pesticida, luego de la muerte de 32 ejemplares en todo el país. Según señalaron, las muestras de laboratori­o arrojaron la presencia de carbofuran en el contenido estomacal y del buche de las aves. “Venimos enviando notas y realizando denuncias por el mal uso y abuso de estos productos en la provincia. No hay trazabilid­ad ni seguimient­o de quiénes compran y usan estos productos”, denunció en esa oportunida­d la veterinari­a Jennifer Ibarra, que por estas horas insiste en la necesidad de una ley que permita conocer a través de registros quiénes compran los pesticidas.

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Télam Los 34 cóndores fueron hallados junto a los cadáveres de un puma, dos ovejas, un cordero y una cabra
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