Una población que está bajo amenaza por las conductas humanas
Los envenenamientos y la caza furtiva son los principales peligros
El cóndor andino –declarado monumento natural por varias provincias, entre ellas Mendoza– es una de las aves más grandes del mundo: puede medir hasta 1,20 metros y alcanzar los 15 kilos. Es, también, una especie amenazada, y las muertes que ocurrieron en Malargüe comprometieron aún más su situación.
Según la categorización del Ministerio de Ambiente de la Nación, el Vultur gryphus, según su nombre técnico, es “susceptible de pasar a la situación de peligro de extinción” y el envenenamiento es una de las causas.
“Entre las principales amenazas figura la exposición a químicos, tal como se sospecha que ocurrió en Malargüe”, explica Luis Jacome, director del Programa de Conservación del Cóndor Andino. “La segunda es la ingesta de balas de plomo a través de los animales muertos que comen, que los intoxican y mueren. En tercer orden están los disparos de balas de plomo de la caza furtiva y, por último, los choques contra cables de alta tensión”, añade. Según indica, estas amenazas pueden revertirse si se cambia el accionar humano. “Solucionando estas cuatro causas el ave dejaría de estar en peligro”, afirma.
El año empezó con 34 cóndores menos, que sumados a los 32 muertos durante 2017 suman una baja de 66 ejemplares en los últimos 13 meses. “Con esto llegamos a un récord mundial de matanza de estos animales”, lamenta Jacome.
La situación del cóndor andino es especialmente delicada porque es muy difícil para ellos reproducirse. Los ejemplares demoran 12 años en alcanzar su edad fértil y, entonces, solo pueden tener una cría cada tres años y con una única pareja porque son monógamos.
“Por eso cada adulto es tan importante y esta última matanza deja un hueco tremendo en la población silvestre”, dice.
Si bien esta ave está protegida por numerosas leyes provinciales y nacionales, indica, su conservación se mantiene en la cuerda floja. “Denunciamos estas cosas hace años –expresa–. No se logra nada, ninguna pena para los responsables. ¿Hasta cuándo se va a poder seguir así?”.