ArmANi eN el Arco de river
Debuta ante Olimpo; busca la titularidad y llegar al Mundial
Hay una foto que para los hinchas de River representa tanto un hermoso recuerdo como un pequeño dolor. Es la de Marcelo Barovero estirándose hacia su izquierda para taparle el penal a Emmanuel Gigliotti en la revancha de las semifinales de la Copa Sudamericana 2014, al minuto de juego en el Monumental. Aquella enorme intervención de Barovero es casi tan emblemática como el posterior gol de Leonardo Pisculichi que le dio a River el pasaje a la final que luego le ganaría a Atlético Nacional de Medellín. Pero también es el reflejo de una ausencia fuerte, de algo que River extraña desde la misma mañana en la que Barovero se fue al Necaxa, hace ya 629 días. Ni Augusto Batalla, ni Germán Lux, ni Enrique Bologna lograron afianzarse en la titularidad tras la ida de
Trapito. Desde entonces, el arco se volvió un puesto traumático para River. Y hoy, ante Olimpo, debutará Franco Armani, deseoso de lograr lo que Marcelo Gallardo tanto anhela: que River vuelva a tener un arquero confiable y “gana partidos”.
A los 31 años, Armani tendrá ese desafío justo en el club del que se hizo hincha cuando jugaba en los potreros de Casilda, su pago chico, la misma ciudad natal que la de Jorge Sampaoli, también riverplatense. El entrenador de la Argentina empezará a seguirlo muy de cerca desde esta noche porque Armani compite con Wilfredo Caballero y con Agustín Marchesín para ir al Mundial de Rusia como tercer arquero. Para Sampaoli, hoy el titular es Sergio Romero y Nahuel Guzmán, el primer suplente.
Tras la partida de Barovero, el arquero que lo reemplazó y que incluso más chances tuvo de mostrarse fue Augusto Batalla, a quien le tocó esa responsabilidad con apenas 20 años. Con Batalla en el arco, River ganó la Copa Argentina 2016, un torneo anhelado por todos los equipos grandes porque daba un pasaje para la Copa Libertadores 2017. Hoy a préstamo en Atlético Tucumán, Batalla dejó en claro que es un juvenil con mucha personalidad en los 51 partidos oficiales en los que le tocó atajar, pero cometió errores importantes en cuatro encuentros que lo marcaron. Dos de esos juegos tuvieron final feliz para River y por ello sus fallas quedaron algo disimuladas, aunque estuvieron lejos de pasar desapercibidas para Gallardo. Se equivocó en la jugada que derivó en el 2-2 parcial de Carlos Tevez en el superclásico que Boca ganó 4-2 en el Monumental en la primera rueda del campeonato local 2016; cometió dos errores en la final de la Copa Argentina en la que River superó 4-3 a Central en ese mismo año; también falló cuando Fernando Gago marcó el 1-2 transitorio en el clásico de mayo de 2017 en la Bombonera, aunque luego resultó clave para sostener la victoria final por 3-1. Y su último gran error fue el manotazo fallido que rebotó en la espalda de Paulo Díaz para el 2-1 de San Lorenzo en junio pasado.
Esas fallas pusieron a Batalla en el ojo de la tormenta y a su titularidad, en crisis. A mediados del año pasado llegó Lux y sus rendimientos también estuvieron por debajo de lo que esperaba Gallardo, especialmente en dos partidos puntuales: la semifinal de vuelta de la pasada Copa Libertadores, cuando regaló el primer palo en el gol de José Sand que comenzó a darle forma a la histórica remontada de Lanús; y el último clásico por la Superliga frente a Independiente en Avellaneda, donde lo expulsaron tras salir mal y fallar en el cálculo del pique de una pelota fuera del área. También recibió algunas críticas por su escasa oposición en el gol de Nahitan Nández que le dio el 2-1 a Boca en el Monumental en el último superclásico, aunque para el cuerpo técnico de River esa fue una jugada con errores previos muy puntuales y en la que lo dejaron muy expuesto y poco pudo hacer.
La falla en Avellaneda le quitó a Lux la posibilidad de jugar la final de la última Copa Argentina que River le ganó 2-1 a Atlético Tucumán, en Mendoza. En el arco estuvo Enrique Bologna, quien jugó un total de seis partidos oficiales en River. Podría decirse que cumplió porque no cometió errores marcados, aunque tampoco logró destacarse. Una distensión durante la pretemporada en Miami le quitó la posibilidad de jugar los amistosos ante Independiente Santa Fe de Bogotá, en Estados Unidos, y Boca, en Mar del Plata, en los que estuvo Lux, quien ante Olimpo será el suplente de Armani luego de haber jugado en 17 partidos oficiales desde su regreso al club tras once años en Europa.
Entre quienes sucedieron a Barovero hay que contar también a Maximiliano Velazco, quien apenas atajó un partido en River: en la caída 2-1 ante Deportivo Independiente Medellín, en el Monumental, con el equipo ya clasificado para los octavos de final de la Libertadores 2017. Hoy está a préstamo en Arsenal, pero en River en ningún momento contó con chances serias de quedarse con el puesto.
Un puesto que a partir de hoy le dará a Armani la gran posibilidad de mostrarse por primera vez en la máxima categoría del fútbol argentino. Jugó en la B Nacional en Ferro y en Deportivo Merlo, desde donde pegó el salto a Atlético Nacional de Medellín. En el club colombiano jugó siete años y se transformó en ídolo luego de dar 13 vueltas olímpicas y de protagonizar decenas de atajadas memorables. Allí lo adoraban, al punto de que le hicieron una despedida multitudinaria en el estadio Atanasio Girardot antes de su llegada a River, al que no le quedó otra que pagar los 4.000.000 de dólares de la cláusula de rescisión de su contrato porque Nacional no lo quería negociar.
Hoy será su estreno en “el arco más grande del mundo”, como lo definió alguna vez Amadeo Carrizo, quien supo ser un prócer bajo los tres palos del Monumental. Las miradas se posarán en Armani, a quien el desafío le resulta atrayente porque cumplirá un sueño: al menos, eso es lo que le dijo a Gallardo cuando el entrenador le preguntó ayer si se sentía en condiciones de debutar esta noche.