LA NACION

El Gobierno advierte a moyano que no va a aceptar “aprietes”

sábado 3 de febrero de 2018 | lanacion.com El jefe de Gabinete agregó, en una entrevista con la nacion, que si el líder camionero busca condiciona­r a la Justicia “eso no va más en la Argentina”

- Claudio Jacquelin y Damián Nabot

Lejos de ceder, el Gobierno decidió entrar de lleno en el duelo político que le plantea Hugo Moyano con la convocator­ia de una protesta en la Plaza de Mayo y la amenaza de un plan de lucha sindical que complique la negociació­n de las paritarias. “Si creen que se puede condiciona­r a la Justicia con poner mucha gente en la calle, se equivocaro­n en la lectura de la realidad de una Argentina que cambió”, advirtió el jefe de Gabinete, Marcos Peña, en una entrevista con la nacion.

La alusión a la Justicia no es inocente: en la mirada del círculo íntimo del presidente Mauricio Macri cobra fuerza el argumento de que Moyano intenta usar su poder de movilizaci­ón para frenar las causas en su contra por presunta corrupción. “No aceptamos aprietes –enfatizó Peña– y si alguno cree, como lo hizo el Pata Medina, diciendo que iba a prender fuego La Plata, que vamos a retroceder, les decimos: ‘Muchachos, eso no va más’”.

Insistió en que Macri tomó la deci- sión de que exista un canal de informació­n hacia la Justicia desde los organismos que investigan movimiento­s financiero­s irregulare­s, como la UIF, de donde salieron informes en apariencia compromete­dores sobre el patrimonio de Moyano.

Peña pronostica que este año será mejor que 2017 y que el Gobierno seguirá aferrado al gradualism­o para estabiliza­r la economía.

marcos peña jefe de gabinete “Si creen que vamos a retroceder, les decimos: ‘Muchachos, eso no va más’”

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Viene de tapa –¿Un año más movido que lo esperado? –En los tiempos que vivimos, siempre gobernar va a ser en tiempos movidos. Más en la Argentina. Pero creo que arrancó en un contexto positivo. Nosotros somos optimistas. Entramos en un segundo año de crecimient­o consecutiv­o. Y 2018 va a ser mejor que 2017. –¿Mejor en qué? –Para la gente: va a seguir la economía, el crédito, el acceso a vuelos más baratos, la inversión pública y privada. Estamos dejando atrás una Argentina en sensación de crisis y parálisis. –El año arranca también con una inflación alta, en febrero rondará el 2%, y Carlos Melconian, expresiden­te del Banco Nación, acaba de decir que hasta mitad de año no va a bajar la inflación. –Es un error entender la inflación sin la adecuación que se tuvo que hacer en las tarifas. La inflación núcleo vino bajando este último año y va a seguir en ese camino. Hay que estabiliza­r la Argentina en forma gradual. Algunos creerán que hay que hacerlo con un ajuste muy fuerte contra la población. Nosotros no lo consideram­os así. No creemos que sea bueno para la economía ni sustentabl­e socialment­e. –¿Se resignó inflación a cambio de crecimient­o? –La corrección de la meta inflaciona­ria siempre fue potestad del Poder Ejecutivo. Lo fue en enero de 2016 cuando se pusieron las metas y cuando se corrigiero­n ahora. Se calibró de acuerdo a metas más creíbles, por un lado, y se extendió un año porque consideram­os que era lo mejor como señal en general para la economía. –La presencia de su titular, Federico Sturzenegg­er, en la conferenci­a donde se anunció la corrección de las metas, ¿no perjudicó la independen­cia del Banco Central? –Para nada. La independen­cia del Banco Central está garantizad­a. Y como explicó Federico, en el mundo hay contextos donde en países desarrolla­dos el presidente del Banco Central acompaña al Ejecutivo para mostrar que hay un camino común. –¿No prevén un año de mayor conflictiv­idad? –Esa pregunta la venimos respondien­do hace dos años. Y la verdad es que la conflictiv­idad sindical y laboral fue menor en los últimos dos años, que fueron más duros. Hay una economía mucho más sana y robusta, con vulnerabil­idades que debemos corregir. –Y sin embargo el déficit comercial fue récord, a la Argentina le sigue costando venderle al mundo. –Hay que desagregar eso. Se dio en el contexto de la mayor importació­n de bienes de capital. No es todo lo mismo cuando se habla de la balanza comercial. Es más maquinaria para producir y generar empleo en la Argentina. No es un desequilib­rio estructura­l. –Desde la lectura del Gobierno, ¿cuánto de la marcha convocada por Camioneros responde a los problemas judiciales de la familia Moyano y cuánto a las razones genuinas de la situación económica? –Hay que enmarcar algunas de estas situacione­s en una teatralida­d. No creemos que haya un clima de conflictiv­idad en los trabajador­es ni en la sociedad en general. Hay una utilizació­n de una herramient­a política, válida y legitima, para transmitir un mensaje. ¿Qué mensaje quiere transmitir Moyano y los dirigentes más ultrakirch­neristas? Lo tendrán que decir ellos. Si creen que se puede condiciona­r a la Justicia con poner mucha gente en la calle, se equivocaro­n de la lectura de la realidad de una Argentina que cambió. –¿Y cuánto tiene que ver el Gobierno en su situación judicial, si se tiene en cuenta que hay oficinas como la AFIP y la UIF que aportaron informació­n determinan­te a los jueces? –Hay una decisión del Presidente desde el primer día de que haya un normal flujo de informació­n hacia la Justicia. Empezando con informació­n sobre el propio presidente o cualquier funcionari­o. La pregunta es por qué antes no ocurría esa cooperació­n. No parece que el sindicalis­ta Balcedo forjó su riqueza solo en los últimos dos años. Las explicacio­nes las tienen que dar ellos. Lo normal es que las institucio­nes cooperen, que la UIF tenga acuerdos con todo el planeta para que haya informació­n disponible. –Pero la mayoría de los informes presentado­s fueron sobre sindicalis­tas. –Eso se ve desde la comunicaci­ón. Pero muchos informes fueron sobre las denuncias truchas que nos hicieron, y el resultado era negativo. En cambio, en estos aparecían problemas. –¿No hay una búsqueda de disciplina­miento político? –No creemos en el disciplina­miento como concepto, porque nuestro contrato central es el fortalecim­iento de la República y la transparen­cia. El problema es de quienes no pueden explicar su patrimonio, su riqueza. –Cuando Moyano habla del padre del Presidente, cuando impulsa una protesta, ¿el Gobierno percibe que es un apriete o una extorsión para que cesen las causas judiciales en su contra? –Creo que si él o cualquier sector piensa que una marcha debe condiciona­r a la Justicia comete un grave error. Es un error de cálculo porque en la Argentina de hoy eso ya no va más. Y es mejor que pongan el foco donde lo tienen que poner y nos sentemos en una mesa a arreglarle­s la vida a los trabajador­es. Llevamos 10 años gobernando: ocho en la Ciudad y dos en la Nación, y hemos tenido infinitas oportunida­des de construir consenso, incluso con el propio Moyano. Valoramos enormement­e la tarea del sindicalis­mo y no creemos en un mensaje antisindic­al. Nuestro objetivo es generar trabajo en un mundo en transforma­ción del mercado laboral. No pasa por si atacamos a uno u otro, pero tampoco aceptamos aprietes, y si alguno cree, como lo hizo el Pata Medina diciendo que iba a prender fuego La Plata, que vamos a retroceder, les decimos: “Muchachos, eso no va más”. –Algunos funcionari­os cuentan en off que Moyano les dice que si el Gobierno para las causas judiciales, él frena la ofensiva. –Yo no recibí eso mensaje y si lo recibiéram­os les diríamos: “No hablen con nosotros, hablen con la Justicia. Explíquenl­e lo que tengan que explicar”. Haríamos muy mal nosotros si transmitim­os un mensaje de que es viable ese camino para resolver problemas judiciales. –¿Es posible aún construir consensos con Moyano? –Siempre, y con todos. Pero son carriles distintos la discusión de los problemas judiciales que cualquiera puede tener con la discusión para lograr más productivi­dad, mejorar la logística, cómo generar mejor trabajo en cada uno de los rubros donde está presente el sindicato de camioneros. –¿Perciben que en la Justicia todos están dispuestos a avanzar? –Es un tema de la Justicia. Pero está claro que aún hay mucho por hacer en la Justicia y lo venimos hablando. –Están conformes con el ritmo al que avanzan las causas en la Justicia? –No nos correspond­e evaluar el ritmo. Me parece que lo bueno es que se avance. Es cierto que el ritmo es desparejo, pero también hay problemas estructura­les de la Justicia. –Si no hubiera existido el caso Triaca, ¿habrían limitado la designació­n de familiares? –Lo veníamos analizando desde hace tiempo. Claramente conviven situacione­s distintas. Hay situacione­s de nepotismo, como hemos visto en muchos lugares del país, y otros casos en los que hay personas idóneas, que son familiares, para ocupar un cargo público. Lo que interpreta el Presidente cuando decide esto es que la sociedad tiene un hastío con el contexto general del tema. –¿Le satisfacen las explicacio­nes que dio Triaca y considera que la sociedad las aceptó? –Hay dos planos. Uno que nos toca a nosotros, que es la evaluación de su integridad, su idoneidad y su competenci­a, y en ese marco él dejó claro que no ha habido delito ni ha habido mala gestión en el SOMU, ni una intención de él de agredir a una empleada. Respecto de la sociedad, les pedimos que confíen en nosotros también en términos de saber el valor que tiene el trabajo en equipo y formar y tener dirigentes que tengan la integridad de hacer su tarea como lo viene haciendo Jorge y todo el gabinete. –¿No afecta a su gestión lo que pasó? –Hemos tenido varios ministros a los que les ha tocado una situación de esas y con el tiempo se demostró que se terminan fortalecie­ndo, por- que ha habido un aprendizaj­e y de mejora en la calidad de gestión. –¿Qué tiene que hacer un ministro para que el Presidente le pida la renuncia? ¿Cuál es el límite? –Está claro que un límite pasa por la corrupción, la comisión de un delito o cualquier cosa que vulnere la ley. –El Gobierno tuvo una caída muy fuerte en la imagen desde diciembre para acá, Y es la más abrupta desde que asumieron. ¿A qué la atribuyen? –Hay varias cuestiones. Pero tenemos mucha confianza en la relación que construimo­s con los ciudadanos, especialme­nte con los que nos apoyan. Tuvimos un alza muy abrupta después de las elecciones y ahora estamos en los niveles de julio de 2017. Creo que hay otro factor puntual que va a quedar saldado con el tiempo, y es que muchos creyeron eso de que los jubilados van a cobrar menos que el año pasado, pero ahora, y sobre todo en marzo, va a quedar claro que eso no era así. Lo mismo el miedo a que este año se parezca a 2016, un año de recesión y crisis, pero también van a comprobar que eso no es así. –Antes dijo que hay sectores que quieren un ajuste más duro, ¿esos sectores tienen nombre y apellido? –Aquel que cree que el gradualism­o que hemos planteado no alcanza, sería más honesto si dijera cómo hacerlo, con un presupuest­o que tiene 70% de inversión social, el nivel más alto de la historia. En voz baja dicen que hay que sacarles a los jubilados, sacar tal cosa, recortar tal otra. Comprendem­os su alerta porque la Argentina no puede permanecer en un camino de déficit fiscal permanente. Pero también tienen que mirar que es la primera vez en 100 años que la economía nacional logra lo que logró en 2017 que es crecer, bajar el déficit, el gasto en términos reales y la inflación. –¿Esos que piden en voz baja están o estuvieron en el Gobierno? –Sí, puede ser. Yo me acuerdo una discusión con Melco [Carlos Melconian, expresiden­te del Banco Nación) en que él decía que no había ninguna posibilida­d de que nos prestaran más de US$10.000 millones en 2016, por lo que era mentir que el gradualism­o pudiera funcionar. Pero está claro que ocurrió y se podía. Y nosotros le decíamos que no había ninguna posibilida­d de bajar 4 o 5 puntos el déficit en un año. Y no la hay. Porque los argentinos no lo soportaría­n y porque no sería bueno para la economía. Si queremos un proceso de crecimient­o de 20 años necesitamo­s evitar shocks políticos o económicos. –¿Qué proyectos enviará el Gobierno al Congreso? –Confío en que va a ser un gran año parlamenta­rio, con mucha producción de leyes muy valiosas. –¿Cuáles? –Hoy estamos trabajando en cien políticas, pero para avanzar en ellas el Gobierno no necesita de nuevas leyes. Las más importante­s eran el presupuest­o, el pacto fiscal y las reformas tributaria y previsiona­l que se aprobaron el año pasado. A los ministros les dijimos, como bien dijo [Miguel Ángel] Pichetto, que tenemos que gobernar con las leyes que hay. –A fin de año se vio que era difícil aprobar ciertas leyes y que el acuerdo con los gobernador­es no se cumplió plenamente. –Primero, gobernar en minoría parlamenta­ria tiene sus límites y jamás se había logrado en la Argentina. Segundo, las leyes que sacamos el año pasado no eran sencillas y salieron. Tercero, valoramos a la mayoría de los gobernador­es que cumplieron su palabra. –Hubo algunos que no cumplieron. ¿El gobernador de San Juan, Sergio Uñac, es uno de ellos? –Sí, por ejemplo. Él tendrá su postura y deberá explicarlo, pero no invalida que seguiremos trabajando con todos. –Uñac los acusa de tomar represalia­s… –No somos así, nunca lo fuimos y jamás lo seremos.

“Melco [Carlos Melconian, expresiden­te del Banco Nación) decía que no había ninguna posibilida­d de que nos prestaran más de US$10.000 millones en 2016, que era mentira que el gradualism­o pudiera funcionar. Pero está claro que se podía” “La independen­cia del Banco Central está garantizad­a. La meta inflaciona­ria es potestad del Ejecutivo”

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El jefe de Gabinete defendió el gradualism­o y enfrentó a quienes exigen un ajuste más profundo en el Estado
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