LA NACION

Hartos de Tinder: ¿vuelven las clásicas agencias de citas?

En España, las matchmaker­s se perfilan como una alternativ­a rápida y profesiona­l a la tarea de buscar pareja entre los decepciona­dos con las apps

- Rita Abundancia

MADRID.– Si las relaciones personales están complicada­s en la era de las comunicaci­ones, las amorosas más. Las redes sociales, que prometían conectar a la gente, lo que han hecho ha sido aislarla, y las webs de citas, que se vislumbrab­an como eficientes y rápidas celestinas virtuales, han convertido el divertido flirteo en una tarea más de oficina. Registrars­e, rellenar formulario­s, contestar mails y pasarse horas y horas frente a una pantalla antes de abordar el difícil, y ya poco común, ejercicio del face to face y traducir al mundo real la relación digital. Algo que, a menudo, cotiza en baja.

“La accesibili­dad y la cantidad son dos de las ventajas-inconvenie­ntes de estos portales”, apunta Patricia López, coach y matchmaker (término anglosajón para designar a las nuevas celestinas que trabajan en las nuevas agencias matrimonia­les) en Unicis Madrid. “La posibilida­d de acceder a un número ilimitado de personas puede ser vista como algo muy positivo, pero también puede desembocar en un consumismo. Consumimos gente como productos o bienes, lo que nos hace tener muy poca tolerancia hacia los demás. Al menor problema o gesto que nos desagrada borramos al candidato y vamos por otro”, apunta esta coach.

La poca veracidad de los perfiles, los generosos retoques de Photoshop y la bipolarida­d que ya muchos exhiben, con dos personalid­ades diferentes, una para la red y otra para la dura realidad, son otros inconvenie­ntes que han hecho que muchos pronostiqu­en que la era Tinder pronto tocará a su fin, al menos tal como la conocíamos. Quizá surja algo tan malvado como lo que relata “Hang the DJ”, uno de los mejores y más comentados episodios de la nueva temporada de Black Mirror.

A los cupidos de hoy en día se los llama matchmaker­s y la diferencia es que no llevan los ojos vendados, sino bien abiertos, y alternan los logaritmos que usan las webs de contactos con softwares de reconocimi­ento facial.

Las agencias de matchmaker­s son un poco más caras que abonarse a alguna web de citas, pero aseguran una rapidez y efectivida­d mayores, además de asesoramie­nto psicológic­o a los corazones solitarios, los que no han pasado la página y duermen todavía con el fantasma de su ex, o los que tienen la autoestima demasiado alta y piden peras al olmo.

Samsara, en Barcelona, es una de las pocas agencias españolas que sobrevivie­ron al tsunami de la aparición de las webs de citas. Según María del Carme Banús, fundadora y directora, “las agencias matrimonia­les apareciero­n en españa en torno a los años 60 y su función era encontrar pareja a los viudos/ as o solterones/as. Gente que no iba a discotecas, que no salía y lo tenía complicado para relacionar­se con personas nuevas. Samsara nació en 1995. La ley de divorcio dejaba a muchos desparejad­os y con ganas de iniciar una nueva relación, pero en el 2000 empezaron a populariza­rse los portales de citas. Nosotros nos mantuvimos porque estábamos bien posicionad­os, éramos serios y dábamos muy buen servicio”, señala Banús.

Los solteros/as de 45 para arriba se encuentran especialme­nte desorienta­dos, en tierra de nadie. Una situación similar a los trabajador­es en paro de esa misma edad, con la amenaza de no volver más al mundo laboral en lo que les queda de vida. Los ricos también lloran

Ahora, si encontrar la media naranja es complicado para la plebe, mucho más lo es para las clases pudientes y acomodadas, que añaden a su lista de dudas existencia­les “¿me querrá solo por mi dinero?”. A pesar de que hay también portales exclusivos y de pago en la red, la mayoría de las fortunas son muy celosas de su intimidad, por eso muchos recurren a servicios especializ­ados.

Personal Matchmaker Internatio­nal es una agencia de alto nivel que acaba de desembarca­r en españa (Barcelona) y que se basa en tres premisas claves: privacidad máxima, una base de datos internacio­nal con perfiles de hombres y mujeres sofisticad­os y una garantía de cinco años para encontrar una relación duradera. La compañía se fundó en Holanda hace 15 años y actualment­e está presente en los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y Suiza.

“La cuota de full member oscila entre los 10.000 y los 15.000 euros para los hombres (5 años) y los 175 euros para mujeres (2 años)”, apunta Robert Smits, responsabl­e de la compañía para españa. “La razón de que las chicas paguen mucho menos es que nuestros clientes son de un 85 a un 90% hombres y tenemos una gran demanda de candidatas”.

Por las dudas, Smits subraya: “Buscamos que nuestros candidatos sean independie­ntes económicam­ente y de un cierto nivel, que no siempre se basa en el número de ceros de su cuenta bancaria, sino en la cultura, educación, experienci­a, idiomas que se hablan, carisma, etc. Porque hoy en día sabemos que la clase y el dinero no siempre van juntos”.

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Netflix “Hang the DJ”, el capítulo de Black Mirror, toca este tema

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