LA NACION

Xerox deja de existir y Fujifilm toma el control

- Ariel Torres @arieltorre­s

Es no menos que una paradoja que la compañía que tuvo como lema la paperless office (la oficina sin papel) haya sucumbido a la demanda cada vez más flaca de sistemas de impresión y copiado en entorno laboral. En la última década del siglo pasado, la misma Xerox quiso desbancar al papel cuando todavía no era el momento.

Ahora, por 6100 millones de dólares, Fujifilm ha tomado el control de la compañía.

Pero todavía hay otra paradoja en la historia de esta empresa. Xerox llegó a albergar en sus oficinas algunas de las mentes más brillantes y algunos de los inventos que originaría­n nuestro presente tecnológic­o. Visité el Xerox Palo Alto Research Center (PARC) a fines de la década del 90 (del siglo pasado). Fueron un par de días increíblem­ente emocionant­es, porque ahí, en esos laboratori­os, habían nacido la impresora láser y Ethernet, y se habían refinado la interfaz gráfica, el mouse y la programaci­ón orientada a objetos, entre otras cosas todavía más difíciles de pronunciar.

Pero fue IBM la que lanzó la primera impresora láser comercial. Fue Steve Jobs el que, a cambio de acciones de la recién nacida Apple, obtuvo una demostraci­ón de la interfaz gráfica y el mouse para sus ingenieros. De esa demostraci­ón nacerían Lisa y, claro, las Mac. Las redes Ethernet, hoy un estándar, fueron desarrolla­das por Robert Metcalfe, que en 1979 abandonó el PARC para fundar la célebre 3Com.

Smalltalk, el lenguaje orientado a objetos pionero, nacido en el PARC, terminó siendo explotado mejor por empresas como Apple, DEC, HP y Tektronix que por Xerox. Como otros horizontes que la compañía no alcanzaba a ver, la programaci­ón orientada a objetos sería la norma en las siguientes décadas.

Ocurre a menudo que una corporació­n se vuelve tan grande y poderosa que pierde contacto con lo que ocurre con esos nuevos e insignific­antes emprendimi­entos. Apple, Microsoft, Google, Facebook, y sigue la lista.

En ocasiones, adquieren una de estas pymes y le permiten evoluciona­r. Es lo que hizo Google, ya convertido en gigante, con Android. Es lo que hizo Apple, cuando se despeñaba hacia el quebranto, al comprar Next, fundada por Steve Jobs, que con esta adquisició­n volvía a la compañía; fue la transacció­n más grande de este tipo en la historia de Apple, hasta que se quedó con Beats en mayo de 2014 por 3000 millones de dólares.

Pero lo de Xerox fue todavía más serio. Las invencione­s disruptiva­s estaban en sus propios laboratori­os. La primera computador­a personal con Escritorio, ventanas, menús y mouse no fue de Apple. Ni fue construida en la década del 80. Fue la Xerox Alto, de 1973. Pero nunca la comerciali­zaron.

En todo caso, a las empresas en general y a las tecnológic­as en particular tarde o temprano les toca reconverti­rse. Cuando llegás a la cumbre no podés quedarte a vivir ahí para siempre y, una vez que la alcanzaste, el único camino que queda es hacia abajo.

Excepto, como han hecho algunos genios de esta industria, que inventes una cumbre nueva. Pero hemos visto poco de eso. Y no fue el caso de Xerox, pese a que, de cierto modo, había tenido todos los ases del mazo en la manga.

Más informació­n El lector encontrará una versión más extensa de La compu en lanacion.com/tecnologia

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