Acunar en incubadoras: les cantan a bebés prematuros para favorecer su desarrollo
vínculo temprano. En neonatología, las voluntarias reemplazan los ruidos de las máquinas por canciones y el contacto corporal
En 2012, cuando faltaban pocos días para Navidad, la cantante Sari Cucien fue a la maternidad del Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (Suther) a dar un recital. Cuando terminó, mientras su banda guardaba los instrumentos, le propusieron pasar por neonatología.
Esa primera vez que les cantó canciones de cuna a los prematuros le produjo un impacto enorme. “Cuando salí, la persona que me había llevado me preguntó: ‘¿Vos te diste cuenta de lo que pasó?’. Le dije que no, que había estado muy concentrada en cada bebé. Y entonces me explicó que los que estaban llorando se calmaron; que habían dejado de sonar las chicharras de las máquinas; que el médico, que no iba a venir, salió a ver qué pasaba, y que las enfermeras que no se llevaban bien estaban todas abrazadas llorando. ‘Wow, acá pasó algo’, pensé”, recuerda Sari.
Para ella, había comenzado un camino sin retorno; el resto fue “obra del destino”: su profesora de canto, Mauge Manigot (quien venía trabajando con bebés y sus mamás), la contactó con la psicóloga y profesora de expresión corporal Inés Vocos, con experiencia en el vínculo con prematuros, y las tres artistas y terapeutas decidieron hacer algo juntas.
Así, en 2014 crearon Acunar, un programa que fomenta la salud y el buen desarrollo de los prematuros internados en neonatología a través del canto y de técnicas de contacto corporal consciente. Desde ese momento, las voluntarias asisten una vez por semana al Hospital Municipal de Morón, cuya maternidad centrada en la familia les abrió sus puertas.
¿Qué efectos terapéuticos tiene el canto en los prematuros? Inés, que es practicante de la técnica Body Mind Centering, enumera algunos: facilita la regulación de la frecuencia cardíaca y el tono muscular; reduce el estrés, lo que favorece su capacidad de alimentarse y de aumentar más rápidamente de peso y también que puedan relajarse y dormir mejor, incidiendo positivamente en el desarrollo de su sistema respiratorio, cardiovascular, neurológico, metabólico e inmunológico.
“Teníamos conciencia de que son una población muy sensible y que en los hospitales había grandes avances en lo que es su supervivencia, pero a la vez veíamos que la dimensión psicológica no estaba siendo tenida en cuenta”, explica la psicóloga sobre los comienzos de Acunar.
Eso le había quedado en claro en su primer contacto con el mundo de la neonatología, cuando, en 2006, hizo una pasantía en una maternidad de Avellaneda. En ese entonces, le llamó la atención cómo varias de las condiciones del lugar no eran las más favorables para el buen desarrollo de los prematuros: se los dejaba llorar; había pocas enfermeras para atenderlos; la luz era muy fuerte, y el insistente sonido de los monitoreos cardíacos les generaba estrés.
“Además, no había sensibilidad en la manera en la que se los tocaba y movía: parecían pollitos, no bebés de 700 gramos o 1 kilo”, cuenta. “Pensé que lo que hacía falta eran canciones de cuna en lugar del ruido de las máquinas, y personas que los pudieran tocar con un amor y sensibilidad particulares”.
Lo que más conmueve a Mauge del trabajo de Acunar es la “conexión” que se produce a través del contacto amoroso y del sonido, que se transforman en herramientas de salud. “En este espacio tan sensible que es la neo, se hace inmenso el impacto. El objetivo es que esas herramientas ancestrales y de la sabiduría humana vuelvan a estar en el plano que se merecen, que es muy poderoso”, señala.
Trabajar con las mamás
Más allá de los bebés, Acunar pone el foco en las madres y el equipo médico. “Para las mamás que están en neonatología, las cosas no salieron como lo esperaban. Muchas veces no pueden tocar a sus bebés, o pueden hacerlo siguiendo toda una serie de cuidados. Por eso, cuando están en la incubadora, el canto es otra forma de abrazarlos y hacerlos sentir contenidos”, subraya Inés.
Según las fundadoras de Acunar, es fundamental fortalecer el vínculo temprano de las mamás con sus hijos, para su sano desarrollo físico y psicológico. “Buscamos que aprendan que su voz es un herramienta muy poderosa para regular a los bebés: ellos se tranquilizan cuando les cantan y ellas también”, asegura la psicóloga.
Así, el canto se convierte en un medio de comunicación fundamental, por el que les llevan a sus bebés un sonido (la voz materna) que estos reconocen desde el cuarto mes de embarazo.
Por otro lado, con los médicos y las enfermeras, se busca generar espacios para reducir el estrés y que tengan una mayor empatía con los niños, lo que produce efectos positivos para todos.
“Lo que nos dicen las enfermeras y las mamás es que Acunar humaniza el espacio. Si bien en la maternidad a la que vamos se trabaja muy bien con la familia, las madres se quedan tranquilas porque cuando ellas no están estamos nosotras cantándoles a sus hijos. Aunque vamos una vez por semana, hay un registro de que estamos presentes”, sostiene Vocos.
Y concluye: “El efecto es multiplicador: las enfermeras que antes les cantaban bajito a los bebés ahora les cantan más, y también los otros médicos. Se va abriendo un espacio en que la gente se siente habilitada y se anima a hacerlo. Lo importante no es cantar bien o mal, sino que el sonido acompañe el estar juntos”.