Excluidos
No dudo y mucho menos cuestiono la tarea pastoral del papa Francisco y su persistente cruzada por recuperar almas descarriadas, logrando tal vez que Milagro Sala, el Caballo Suárez, el Pata Medina, Julio De Vido o Cristina Kirchner logren el perdón para sus innumerables pecados de corrupción y un descarado aprovechamiento de los más pobres. Me inclino a pensar que las mismas intenciones lo llevarán a priorizar a los violentos como Hebe de Bonafini, Guillermo Moreno o Juan Grabois, menospreciando –por considerarla quizá de un talante ético y moral que no necesitaba de sus bendiciones– a Margarita Barrientos, desatendiendo también a familiares de las víctimas del terrorismo subversivo de los 70. También es posible que su tarea consiga que un sanguinario dictador cubano al que visitó en su casa algún día, y luego de una larga estadía en el purgatorio, logre llegar al cielo. Es probable que la laboriosa cruzada del Santo Padre logre el milagro de que muchos de los que lo visitaron y que tienen vínculos con la corrupción retomen la buena senda, pero de lo que estoy seguro es de que sin perder su fe en Dios son millones –y sufren por ello– los católicos argentinos que se sienten discriminados, excluidos, ignorados y ahuyentados. Alejo Uribe
DNI 6.259.301