Nick Foles, un héroe que pasó del ostracismo a la cima del mundo
Empezó la campaña como suplente y terminó guiando a Philadelphia Eagles a ganar el primer Super Bowl en su historia
Apenas van 10 minutos de partido y el estadio entra en ebullición cuando en la pantalla gigante transmite extractos de Rocky Balboa (el icónico personaje que construyó Sylvester Stallone para Hollywood) y su banda sonora de fondo intercalados con imágenes de los jugadores de los Eagles. La épica alegoría del boxeador que se cae mil veces y vuelve a levantarse otras tantas para derrotar a un adversario superior es tan vieja como el deporte mismo y sigue emocionando y desafiando las fronteras de la razón cada vez que se repite.
En el Super Bowl LII fue Nick Foles quien encarnó el papel de héroe al liderar a Philadelphia Eagles a la victoria 41-33 ante los multicampeones New England Patriots y eclipsar a Tom Brady, el hombre récord. El quarterback había pasado toda la temporada regular calentando el banco de suplentes y terminó dándole a su equipo el trofeo Vince Lombardi por primera vez en una actuación soberbia que le valió el premio al jugador más valioso del partido (MVP).
Foles se pasó todo el año viendo cómo el joven Carson Wentz (25 años) se transformaba en la sensación de la NFL. Sin embargo, una rotura de ligamentos cruzados lo dejó fuera de acción a tres fechas del cierre de la temporada regular y Foles saltó a escena. Empezó jugando de manera conservadora pero efectiva y fue tomando confianza partido a partido. En el Super Bowl, explotó en su máximo esplendor.
Tres pases de tocuhdown, una anotación como receptor en una jugada de engaño (que luego New England quiso emular pero Brady dejó caer la pelota), 373 yardas, una intercepción no adjudicable a él. Números que reflejan una actuación quirúrgica y permiten develar la historia que escondía este jugador que en pocas semanas pasó de estar en el ostracismo a la cima del mundo.
“Hay muchos chicos viendo el partido en este momento y soñando con que, algún día, van estar en mi lugar”, dijo Foles al recibir el MVP. “Estar aquí con mi mujer, mi hija, mi familia, mis compañeros, esta ciudad… es una bendición”.
Luego de un inicio rutilante, la carrera de Foles parecía haber quedado en el ostracismo. Seleccionado por Philadelphia en la tercera ronda del draft de 2012 (88ª posición en total), saltó a la titularidad en su segundo año ante la lesión de Michael Vick y tuvo un impacto inmediato, alcanzando el récord de siete touchdowns en un partido (marca compartida con otros siete jugadores). Pero se lesionó a mediados de la campaña siguiente y fue transferido a St. Louis Rams, donde no tuvo mucho éxito. Tampoco le fue bien en Kansas City Chiefs y hasta pensó en el retiro, pero regresó a Philadelphia para ser suplente del fulgurante Wentz.
En la semana previa, Foles contó que quería convertirse en pastor algún día y que había empezado a estudiar en un seminario teológico. “No puedo jugar al fútbol para siempre”, había dicho. “Fui bendecido con una profesión increíble y es una puerta que Dios ha abierto, pero todavía tengo muchas lecciones que aprender y un gran viaje por delante”.
Lo más sorprendente fue la frialdad con la que Foles manejó la ofensiva en la serie ganadora. Con 9m por jugar, New England había pasado al frente por primera vez (33-32) y Brady parecía estar en su salsa. Pero la posesión volvió a manos de Foles, quien comandó una serie que incluyó 14 jugadas en 7m para cubrir 75 yardas, incluida la conversión de un cuarto down que podría haber sentenciado el partido. Foles mantuvo la serie viva con un pase preciso a Zack Ertz, el mismo receptor que recibiría el touchdown que les permitió adelantarse 3833 con sólo 2m21 por jugarse.
Brady tuvo una oportunidad más de agigantar su mito, pero por una vez la defensa de Philadelphia respondió. En un partido en el que ambas ofensivas prácticamente hicieron lo que quisieron (las 1151 yardas totales marcaron un nuevo récord para la gran final), Brandon Graham le birló la pelota a Brady y los Eagles recuperaron la posesión, propiciando el gol de campo que sentenció el partido. Brady buscaba extender su récord absoluto de cinco Super Bowls y convertirse en el más longevo en lograrlo, a los 40.
Paradójicamente, el último quarterback que había empezado la temporada como suplente y terminó liderando a su equipo hacia el título había sido Tom Brady. Su leyenda comenzó a forjarse allá por 2001, cuando sustituyó al lesionado Drew Bledsoe para llegar a lo más alto. La carrera de Foles también tiene reminiscencias con la de su entrenador Doug Pederson (50), quien como jugador permaneció 14 años en la NFL, siempre como quarterback de reserva. La ascendencia que tuvo sobre Foles, además de su capacidad estratégica y su osadía en situaciones críticas (como aquel cuarto down o el touchdown que recibió Foles), resultó un factor clave en la exitosa campaña.
Es difícil predecir qué será del futuro de Nick Foles. Wentz afirma que estará recuperado para el inicio de la próxima campaña (en septiembre) y es de esperar que recupere la titularidad. Por valioso que sea tener a un quarterback de reserva como Foles, ante la carencia de este puesto en varios equipos es mucho más probable que los Eagles aprovechen su reputación para obtener algún jugador de primer nivel a cambio. Y Foles se ganó el derecho de reclamar un contrato varias veces superior a los 5,5 millones de dólares anuales que vale el vigente.
Con la camiseta que sea, Foles ya entró en la historia grande de Filadelfia. Al nivel de Rocky.