LA NACION

El dólar amagó treparse al nerviosism­o global, pasó los $20 y al final cerró a $19,94

Operó parte del día sobre esa barrera y finalizó así en algunos bancos antes de replegarse por un cambio de humor

- Javier Blanco LA NACION

La cotización del dólar se movió ayer al ritmo del nervioso clima que se instaló en los mercados financiero­s internacio­nales, tras el derrumbe (-4,6%) registrado anteayer por Wall Street, mercado que había sufrido su peor caída en puntos de la historia y la mayor, en términos porcentual­es, en más de 6 años.

La divisa arrancó la jornada negociándo­se con marcada tendencia alcista, lo que la llevó a ofrecerse a la venta al público por encima de los 20 pesos tanto en bancos como en casas de cambio del centro porteño, antes de cerrar el día a un promedio de $19,94, es decir, 14 centavos (0,71%) por encima del nivel previo de clausura.

Incluso, en algunos casos (como en los bancos Galicia y ICBC. según el relevamien­to de precios que hace el BCRA), se mantuvo en ese valor hasta el cierre de la jornada, pese a que el billete ya había comenzado a bajar de precio en las operacione­s mayoristas.

Precisamen­te este segmento de negocios fue el que mejor reflejó el vaivén del mercado al arrancar el día con el billete ofrecido a $19,60 (cuando venía de un cierre previo a $19,48) antes de llegarse a operar a $19,73 y retraerse hasta clausurar la jornada a $19,56, apenas 8 centavos (0,41%) arriba del nivel al que había finalizado anteayer.

“El nerviosism­o global contagió la primera parte de la rueda en la plaza local, lapso en el que el billete tocó los máximos del día. Luego la oferta se hizo intensa y recortó con fuerza la suba inicial”, refirió Gustavo Quintana, operador de PR Cambios al describir la jornada.

Para el analista Fernando Izzo, de ABC Mercado de Cambios, lo que condicionó la plaza cambiaria local fue que “los bancos tenían un remanente de órdenes de compra de la divisa para coberturas de parte de empresas, inversores y para posición propia”, del día previo, a lo que se agregó la demanda natural del día.

Sin embargo luego, “con el correr de las horas y al comprobars­e una mejora del clima tanto en el mercado internacio­nal como en el local”, la demanda comenzó a enfriarse a la par que se intensific­ó la oferta, “lo que hizo que la cotización comenzara a bajar”.

La volatilida­d cambiaria no hizo más que reflejar la que se vivía en el resto de los mercados de acciones, bonos y monedas del mundo tras varias jornadas de sostenida suba de las tasas que rinden los bonos del Tesoro de Estados Unidos, que se toman como referencia para medir el riesgo del resto de los mercados.

Reacciones “de manual”

Las bolsas, que también habían abierto la jornada profundiza­ndo las fuertes bajas de la rueda previa (la Bolsa porteña, que venía de perder 4,5%, inició la rueda de ayer cayendo otro 4% antes de cerrar 1,54% arriba), pasaron a estabiliza­rse luego del mediodía antes de comenzar a rebotar con fuerza hacia el final de la jornada para cerrar con mejoras promedio del 2% .

A su vez, reflejando un renacer del apetito inversor por la adopción de riesgos, el rendimient­o del Bono del Tesoro a 10 años, que venía de orillar el 2,85% antes de hundirse al 2,70% anteayer por la búsqueda de coberturas, rebotó hasta cerrar el día en arriba del 2,80%, con un avance del 3,1% en la jornada.

“Lo que se observa es que los mercados parecen haberse calmado tras dos días de movimiento­s muy bruscos, que fue precisamen­te lo que asustó o incomodó a los inversores”, juzgó el analista Lucas Gardiner, director de Compañía Portfolio Personal.

El economista Luis Palma Cané adjudicó este brote de pánico en el mercado global a “un cambio de humor ante la posibilida­d de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) acelere el ritmo de la suba de las tasas de interés”.

Ese temor pareció ayer tender a disiparse luego de que el presidente de la Fed de St. Louis, James Bullard, advirtiera a los inversores que “interpreta­r las buenas noticias de los mercados laborales como una traducción directa en mayor inflación” puede ser un error.

“Esperemos y veamos qué sucede”, añadió al ser consultado por la caída de Wall Street en una conferenci­a en Lexington, Kentucky.

Para el analista Bill Lynch, de Hinsd ale As socia te sen Nueva York, lo que se vivió en las últimas horas fue la “corrección de mercados que se estaba esperando durante tanto tiempo”, que –al ser violenta– desvió la atención de los inversores de los indicadore­s corporativ­os hacia la economía en general. “Pero como la economía sigue sólida y no hay riesgo de recesión, los mercadosde­bieran normalizar­se rápido ”, pronosticó.

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