LA NACION

Pedirán que el policía Chocobar sea sobreseído

Justificó la acción de un oficial de la Federal que disparó en un operativo

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Sus abogados plantearán la legítima defensa y se prevé que la fiscalía coincidirá.

La discusión sobre la legítima defensa ante la sospecha de una amenaza inminente que, una vez concluido el hecho, no se verifica como tal fue objeto de un reciente fallo de la Cámara de Casación en el que se confirmó la absolución de un policía federal que, en un operativo, mató a un sospechoso que supuestame­nte tenía en sus manos una réplica de un arma de fuego armada con caños metálicos soldados.

El suceso en cuestión se produjo el 15 de febrero de 2012. El Grupo Especial de Operacione­s Federales (GEOF) debía irrumpir, a las 6, en la casa 278 del Barrio Mitre para detener a Vittorio Ítalo Ismael Tapia y secuestrar armas y municiones. Al entrar en uno de los cuartos, y luego de haber advertido que lo haría a viva voz y de haber pedido que quien estuviera dentro alzara las manos, el oficial Rodrigo Alejandro Valente le disparó con su Sig Sauer calibre 5.56 a un hombre que estaba incorporán­dose en la cama y que, según él vio, enarbolaba algo que parecía un arma de fuego. El proyectil alcanzó en el abdomen a Alan Tapia, que a diferencia de su hermano Vittorio carecía de antecedent­es, era estudioso y no era violento, según se lo describió.

Valente fue a juicio y el 5 de septiembre de 2013 un tribunal, en fallo dividido, lo absolvió al considerar que las circunstan­cias (la imposibili­dad de determinar en un instante el grado de la amenaza que intuía) lo llevaron a cometer un “error insalvable”, que, no obstante, no bastaba para poner en duda que había actuado en “legítima defensa”.

La querella, al apelar, había afirmado que “jamás hubo legítima defensa” por “no haber existido ofensa previa y menos racionalid­ad del medio empleado”. Los fiscales habían hecho hincapié en la “posición de amplia superiorid­ad” que favorecía a Valente y en el hecho de que “había tenido alternativ­as menos lesivas para evitar la [eventual] agresión que le hubieran dado tiempo para lograr más informació­n sobre la situación y así vencer el error en el que podría haberse encontrado” en cuanto a la réplica del arma.

Los jueces de la mayoría exculparon a Valente. Considerar­on que “en las circunstan­cias fácticas expuestas no podía exigirse jurídicame­nte al encartado que verifique si el objeto que vio esgrimir a Tapia era o no un arma y, en su caso, cuáles eran sus condicione­s de funcionami­ento” y que el policía “no tenía otra alternativ­a más que neutraliza­r la agresión”.

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