Sin tregua en Siria, la guerra recrudece con más de 300 muertos Pacto quebrado
EE.UU. respondió a una ofensiva del gobierno de Al-Assad con un bombardeo
BEIRUT.– Cuando el año pasado culminó la expulsión de los jihadistas de Estado Islámico (EI), parecía haber terminado la etapa más cruel de la guerra en Siria. Pero el recrudecimiento de los combates de las fuerzas del gobierno de Bashar al-Assad contra los rebeldes sirios y los ataques aéreos lanzados ayer por la coalición conducida por Estados Unidos contra las fuerzas del gobierno mostraron que el conflicto está aún muy lejos de apaciguarse.
La de ayer fue la jornada más violenta en la región desde octubre pasado, cuando los jihadistas de EI perdieron su bastión en Raqqa.
Las fuerzas gubernamentales habían iniciado el lunes violentos bombardeos contra el feudo rebelde en Ghouta Oriental, que dejaron más de 210 civiles muertos y centenares de heridos, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
La aviación norteamericana respondió ayer con un ataque aéreo contra las fuerzas de Damasco que dejó un centenar de combatientes muertos, informaron autoridades y medios.
El ataque ocurrió ocho kilómetros al este del río Éufrates, que divide las zonas controladas por el gobierno de Al-Assad, con el apoyo de Rusia, de la zona bajo control de los aliados de Estados Unidos, principalmente milicias kurdas que coordinan a otros grupos rebeldes, dijo la coalición en su comunicado.
Una fuente militar estadounidense citada por la cadena de noticias CNN dijo que el ataque dejó unos 100 muertos entre las tropas del gobierno sirio. La fuente no fue identificada.
La prensa estatal siria y Rusia, aliado de Damasco, condenaron el ataque norteamericano, que agrega otra capa de complejidad a una guerra devastadora con múltiples actores internacionales que está volviendo a caer en una nueva espiral de violencia.
El gobierno sirio hizo un pedido formal ante la ONU para que el Consejo de Seguridad condene la “nueva masacre” de Estados Unidos en su territorio, algo poco posible, ya que Washington posee poder de veto en ese órgano.
Como si el escenario no fuera lo suficientemente complejo, los presidentes de Rusia y Turquía, Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan, respectivamente, conversaron ayer por teléfono y se comprometieron a profundizar la coordinación de sus tropas y fuerzas especiales desplegadas en Siria, según informó el Kremlin, citado por la agencia de noticias Xinhua.
Hasta hace unas semanas, Rusia y Turquía peleaban en dos bandos claramente opuestos: el primero, con el gobierno sirio, y el segundo, con la oposición.
Pero ahora han encontrado un enemigo común en la lucha contra los kurdos, que se vieron fortalecidos tras la derrota de los terroristas de Estado Islámico.
La devastadora guerra entre grupos insurgentes y el gobierno sirio, que lleva casi ocho años, dejó ya un saldo de unos 400.000 muertos y unos 12 millones de desplazados o refugiados.
Luego de que la intervención rusa lanzada en 2015 ayudó a inclinar la balanza del lado del gobierno de Al-Assad, los insurgentes quedaron mayormente circunscriptos a la zona de Ghouta Oriental, a las afueras de Damasco, y a la norteña provincia de Idlib.
El Éufrates es, desde hace meses, la línea de división entre el área del oeste, controlada por la alianza de Moscú, Damasco y Teherán, y el este, bajo control de los kurdos, apoyados por Washington.
Rusia y Estados Unidos acordaron en meses pasados crear a lo largo del Éufrates una zona de “cese de conflicto”, donde ninguno de ellos podía dirigir operaciones de sus respectivos aliados.
Pero esta semana, ante el avance de las fuerzas de Al-Assad, la aviación de la coalición decidió lanzar sus ataques.
El enfrentamiento ocurre en plena escalada de la tensión entre Washington y Damasco por el presunto uso de armas químicas por parte del régimen sirio y una milicia aliada.
En este contexto, el Consejo de Seguridad de la ONU tenía prevista ayer una reunión a puertas cerradas para abordar una tregua humanitaria de un mes reclamada por los representantes de las agencias de la ONU con base en Damasco.
En efecto, los civiles son quienes continúan pagando el enorme tributo en esta guerra desencadenada en marzo de 2011.