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PLATENSE TRANSITA LA B METROPOLIT­ANA, UNA CATEGORÍA EXTRAÑA PARA SU HISTORIA DE 73 AÑOS EN LA A, DE LA QUE CAYÓ EN 1999

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El ascenso es una minoría en la vida de Platense: el club pasó 73 de sus 112 años de existencia en la primera A. Su última experienci­a en la elite, entre 1976 y 1999, convirtió al Calamar en un sobrevivie­nte que escapaba, con mayor o menor holgura, del descenso. “Todos nos llaman «el fantasma del descenso», pero Platense de primera no se va, todos los años aparece un pichi nuevo y al descenso lo tenemos que mandar”, se habían acostumbra­do a cantar los hinchas al ritmo de la cortina musical de “Feliz Domingo”. Hasta que el equipo de Vicente López perdió el estatus.

Las últimas dos décadas estuvieron impregnada­s por la tristeza de naufragar por categorías a las que por historia no pertenece. Tocó fondo en 2002, cuando por primera vez bajó a la B metropolit­ana. En la temporada 2005/2006 fue campeón, ascendió y acarició el retorno a la A en 2006/2007, pero perdió la final del reducido contra Tigre. La frustració­n desató la debacle. Platense quedó penúltimo en la tabla de promedios de 2009/2010, regresó al tercer escalón y desde hace ocho años intenta sin éxito dar el primer paso para encauzar su vuelta a la máxima categoría.

Pero esta campaña podría ser el puntapié inicial para consumar su sueño: el conjunto marrón y blanco ganó sus últimos seis partidos y lidera con 40 puntos, dos por encima de Estudiante­s, de Caseros. El último sábado se adueñó de la punta con su 2-1 a Atlanta en uno de los clásicos del certamen y casi 7000 fanáticos estallaron de alegría: “Daría la vida por un campeonato, volver a la A”, entonaron.

“Obviamente, el primer paso es salir de esta categoría y el sueño es volver a ver a Platense jugar contra River, Boca, Huracán, San Lorenzo, Racing, Independie­nte, los equipos de elite. Pero bueno, hay que saber que hoy nos toca vivir esta situación”, reflexiona Daniel Vega. “Trapito”, contador público y periodista deportivo, es el capitán, y anteayer se convirtió en el máximo goleador de la historia del club marrón, con un tanto en la victoria por 2-1 frente a Sacachispa­s.

Vega atraviesa su quinta etapa en el club. Pieza fundamenta­l del equipo campeón en 2006, admite que la paciencia es una virtud necesaria para cumplir el objetivo: “Aún no llegamos a la etapa crítica del campeonato. Fue en ella cuando salió a flote aquel equipo. Estamos muy bien encaminado­s, pero todavía no llegó el momento como para demostrar si estamos preparados para ascender”, advierte el delantero.

La presencia de Facundo Curuchet, que en 2010 debutó en la primera con la camiseta de Colón y en agosto último firmó su contrato con Platense, es uno de los argumentos que edifican la ilusión calamar. Ovacionado cuando la voz del estadio lo presenta, es el máximo artillero de la campaña, junto a Vega, con siete goles, y el artífice de varios suspiros en una tribuna que repite que a Curuchet le sobra como para la B metropolit­ana.

“Los primeros partidos me costaron, pero logré adaptarme rápido. Esto es diferente a la primera A, es una categoría muy dura”, admite el nuevo referente marrón.

Los nombres propios jerarquiza­ron la estructura de Platense. Fernando Ruiz, que en 2015 ascendió en Almagro, lo conduce técnicamen­te. El ex arquero de Racing Jorge de Olivera se erigió en una de las figuras por la seguridad que brinda y Hernán Lamberti, de largo recorrido por el ascenso, se hizo patrón en el mediocampo. “Cuando llegué, mucho no me conocían, porque hice la mayor parte de mi carrera en clubes del interior. Pero de a poquito fueron dándose las cosas de la mejor manera y la gente está más tranquila”, explica el volante sobre el equilibrio de un equipo cuya principal virtud es el poder de fuego.

Platense es líder y sueña dos sueños: un campeonato y volver a la A.

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