Los dreamers tienen ya su banda sonora
El año pasado Donald Trump anunció la cancelación definitiva del DACA, un programa implementado por el gobierno de Barack Obama, que protegía de la deportación a miles de jóvenes indocumentados: los
dreamers. Se conoce como dreamers a los menores que ingresaron ilegalmente a los EE.UU. en los últimos años y pudieron, ayudados por algún familiar ya instalado en el país, inscribirse en alguna escuela primaria o secundaria.
Joey Burns (guitarra, voz), uno de los dos socios mayoritarios de Calexico, vive en Tucson, Arizona, y su hija está casada con un dreamer (en la actualidad, se calcula que los “soñadores” son unos 800 mil de los 11 millones de indocumentados instalados en EE.UU.). Su compañero de aventuras musicales, John Convertino (batería), está afincado hace años en El Paso, Texas, muy cerquita de México. Los dos, por ende, conocen muy bien el espeso asunto de la inmigración y tienen plena conciencia de los cambios que se produjeron con la llegada de Trump al poder: “Vivimos en un país enorme y muy diverso. Pero Trump parece desconocer esa realidad. Que sea presidente es un enorme retroceso”, declaró hace poco Burns.
El noveno disco de estudio de Calexico, ahora afirmado como septeto, está cargado de historias fronterizas. Y también de advertencias sobre los desastres ambientales. Es cierto que ya había una pila de canciones de la banda dedicadas a los pesares de los trabajadores transitorios, pero
The Thread That Keeps Us es claramente su disco más orientado a ese tópico y por lejos el más explícitamente político.
Así como en 2010 escribieron una emotiva carta de amor a Nueva Orleans con
Algiers y cinco años más tarde plasmaron en Edge of the Sun las experiencias de una breve pero sustanciosa estadía en Coyoacán, tradicional sede de la bohemia en Ciudad de México, Burns y Convertino se enfocaron ahora en los sinsabores del desplazamiento y en el tremendo impacto de los incendios forestales que asolaron en los últimos años tanto Arizona como California, donde fue grabado este disco.
Musicalmente, el disco mantiene muchos de los patrones del estilo de Calexico, plagado de una gran variedad de condimentos (la tradición sureña norteamericana, el surf vintage, las bandas sonoras típicas del spaghetti western, el espíritu mariachi, el cool jazz, los ritmos latinos), pero también suma algunas novedades.
La más notoria quizás aparezca en los dosprimerostracks–“EndoftheWorldWithYou”y“VoicesintheField”–,quedialogan de manera abierta con el sonido ácido que bandas como Grateful Dead y Quicksilver MessengerServiceprodujeronalcalordela explosión hippie en la costa oeste. El filoso rizo de la guitarra de “Eyes Wide Awake” remite al que Joey Santiago inmortalizó para “Where is My Mind?”, una cumbre de la épica tan cara a los Pixies. Y “Another Space” redecora el funk líquido de Talking Heads con unas trompetas sustraídas del universo ilimitado de Miles Davis.
Pero es sin dudas con “Flores y tamales” que el grupo refirma su vocación integradora: cruzando la cumbia festiva con la fanfarria de inspiración mariachi, un viejo compañero de ruta, el madrileño Jairo Zavala (más conocido como Depedro) cuenta en primera persona una de las tantas historias que vivió cuando recorrió en una fatigada furgoneta la Norteamérica profunda, regada de mormones y rednecks. Una estación más en el vasto historial viajero de Calexico, que sigue sumando kilómetros de buena música.