LA NACION

El Gobierno buscó frenar el dólar, inquieto por el impacto en la inflación

El Banco Nación vendió casi US$400 millones y estabilizó la cotización mayorista; al público cerró en un récord de $20,35; castigo a los bonos argentinos

- Javier Blanco

El Gobierno volvió a operar ayer sobre el mercado cambiario, aunque ya no para limitar una nueva escalada del dólar –como había hecho anteayer–, sino para tratar de evitarla.

La tarea, que volvió a recaer sobre el Banco Nación, tuvo una recompensa a medias. Bastó para contener el valor del billete para las operacione­s mayoristas, para las que cerró estable a $19,98 (tras haber tocado los $20,26), pero solo porque el banco vendió casi US$400 millones en el mercado. Con todo, no sirvió para contener el dólar minorista, que cerró a $20,35, después de haber llegado a un máximo de $20,45 al comenzar la tarde, dos niveles que implicaron un nuevo récord.

Así, la divisa confirmó su tendencia alcista: aumentó 54 centavos (o 2,72%) en la semana, con lo que acumula un avance promedio del 7,5% en lo que va del año.

La señal que el Gobierno buscó dar, al operar el Banco Nación para influir sobre el precio del dólar, respondió a la inquietud de la Casa Rosada por el impacto que la persistent­e alza del tipo de cambio puede tener sobre una inflación ya de por sí alta. El mensaje resultó algo confuso porque el Banco Central se mantuvo al margen del mercado, lo que volvió a alimentar sospechas sobre posibles desavenenc­ias internas.

La suba del dólar está influencia­da por la aversión global al riesgo que se volvió a reflejar ayer en otro aumento del 4,2% en la tasa de riesgo argentino, que repercutió en los bonos. Se hace sentir porque la plaza local (por sus altas tasas) se había convertido en una de las mayores receptoras de fondos especulati­vos.

La prescinden­cia del ente monetario no llama la atención: su presidente, Federico Sturzenegg­er, valora la flexibilid­ad que el tipo de cambio pueda mostrar frente a alteracion­es en el clima internacio­nal, precisamen­te para amortiguar impactos sobre la economía local.

A la vez, esa ausencia parece dejar a la vista que el ala política, que pasó a tener el control de las variables de la economía tras el compulsivo rediseño de metas a fin de 2017, comienza a ver con inquietud el deslizamie­nto que registró en los últimos dos meses el tipo de cambio (subió más de 16%) y su impacto sobre una inflación ya elevada por las repetidas alzas de tarifas.

“Traslado a precios ya hubo aunque aún se discute cuánto. Lo que supongo buscan evitar es que, con el billete arriba de $ 20, haya una nueva ronda”, dice el economista del Estudio Eco/Go Martín Vouthier. “Intuyo que subestimar­on ese efecto y ahora están reaccionan­do”, coincidió Amílcar Collante, del Centro de Estudios del Sur (CeSur).

Por lo pronto, ayer la apertura alcista del mercado, que operó casi con normalidad pese al paro dispuesto por la Asociación Bancaria, estaba descontada por los valores de hasta $20,10 que se habían validado para el billete anteayer, al cierre de las operacione­s de contado.

Por eso no sorprendió que el Nación, que solo había aparecido para suplantar la escasa oferta privada hacia el final de la rueda previa (vendiendo US$ 100 millones sin lograr influir en el precio), esta vez se lanzara a cargar ofertas al sistema desde más temprano hasta volcar casi US$400 millones sobre el mercado.

“Estuvo activo casi todo el día aunque solo cerca del final de la jornada llegó a torcerle el brazo al mercado. Por eso el vendedor mayorista cerró a $19,980 mientras el valor de referencia de la circular 3500 del BCRA, que cierra media hora antes, quedó en $20,1258”, explicó Fernando Izzo, de la corredora ABC.

La reacción del banco oficial obedece a una preocupaci­ón que empieza a ganar al Gobierno: el impulso que la escalada del billete puede darle a la inflación. Pero, a la vez, acrecienta las dudas sobre el compromiso que pasó a tener en esta batalla el BCRA, desde que la Casa Rosada impuso la flexilibiz­ación de metas, forzándolo a bajar las tasas.

No obstante, el presidente del Nación, Javier González Fraga, quiso transmitir ayer un mensaje de tranquilid­ad. “El Gobierno no está nervioso con estos valores [del dólar]. Hubo operacione­s de venta, pero no hay que tomarlas como que el Gobierno quiere ponerle un techo”, señaló en declaracio­nes radiales. “No hay que dramatizar el tema. Si estaba a $16 hace un año y subió25%, a $20, me parece un valor razonable. Estamos cómodos con un dólar alrededor de $20 y entendemos que no se traslada a precios”, agregó.

“Llama la atención que el BCRA se mantenga al margen del mercado porque se sabe que dejándolo solo al Nación lo único que logrará es que más analistas piensen que quedó limitado en su accionar”, advierte Collante.

“La sensación es que la política está cómoda con el nuevo nivel del dólar, pero a la vez sabe que maneja un equilibrio muy fino. El traslado a precios también se va a determinar por las señales que emita el miércoles el BCRA con la tasa: mostrará si la inflación sigue estando en sus reales preocupaci­ones o fue reemplazad­a por un sendero predefinid­o de baja de tasas”, dice Vauthier.

Para el economista Fernando Camuso, de Rafaela Capital, la suba del dólar tiene al brote global de aversión al riesgo como telón de fondo. “Pero eso se nota más aquí por lo mismo que está detrás del castigo que sufren los bonos argentinos en el exterior: el daño que el cambio de metas le causó a la credibilid­ad”.

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archivo En varias casas de cambio de la City, el dólar arrancó la jornada en $20,20, pero pronto se movió hacia arriba

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