LA NACION

El Carnaval de Río, teñido por la crisis y los recortes

En la fiesta más contestata­ria en años, las escolas y los blocos expresan su descontent­o con críticas a Temer, al alcalde carioca, a la corrupción y a la reforma laboral

- Alberto Armendáriz

RÍo DE JANEIRo.– El Carnaval empezó… ¡Viva la crítica política a ritmo de samba! Ya sea en los desfiles de las exuberante­s escolas en el Sambódromo o en las ruidosas comparsas callejeras que se apoderan de la ciudad, Río de Janeiro tendrá este fin de semana una de las celebracio­nes carnavales­cas más contestata­rias de los últimos tiempos.

Ataques al presidente Michel Temer, rechazo a la reforma laboral, cuestionam­ientos a los recortes del alcalde Marcelo Crivella, condena a la corrupción y la pobreza, respaldo a los inmigrante­s refugiados, exhortacio­nes a favor del medioambie­nte, repudio al acoso sexual y hasta solidarida­d con el condenado Luiz Inacio Lula da Silva son algunos de los temas de las escolas y los blocos de rua para expresar su descontent­o.

“Hacía muchos años que no teníamos un Carnaval tan politizado. La sátira política siempre fue parte de los blocos, pero este año se reforzó ese ángulo, y también se volcó a las tradiciona­les escolas de samba, que desde la dictadura no eran tan críticas con las autoridade­s y el status quo. Últimament­e, estas agrupacion­es fueron incluso financiada­s por corporacio­nes, ciudades y hasta regímenes de países muy polémicos que las usaban como vidriera para promociona­rse”, recordó a la nacion el historiado­r Luiz Antonio Simas, autor del Diccionari­o de la historia social del samba junto al compositor Nei Lopes.

El disparador de la postura más rebelde de las escolas fue la asunción, el 1º de enero de 2017, del alcalde de Río, un conservado­r exobispo evangélico que no ocultó su desagrado por el Carnaval: el año pasado Crivella no participó de la simbólica entrega de las llaves de la ciudad al Rey Momo ni asistió al inicio de los desfiles en el Sambódromo, como era costumbre entre sus predecesor­es. Encima, luego anunció que recortaría a la mitad los subsidios públicos para las escolas. Empezó entonces una verdadera guerra con el mundo del samba.

Fue por ello que la escola Mangueira tituló su canción “Con dinero o sin dinero, yo juego” y, para provocar al alcalde aún más, incluyó en sus carrozas imágenes que van desde la Virgen de Aparecida, patrona católica de Brasil, hasta varias dragqueens famosas. “Es un desfile eminenteme­nte crítico. No solo al obispo que asfixia las manifestac­iones plurales por las cuales se destaca el Carnaval, sino también al distanciam­iento de las escolas de la sociedad como un todo”, apuntó el carnavales­co de Mangueira, Leandro Vieira.

El año pasado, tras las reformas impulsadas por el gobierno, otras escolas se sumaron a la onda contestata­ria. La pequeña Paraíso do Tuiuti eligió relacionar los 130 años del fin de la esclavitud en Brasil con una feroz crítica a la nueva ley de flexibiliz­ación laboral. “La esclavitud aún está ahí y el gobierno no parece incómodo con la explotació­n de los trabajador­es. Al contrario, tiene una sed de poder insaciable”, señaló el carnavales­co Jack Vasconcelo­s, que cerrará el desfile con un enorme muñeco de un vampiro ataviado con una banda presidenci­al, en alusión a Temer.

Beija-Flor, que tenía pensado hacer un homenaje a los 200 años de la publicació­n de Frankenste­in, bautizó su canción “Monstruo es aquel que no sabe amar. Los hijos abandonado­s de la patria que los parió”. Intercalar­á su desfile con otros miedos del Brasil actual: corrupción, pobreza, falta de inversión en salud y educación. En tanto, Portela, ganadora de la competenci­a el año pasado, usará la expulsión de los judíos holandeses de Pernambuco, en el siglo XVII, para hablar sobre la crisis migratoria internacio­nal.

“Es un mensaje contra la xenofobia. Queremos expresar nuestro apoyo a tantos venezolano­s, angole- ños, haitianos, cubanos y sirios que vinieron a Brasil en los últimos años y el gobierno busca ahora cerrarles las puertas”, indicó Luis Carlos Magalhães, presidente de Portela.

Frente a la tensión que se generó con las escolas, la alcaldía de Río ideó un sistema de patrocinio­s privados para reemplazar los subsidios públicos al Carnaval, fiesta por la que llegan 1,5 millones de turistas a la ciudad y que genera más de 1000 millones de dólares. Y no solo eso, ayer Crivella presidió el acto de entrega de llaves al Rey Momo y prometió asistir a los desfiles este fin de semana.

Mientras tanto, los barrios de Río ya fueron tomados por blocos desafiante­s. No faltan las comparsas callejeras en contra del alcalde (Crivellada), a favor de la protección del medioambie­nte (Vagalume o Verde), de empleados públicos que piden aumentos (Bloco dos Servidores), una que se suma a la campaña internacio­nal contra el acoso sexual a las mujeres (María vem comas outras) que repartir á abanico s con la leyenda“No es No ”, y hasta un bloco que defiende a Lula (Ladrão de Corações).

Con un ambiente tan políticame­nte cargado y agitado por la reciente ola de violencia, las autoridade­s desplegaro­n en la ciudad 17.110 policías, 43% más que en el Carnaval pasado.

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O globo/gda En Río, un disfraz particular de Temer

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