Una argentina en el MoMA
arte. La curadora Inés Katzenstein llega a un lugar decisivo para el arte latinoamericano, que vive su boom
La curadora Inés Katzenstein pondrá foco sobre el arte latinoamericano.
Ya es oficial: la argentina Inés Katzenstein será la curadora de Arte Latinoamericano del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), uno de los puestos más influyentes para el arte de la región en el mundo, y dirigirá además el flamante Instituto de Investigación Patricia Phelps de Cisneros para el Estudio del Arte de América Latina. “Es un muy buen momento para el arte latinoamericano”, señaló a la nacion, días antes de su partida a Nueva York. “Los desafíos son tantos que no sé por dónde empezar”, agregó sobre los retos de su nuevo rol, que asumirá en un par de semanas.
Katzenstein se convertirá así en la primera argentina en ocupar un lugar tan decisivo para la escena del arte latinoamericano. Y ya anunció su intención de impulsar proyectos conjuntos con otros importantes museos del mundo, como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, donde otra argentina, la escritora e investigadora platense Ana Longoni, acaba de ser nombrada directora de Actividades Públicas.
El nombre de Katzenstein ya había sonado fuerte en 2017, cuando curó la muestra oficial que representó a la Argentina como país invitado en la feria madrileña ARCO. Fue la señal de largada de un año clave para el arte de la región, marcado también por el lanzamiento de Art Basel Cites: Buenos Aires y el megaproyecto Pacific Standard Times LA/LA, impulsado por la Fundación Getty.
Esta “creciente valoración” del arte latinoamericano, aclara Katzenstein, no es casual. Llega como “fruto de veinticinco años de trabajo” impulsado desde distintas instituciones. Y mientras su presencia sigue afirmándose en las grandes ciudades de la escena global, sostiene, “hay que seguir trabajando para que no se transforme en un gueto, sino en una conversación con otras latitudes”.
Limitada hasta el siglo pasado a estereotipos representados por Frida Kahlo y el muralismo mexicano, la presencia mundial del arte de la región no para de conquistar territorios desde principios de este milenio. En 2002, la Tate de Londres anunció su intención de “expandir el foco tradicional sobre Europa y Norteamérica” y creó la figura del curador de arte latinoamericano, asumida entonces por el mexicano Cuauhtémoc Medina (hoy a cargo de Inti Guerrero, nacido en 1983). En los Estados Unidos fue clave la labor de la curadora Mari Carmen Ramírez desde el Museo de Bellas Artes de Houston (MFAH), que fundó en 2001 su Departamento de Arte Latinoamericano y creó el Centro Internacional de las Artes de América (ICAA), con un archivo online de 10.000 documentos del arte latinoamericano del siglo XX. Una oportunidad histórica
Como sucesora del venezolano Luis Pérez-Oramas, que ejerció el cargo de curador de arte latinoamericano del MoMA desde 2006, Katzenstein organizará exposiciones e impulsará la ampliación de la colección de arte latinoamericano del museo, que abarca más de cinco mil obras y se remonta a 1929.
El 10 de enero pasado, la Colección Patricia Phelps de Cisneros anunció la donación de más de 200 obras de su colección de arte contemporáneo latinoamericano a seis importantes museos de América Latina, Estados Unidos y Europa; entre ellos, se contó el MoMA, al que ya había donado casi 150 obras de arte moderno de la región. “Esa donación le da una potencia enorme al museo. Y la creación del instituto es una oportunidad histórica para convertir el MoMA en un órgano de investigación permanente. Esto es un desafío enorme para alguien que ha venido trabajando en la escena local”, confesó Katzenstein. Una escena local que, según ella, debe mejorar la calidad antes de expandir su visibilidad internacional. “En la Argentina –opinó–, primero hay que fortalecer las instituciones, impulsar el mecenazgo, que haya escuelas de arte y artistas bien formados, que las galerías sean cada vez más profesionales”.
Katzenstein sabe de lo que habla. Nacida en 1970, se desempeñaba hasta ahora como directora del Departamento de Arte de la UniversidadTor cu a to Di T ella, que ella fundó en 2008. Antes había sido curadora del Malba (2004-2008) y del envío argentino a la 52a. Bienal de Venecia (2007). Incluso había trabajado en el MoMA, en el año 2000. Pero aquel era un proyecto “muy puntual y autónomo”, mucho menos exigente que esta nueva etapa, clave para el arte latinoamericano.