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La sequía golpea a los cultivos

La sequía golpea a los cultivos

- Texto carlos marin moreno | PARA LA NACION

Caídas en los rindes de maíz del 50% y del 15 al 20% en soja.

Por la falta de lluvias en la región pampeana ya se estiman caídas en los rindes de maíz del 50% y de entre 15 y 20% en soja de primera.

Volver a las fuentes. Esa parece ser la principal enseñanza que deja la campaña 2017/18, afectada por inundacion­es primero y sequía después, lo que complicó la evolución de muchas empresas agrícolas de varias regiones pampeanas.

Volver a las fuentes significa diversific­ar y no apostar todas las fichas a la actividad agrícola de mayor rentabilid­ad esperada, como la soja o el maíz. Significa combinar planteos agrícolas con ganaderos o diversific­ar entre cosecha gruesa y fina, para distribuir riesgos y tener mayores posibilida­des de obtener buenos resultados con algunas actividade­s que integran la “paleta” de producción de cada zona. Cada productor deberá revisar su modelo y ajustarlo a futuro, de cara a la imprevisib­ilidad climática, que vino para quedarse.

Al trazar un mapeo con las condicione­s de los cultivos de grano grueso de acuerdo con las lluvias recibidas en la región pampeana, la situación menos comprometi­da se observa en el sudeste de Córdoba y en el sur de Santa Fe, que recibieron últimament­e lluvias bastante regulares, aunque en ambas se necesitan nuevos registros para que los rindes finales no se alejen de los históricos.

Los cultivos que más han sufrido el déficit hídrico son los del centro, norte, oeste y sudoeste de Buenos Aires, centro y norte de Santa Fe, Entre Ríos, La Pampa y San Luis. A continuaci­ón se relata lo que se vive en algunas de estas zonas como reflejo de la situación general.

En el norte de Buenos Aires, en una región que abarca Pergamino, Junín, Chivilcoy y San Antonio de Areco, las lluvias fueron muy desparejas. No obstante, “ya hay mermas en los rindes de maíz del 50% en las áreas más castigadas –por ejemplo, Arrecifes, donde el potencial de rendimient­o baja a 5000kg/ha, luego de recibir solo 20 mm en enero– y del 20% donde las condicione­s fueron menos severas, como Junín, con 8000 kg/ha”, proyecta el consultor Julio Lieutier.

La producción será sustancial­mente menor a la de otros años porque, además, el área de siembra temprana sufrió un recorte importante por los excesos hídricos inviernopr­incipios de primavera. Lieutier vaticina que van a faltar maíz temprano por esta causa, situación que ya se refleja en el Mercado a Término con subas de 10 dólares por tonelada.

Las sojas de primera de ciclo corto de la zona están transitand­o el período crítico de máximo requerimie­nLas to hídrico –R5-R5,5–, con humedad insuficien­te, lo que provocará una merma de rinde de por lo menos 1520%, según el analista. Estos cultivos también sufrieron ataques de mancha marrón, que avanza a pesar de la sequía, y que obligan a tratamient­os fungicidas, a veces repetidos.

Los maíces sembrados en la segunda quincena de diciembre tienen seis-ocho hojas, con ataques de cogollero, que también obligan a tratamient­os insecticid­as con altas dosis. Necesitan lluvias en los próximos días, en camino a la floración.

sojas de segunda están atrasadas porque se sembraron 30 días después de la cosecha de trigo, esperando la recarga hídrica del suelo. “Tienen poco desarrollo y no cubren bien el entresurco. Si llueve rápido se podrían recuperar resignando 2-3 qq/ha de rinde por la fecha de implantaci­ón tardía”, se esperanza Lieutier.

En el centro y norte de Santa Fe la sequía también pegó fuerte. De Rafaela y Esperanza hacia el norte –más de la mitad de la provincia– la falta de agua afectó significat­ivamente el maíz temprano y la soja de primera. Rodolfo Tkachuk, coordinado­r de los CREA de esa zona, espera una producción promedio inferior a la del año pasado. Si bien aclara que es temprano para hacer un diagnóstic­o definitivo, admite que en el maíz se pueden esperar rindes de 40-60 qq/ ha vs. un registro histórico de 60-80 según zonas. Muchos cultivos fueron picados para ser utilizados en la alimentaci­ón de vacas de tambo en planteos diversific­ados.

“Los cultivos tardíos de soja y maíz están en juego, con pérdidas de rinde potencial, aunque con posibilida­des de cierta recuperaci­ón si cambia el contexto climático”, arriesga Rodolfo.

El girasol ocupa poca superficie en la zona y no ha sufrido grandes problemas. Arrancó el ciclo con buenas condicione­s y desarrolló normalment­e llegando la época de cosecha sin excesos de humedad, su principal enemigo como activador de enfermedad­es.

Las lluvias también fueron escasas e irregulare­s en Entre Ríos. “Los mejores registros se dieron en el sur y en el este de la provincia, disminuyen­do hacia el norte y hacia la costa del Paraná”, define el técnico Federico Vouilloud.

Hay zonas muy complicada­s, como La Paz, cerca del límite con Corrientes, donde los maíces de primera están rindiendo 40-50 qq/ha vs 5560 del promedio histórico. En el sur de la provincia también se pueden registrar mermas del 20% del rendimient­o, pero sobre un promedio superior, de 77 qq/ha.

Las sojas de primera de ciclo corto venían desarrolla­ndo bien desde la emergencia, pero la falta de agua de diciembre-enero esmerilará los rendimient­os. Las de grupo largo todavía están en R2-R3; si no ocurren lluvias en diez días se van a complicar mucho, porque ya tienen síntomas de estrés hídrico. “Plantas con hojas caídas al mediodía y cultivos achaparrad­os comienzan a ser frecuentes en las recorridas”, observa Vouilloud.

Los ataques de trips y arañuela tienen impacto en la regulación hídrica de los cultivos. El primero roe la cutícula de las hojas y como consecuenc­ia la planta no regula sus estomas perdiendo humedad, lo que agrava los efectos de la sequía.

Las sojas de segunda que se lograron sembrar bien están sufridas y perdiendo plantas en la línea porque el trigo previo no dejó mucha agua en el perfil. Son objeto de ataques de oruga bolillera, de difícil control, que suman costos a cultivos que no generarán altos ingresos. En la zona también fue necesario controlar yuyo colorado y capín resistente­s a glifosato.

Los maíces tardíos están desde de seis hojas hasta floración según fecha de siembra. “Ingresaron a etapas reproducti­vas con 1,5 metros de altura, con poca biomasa y hojas acartuchad­as en horas de la tarde”, observa el asesor.

Frente a esa realidad, los resultados económicos de la agricultur­a serán preocupant­es: con 45qq/ha de maíz en campo alquilado, con suerte el arrendatar­io saldrá “hecho” en la zona. Con la soja de segunda se esperaba recuperar lo perdido con el trigo diezmado por las enfermedad­es fúngicas. Las cuentas exigen 22qq/ ha para pagar los costos de implantaci­ón y protección, un registro que no será fácil de alcanzar si sigue la falta de agua.

Volver a las fuentes parece ser la principal enseñanza que deja la campaña 2017/18

Los resultados económicos de la agricultur­a serán preocupant­es

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FEdERico vouilloud estrés Soja de segunda sin desarrollo por falta de agua en un campo de Entre Ríos
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sin agua Maíz de segunda aniquilado por la sequía en la provincia de Entre Ríos

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