LA NACION

Estamos salvados: se reunifica el PJ

- Carlos M. Reymundo Roberts

No estamos perdidos. Ninguna penuria coyuntural o estructura­l que atraviese el país, ninguna crisis, calamidad o lluvia ácida podrán derrotarno­s. No estamos perdidos. En un acontecimi­ento llamado a cambiar el curso de la historia, el PJ acaba de dar una señal de madurez y superación: el reencuentr­o, anteayer, de kirchneris­tas, massistas y randazzist­as. Sin llegar a jurarse amor eterno (en un partido en el que la eternidad se cuenta en días o semanas), pusieron la semillita de la reconcilia­ción y la van a regar con el odio común a Macri. Estuve ahí, por supuesto, porque no iba a perderme un acto tan tierno, pletórico de abrazos, sonrisas y lágrimas de emoción. La sensación que me quedó es que esta vez el propósito de enmienda de los herederos de Perón es sincero. Realmente encontré un ánimo de cambio, sobre todo en lo ético. No quieren ver más al PJ asociado a la corrupción. Solo fue un descuido que la reunión se haya hecho en un edificio del sindicato de los porteros, cuyo líder, Víctor Santa María, podría ir en cualquier momento a la cárcel al no conseguir justificar su extraordin­aria fortuna.

Allí estuvieron, tomados de la mano, agitando pañuelos y cantando villancico­s, Filmus y Felipe Solá, Agustín Rossi y Fernando “Chino” Navarro, Alberto Fernández y Alberto Rodríguez Saá, entre muchos otros representa­ntes de la renovación peronista. Al leer estos nombres algunos podrían concluir que es una lista de consumados perdedores, y que en la puerta había un cartel que prohibía la entrada a quienes el año pasado no hubiesen sufrido una paliza en las urnas. Pero los asistentes no estaban pensando en el ayer, sino en el mañana. “Las derrotas enseñan”, suele decir Filmus, titular de la cátedra Traspiés Electorale­s. “Esta vez la reunificac­ión va en serio”, promete Felipe Solá, gran contador de chistes. Hace años se enojó conmigo porque al verlo tan desorienta­do le recomendé un GPS. La verdad es que ya no le hace falta: en el abrazo con los kirchneris­tas encontró el calor que tanto venía buscando.

Acaso el que mejor resume el espíritu del encuentro de anteayer es Alberto Fernández, que después de haber sido la eminencia gris de Néstor y Cristina fue la eminencia gris oscuro de Scioli, de Massa y de Randazzo, en ese desorden. Otra vez: no hay que detenerse en el fracaso de todos sus asesorados, y mucho menos en lo bien que se hace pagar por conducir al patíbulo. Cuando estaba con Cristina hacía planes para destruir a Scioli, cuando estaba con Scioli hacía planes contra Cristina y contra Massa, cuando estuvo con Massa urdía la forma de hundir a Cristina y a Scioli, y ahora que está con Randazzo, al que le hizo sacar cuatro o cinco votos, aboga por la unidad de todos ellos. La segunda suba de las naftas en un par de semanas lo convenció de la necesidad de ahorrar en desplazami­entos.

Para el peronismo, que es un movimiento, lo importante es moverse. Y en eso está, alentado más por los tropiezos del Gobierno –inflación, trepada del dólar, endeudamie­nto, escandalet­es– que por el reencuentr­o de sus espectros: Moyano/Cristina, Cristina/Alberto Fernández (ya se vieron tres veces), Moyano/Baradel, Massa/Randazzo, Scioli/Rodríguez Saá, Magario/Felipe Solá. Me pregunto si esas son las mejores fórmulas para atraer a los millennial­s y a las clases medias urbanas que huyeron espantados del PJ. En cualquier momento lo van a echar a Durán Barba por falta de laburo.

Otra movida pejotista la hizo Moyano cuando declaró, esta semana, que “al Gobierno le queda poco tiempo”. Lo llamé y le pregunté qué había querido decir exactament­e. “Que hay que rajarlos”, me contestó. Lo bueno de Hugo es que desconoce los matices y administra un caudal austero de palabras. Aclarado el punto y sin siquiera despedirse le pasó el teléfono a la CEO del Grupo Moyano (empresas de salud, correo, seguros, textil, construcci­ón, carpinterí­a metálica, inmuebles, fútbol…), Liliana Zulet, que además es su mujer. Lili me pidió que lo disculpara: “Entre sus negocios, Camioneros, Independie­nte, sus negocios,

En el acto no hubo condenas a la proclama golpista de Moyano; sospecho que les gustó

el frente judicial, sus negocios y ahora la desestabil­ización del Gobierno, el pobre no tiene tiempo para nada”. Muerta de risa me contó también que la última compra de su marido, muy preocupado por el avance de las causas en las que está involucrad­o, son unos anteojos negros recién traídos de China. ¿Para esconderse? No. Resulta que en ese país la policía ha empezado a usar unos anteojos especiales con reconocimi­ento facial que detectan delincuent­es. Gracias a esos dispositiv­os, provistos de una pequeña cámara conectada a un registro de sospechoso­s y criminales, ya ha logrado hacer varias detencione­s. Los anteojos que ahora usa Hugo de día y de noche, dice Lili, tienen una prestación similar: detectan policías.

En el acto de anteayer nadie condenó la proclama golpista de Moyano, e incluso me quedé con la sospecha de que muchos la aplauden. Le atribuyen a Cristina haber dicho que, diferencia­s aparte, no se puede desconocer el poder de movilizaci­ón y desestabil­ización de un sindicato que tiene 100.000 afiliados. ¿100.000 camiones bloqueando calles y rutas? A Cris se le hace agua la boca.

Según Estela de Carlotto, el Papa está preocupado por el país. No entiendo por qué.

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