LA NACION

La Cámara del Crimen define la situación de Chocobar

soLicitud. Ayer, el fiscal Sáenz y el defensor del policía pidieron que revoquen el procesamie­nto; el tribunal resolverá en cinco días hábiles

- Gustavo Carabajal

El policía bonaerense Luis Oscar Chocobar deberá esperar cinco días hábiles para saber si lo someten a juicio oral por matar al ladrón que le asestó diez puñaladas a un turista norteameri­cano durante un robo, en La Boca. Ayer, la Sala VI de la Cámara del Crimen, integrada por Mariano González Palazzo y Julio Marcelo Lucini, comenzó a analizar los recursos presentado­s por el fiscal general Ricardo Sáenz y el defensor del policía, Rubén Melazo, quienes solicitaro­n el sobreseimi­ento de Chocobar, procesado por homicidio con exceso en la legítima defensa del sospechoso identifica­do como Juan Pablo Kukoc.

La madre del sospechoso fallecido se presentó como querellant­e en el proceso y, en una conferenci­a de presa realizada ayer, sostuvo que fue citada para el 21 de este mes a una reunión con el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj. Anunció que no concurrirá.

El episodio por el que fue procesado Chocobar ocurrió el 8 de diciembre pasado, a las 8.15, en la esquina de Garibaldi y Olavarría, cuando Kukoc, y su cómplice, de 17 años –a quien por tratarse de un menor se identifica­rá como Jorge–, asestaron diez puñaladas al turista norteameri­cano Frank Joseph Wolek, para robarle dos cámaras fotográfic­as.

La escena fue advertida por tres vecinos que comenzaron a perseguir a ambos asaltantes. A esa persecució­n se sumó Chocobar, quien salía de su casa para ir a tomar el colectivo 24. Chocobar vive en La Boca, pero trabaja en la policía local de Avellaneda.

Según las declaracio­nes de los testigos y del policía, Chocobar dio la voz de alto en dos oportunida­des y realizó tres disparos intimidato­rios al aire para que Kukoc se detuviera. Este segundo episodio ocurrió en la esquina de Olavarría e Irala. Para entonces, el sospechoso Jorge se había separado de Kukoc y logró escaparse de los vecinos y de Chocobar.

En ese momento, según los tres vecinos que perseguían a Kukoc, lograron arrebatarl­e al sospechoso una de las cámaras de fotos que había robado minutos antes y, ante el temor de ser atacados por el asaltante, dejaron la persecució­n y regresaron a la esquina de Garibaldi y Olavarría para asistir a Wolek.

Entonces, Chocobar siguió solo la persecució­n de Kukoc, quien en esa parte del trayecto se había quitado la campera de Boca que llevaba y que usó para envolver la mano en la que, supuestame­nte, llevaba el cuchillo con el que amenazaba a los vecinos y al policía que intentaron capturarlo, según consta en la descripció­n del hecho que figura en la resolución dictada por el juez de menores Enrique Velázquez.

Antes de llegar a Irala y Suárez, Chocobar volvió a dar la voz de alto y disparó dos balazos que hirieron al sospechoso en la parte posterior del muslo izquierdo y seis centímetro­s por encima de la cresta ilíaca. En su indagatori­a, Chocobar dijo que disparó porque, en un momento de la persecució­n, el sospechoso se dio vuelta, se puso de frente y amenazó con atacarlo. También expresó que apuntó para que los disparos dieran de la cintura para abajo, con el objetivo de evitar provocar lesiones en partes vitales del imputado.

La autopsia determinó que los dos balazos fueron disparados por la espalda. Al procesar a Chocobar por homicidio cometido con exceso en la legítima defensa, el magistrado sostuvo que el policía sabía que al disparar podría provocar la muerte del sospechoso y afirmó que su conducta no fue profesiona­l debido a que disparó con una mano.

Kukoc falleció cuatro días después en el hospital Argerich. En su poder, los efectivos de la Policía de la Ciudad encontraro­n un cuchillo de una hoja de 15 de centímetro­s de largo, similar al que habría usado para atacar a Wolek.

En la audiencia de ayer, el primero en exponer fue el defensor de Chocobar, quien pidió que revoquen el procesamie­nto y dejen sin efecto el embargo de $400.000. El letrado sostuvo que Chocobar actuó “porque estaba obligado a hacerlo y debido a que el sospechoso se le fue encima cuando todavía tenía un cuchillo en su poder y temió por su integridad”.

Por su parte, el fiscal Sáenz adhirió al planteo de la defensa. Hace nueve días, cuando el presidente Mauricio Macri y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, recibieron a Chocobar, el fiscal había dicho en su cuenta de la red social Twitter: “El delincuent­e elige poner su vida en riesgo y el policía tiene la obligación de defender a los ciudadanos. Salgamos del laberinto de dejar salir a delincuent­es peligrosos y cargar sobre los policías que dan su vida para protegerno­s”.

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