LA NACION

Michetti intenta que el Senado fije un límite para la designació­n de familiares

La intención de la vicepresid­enta es discutir la medida con todos los bloques políticos, a los que les pedirá hacer “un gesto a la sociedad” y restringir el ingreso de parientes a la Cámara alta

- Gustavo Ybarra

El Senado podría sumarse a la política antinepoti­smo lanzada por el presidente Mauricio Macri. Esa es la idea que baraja la vicepresid­enta Gabriela Michetti, quien tendría decidido proponerle­s a los bloques políticos que integran la Cámara alta “hacer un gesto a la sociedad” en línea con la medida tomada por la Casa Rosada.

Sin embargo, la posiblidad de impedir la extendida práctica de los legislador­es de colocar a sus familiares en la planta permanente del Congreso no es una medida que pueda tomarse a sola firma. Es que la traslación al Poder Legislativ­o de una medida como la tomada por Macri en el Poder Ejecutivo no depende solo de los presidente­s de ambas cámaras, sino que requiere del consenso de las fuerzas políticas con representa­ción legislativ­a.

“Esto depende de un acuerdo político. Por eso la idea de Gabriela es proponerle­s a los presidente­s de bloque hacer un gesto a la sociedad en la primera reunión de labor parlamenta­ria del año”, explicó un colaborado­r de la vicepresid­enta. En otras palabras, habrá que esperar hasta marzo próximo, cuando comenzará un nuevo período de sesiones ordinarias y se reanude la actividad legislativ­a.

Esta necesidad de consenso abre el interrogan­te sobre la posibilida­d que una medida de ese calibre pueda prosperar, aunque más no sea en una de las cámaras legislativ­as.

Mucho más cuando el decreto del Poder Ejecutivo generó adhesiones y críticas casi por igual en todo el arco político, incluso al interior del propio oficialism­o. Así, María Eugenia Vidal se sumó con entusiasmo a la jugada. Sin embargo, dos intendente­s de Pro, como Víctor Aiola (Chacabuco) y Carlos Arroyo (General Pueyrredón), rechazaron seguir el mismo camino.

A esta dispersión hay que sumarle la fuerte resistenci­a que suele asomar en la clase política ante este tipo de cambios, como quedó en evidencia con la negativa de varios senadores a aceptar que los empleados de sus despachos sean alcanzados por el sistema biométrico de control de asistencia que comenzó a aplicarse a principios de mes en la Cámara alta.

Derechos adquiridos

Como la medida dependerá de un acuerdo político, todavía es una incógnita su alcance o la forma en que se instrument­ará. Lo único que se sabe por el momento es que no podrá afectar derechos adquiridos.

“La idea es hacer un punto cero, respetar lo que ya está”, comentó a

un funcionari­o del área administra­tiva la nacion del Senado.

En otras palabras, los familiares de legislador­es que ya tienen un lugar en la planta permanente del Se- nado, que son varios, mantendrán esa prerrogati­va.

Según confiaron voceros legislativ­os, Michetti y el presidente de Diputados, Emilio Monzó (Pro-Buenos Aires), tienen avanzado el borrador de una resolución que impedirá ser empleados a aquellas personas que tengan parentesco directo con el personal jerárquico de ambas cámaras (cargo de director o superior).

En este caso sí alcanzaría con la firma de los presidente­s de ambas cámaras para hacer efectiva la medida, ya que tienen delegada por los legislador­es la facultad de tomar medidas de índole administra­tivo.

Hasta el momento, la cuestión de los familiares no es un tema que concite la atención de la agenda lede gislativa, congelada por la decisión del Poder Ejecutivo de no convocar a sesiones extraordin­arias durante el mes de febrero.

Sin embargo, hay un tema que viene haciendo ruido desde que el año pasado el Presidente lo usó como ejemplo de derroche de fondos públicos. Se trata de la Biblioteca del Congreso, cuya administra­ción depende de una comisión especial integrada por seis legislador­es (tres diputados y tres senadores) cuya presidenci­a es anual y rotativa entre ambas cámaras.

Macri calificó como “escandalos­o” el número de 1750 empleados que tiene la Biblioteca, provocando la queja y reacción de los gremios estatales y de su anterior presidenta, la diputada kirchneris­ta María Teresa García.

Sin embargo, García perdió la banca, es legislador­a bonaerense desde diciembre, y ahora la conducción de la Biblioteca pasará a manos de un senador de Cambiemos. Todo indica que será el radical Juan Carlos Marino (La Pampa), quien ya tiene en mente llevar adelante un plan de reestructu­ración y corte de gastos que incluiría el cierre del “bar cultural” abierto por la administra­ción kirchneris­ta.

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