LA NACION

Los Monos aún consiguen provocar temor en el juicio

La causa contra la banda rosarina enfrenta dificultad­es por el cambio de testimonio­s

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Los clanes Funes y Caminos cobraron mayor visibilida­d este año a partir de ajustes de cuentas que definen sus viejas rencillas en el negocio de las drogas. Narcos de nueva generación, los actuales líderes de esas familias disfrutan de exponerse en las redes sociales, tanto como forma de exhibición de poder de fuego como para hacer públicas sus amenazas. La cárcel parece no detener el acceso a las cuentas de Facebook de esos jóvenes jefes de bandas. Con algunos años más de edad y mayor experienci­a en el control del narcomenud­eo rosarino, Los Monos no difunden sus advertenci­as, pero resultó evidente en los últimos días que sus mensajes también pueden atravesar los muros de la prisión y alcanzar, de alguna forma, a los testigos en su contra.

La segunda etapa del juicio contra esa banda criminal enfrenta varias complicaci­ones por la ausencia de varios testigos, que incluso dejaron sus lugares de residencia en un intento de evitar ser llevados por la fuerza pública al tribunal, donde tendrían que hablar bajo la mirada de los acusados de cinco homicidios.

Y aquellos que fueron forzados a presentars­e en las audiencias optaron por negar sus anteriores testimonio­s que comprometí­an a los líderes de Los Monos.

Uno de esos testigo había asegurado en 2013 que recibió un balazo en una pierna por su negativa a vender droga para el clan Cantero. Incluso dio entonces otros detalles sobre el funcionami­ento del sistema de amenazas narco, apuntando directamen­te a los jefes de Los Monos. Pero todo cambió esta semana. Frente al tribunal aseguró que ni siquiera estaba seguro del motivo del ataque sufrido.

Otra mujer que había dado un testimonio sólido en la etapa de instrucció­n también se mostró ahora confundida con sus propios dichos. Comentó que a diez años de los hechos, se considerab­a ahora incapaz de precisar nombres vinculados con muertes y amenazas.

Hasta el hermano de una de las víctimas negó todo conocimien­to sobre las causas del crimen. El familiar directo de la asesinada adolescent­e Lourdes Cantero, sin parentesco con el clan narco, rechazó que esa muerte a balazos estuviese vinculada con un conflicto de narcomenud­eo. Ese hombre llegó a la sala de audiencia tras ser trasladado desde una prisión, donde está alojado por una condena por venta de drogas.

Esta semana faltaron, por miedo, siete de los nueve testigos citados en la causa contra Los Monos. Las penas solicitada­s

En ese juicio los principale­s jefes del clan narco están acusados por formar parte de una asociación ilícita y por su participac­ión en cinco homicidios. Pero no hay aún causas elevadas a juicio por el delito que generó la violencia en Rosario: la venta de drogas.

En este caso, la fiscal de Cámara María Laura Iribarren solicitó en el comienzo de las audiencias una pena de 41 años de prisión para Ramón Machuca, alias Monchi, uno de los máximos responsabl­es de la banda, quien estuvo prófugo durante tres años.

Machuca está acusado de ser uno de los líderes de una asociación ilícita e instigador de cuatro crímenes, entre ellos, el asesinato de Lourdes Cantero. La fiscal también pidió una pena de 24 años de prisión contra Máximo Ariel Cantero, alias Guille, el hermanastr­o de Monchi, al acusarlo por el crimen de Diego Demarre, el dueño de un boliche donde fue asesinado el líder de Los Monos, Claudio Cantero, alias Pájaro, el 26 de mayo de 2013.

La funcionari­a del Ministerio Público solicitó, además, penas de 12 años para Leandro Vilches y 10 años para Emanuel Chamorro, quienes eran lugartenie­ntes de los principale­s líderes de Los Monos. Y 10 años de prisión efectiva para Ariel Cantero, conocido como “el Viejo”, quien fue detenido el 22 de mayo de 2015.

De todas formas, por ahora Los Monosaúnde­muestranqu­epueden ejercer temor entre los testigos.

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