LA NACION

Tras un año, sigue impune la masacre de Florencio Varela

Presentan un video en el que aparece un sospechoso que volvió a la escena del crimen y amenaza a una sobrevivie­nte

- Gustavo Carabajal

A un año de la masacre de Florencio Varela, en la que fueron asesinadas dos chicas, de 16 y 17 años, mientras que dos amigas, también menores, fueron heridas de gravedad, el caso sigue impune.

Hasta el momento, no hay ningún sospechoso detenido por el ataque en el que fueron asesinadas Sabrina Barrientos y Denise Juárez y en el que resultaron heridas, Némesis y Magalí, de 15 y 16 años, respectiva­mente.

Hace doce meses, a las 6.07, un tirador vació los 17 balazos del cargador de una pistola calibre 9 mm contra las cuatro chicas que habían salido de bailar y esperaban el colectivo en la esquina de Senzabello y Los Andes, en Florencio Varela.

Si bien, hasta el momento, en el expediente, de casi 1300 páginas, hay dos imputados y ningún preso, la hipótesis más firme de la familia de Sabrina apuntó a un grupo de narcotrafi­cantes.

La novedad más importante del expediente que no registra una actividad importante desde hace varios meses se producirá este miércoles. El abogado que representa a las familias de Sabrina y Magalí presentará un video en el que aparece el presunto asesino de Sabrina y Denise.

Esas imágenes grabadas cuando las cuatro chicas estaban tiradas entre la calle y el cordón de la vereda confirmarí­an que el asesino regresó a la escena de la masacre. En el video se puede observar a un joven con una campera deportiva azul cuando amenazaba a Magalí, una de las sobrevivie­ntes.

“Vos cerrá la boca. Yo estoy muy loco y te voy a matar”, le decía el sospechoso a Magalí que gritaba de dolor y se desangraba en el piso. En la grabación, se puede escuchar la débil voz de Magalí que respondía a las amenazas del sospechoso: “No voy a decir nada”.

Y Magalí cumplió. En un año de la investigac­ión, nunca dijo nada. Dominada por el miedo, a cuatro meses de haber sido madre de un niño, después de pasar casi un mes internada, la joven no aportó datos concretos sobre el agresor.

Para la familia de la joven asesinada no existen pruebas que vinculen directamen­te a los acusados con la masacre y se avaló la presunción de que una de las sobrevivie­ntes y las dos víctimas fatales eran usadas como mulas de una red de narcotrafi­cantes que operan en boliches de la zona, protegidos por un grupo de policías.

Uno de los elementos que apoya esta hipótesis es una fotografía que Sabrina se tomó con su celular el 8 de febrero en la comisaría 3a. de Florencio Varela. En esa imagen aparecía con Magalí dentro de la seccional.

Tres días después, Sabrina fue asesinada y Magalí resultó gravemente herida en el mismo ataque. Esa seccional queda en el trayecto que las cuatro chicas realizaron cuando salieron del boliche al que fueron a bailar la madrugada que les dispararon. La Justicia nunca investigó a los policías.

La presunción de que un sector de la policía habría protegido al autor de la masacre se fundó en un hecho concreto. El 10 de marzo pasado, los celulares de las cuatro jóvenes atacadas fueron remitidos a un técnico de la Asesoría Pericial para reconstrui­r la red de relaciones de las cuatro amigas.

El 14 de noviembre el perito respondió: “No surgieron datos de interés para la causa”. Ante la falta de resultados, los cuatro celulares serán enviados a la Policía Federal.

Mañana, a las 18.30, los familiares de Sabrina convocaron a la denominada marcha del “Dolor y el silencio”. La manifestac­ión se realizará en la esquina donde fueron atacadas las jóvenes.

“Voy a llevar una nota para que la firmen todas las personas que concurran a la marcha. Esa nota la presentaré ante la gobernador­a María Eugenia Vidal con el objetivo de que ayude a los familiares de las cuatro chicas atacadas. Es necesario el apoyo del Estado para avanzar con la investigac­ión que permita esclarecer el doble homicidio. Por ejemplo, muchos testigos no se presentan a declarar porque tienen miedo”, expresó el abogado Luis Logran, que representa a las familias de Sabrina y Magalí. Ismael, el padre de Sabrina, lucha por justicia por su hija. Con escasos medios intenta impulsar la causa y lleva pruebas, que las fiscales no suman al expediente.

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