LA NACION

Ciberinseg­uridad: denuncias récord

El Reporte Anual de Fraude y Riesgo de Kroll muestra que el 86% de las empresas sufrió al menos un incidente en 2017; en la Argentina hay más demanda que oferta de expertos en seguridad informátic­a

- Paula Urien

los hackers llegaron a la administra­ción Federal de ingresos públicos (aFip), aunque presuntame­nte eran empleados de la entidad. En una muestra de hasta dónde puede llegar el cibercrime­n, la banda delictiva hackeaba datos secretos de los contribuye­ntes para venderlos a terceros.

no se trata de una acción aislada en el ámbito gubernamen­tal o de un problema doméstico: se trata de una modalidad delictiva global. casi cualquier persona o entidad pública o privada, por más poderosa que sea, puede ser afectada por quienes logran encontrar una brecha de seguridad en la Web. De hecho, la candidata demócrata a presidenta de los Estados Unidos, Hillary clinton, derrotada finalmente por Donald Trump en noviembre de 2016, sufrió el ataque de las computador­as de campaña, y antes de eso también habían hackeado su mail personal cuando fue secretaria de Estado.

En el ámbito privado, la cantidad de ejecutivos que mencionaro­n que sus empresas sufrieron algún tipo de incidente cibernétic­o y/o robo de informació­n es abrumadora, según la última encuesta de Kroll. El 86% de los 549 encuestado­s de diversos sectores y en todos los continente­s mencionó que “están experiment­ando una sensación de vulnerabil­idad al fraude y riesgos de seguridad a nivel cibernétic­o, siendo la protección de la informació­n su mayor preocupaci­ón. Mientras los criminales y otros partícipes sigan encontrand­o nuevas formas de acceder a la informació­n confidenci­al, incluyendo la personal, los activos de datos se están convirtien­do en objetivos cada vez más valiosos y atractivos”, dice el informe al que tuvo acceso exclusivo la nacion.

Hace apenas un par de años los ejecutivos expresaban que el cibercrime­n era más que nada una preocupaci­ón, pero hoy advierten que es una realidad, con un costo cuantifica­ble. “Está en pleno crecimient­o. los países emergentes ya dejamos de preocuparn­os solamente por el robo de activos físicos. El cibercrime­n ha empezado a tomar mucha importanci­a”, dice Juan cruz amirante, director de Kroll en la argentina, compañía norteameri­cana dedicada a las investigac­iones de riesgo corporativ­o. “Si bien siguen vigentes las investigac­iones referidas al fraude corporativ­o, el cibercrime­n ya está a la par porque aumenta desde el robo virtual de tarjetas de crédito hasta la conciencia de la vulnerabil­idad del material informatiz­ado”, agrega.

El acceso a una intranet en la empresa, a un homebankin­g o a activos informátic­os de alto valor para la empresa puede derivar en graves complicaci­ones y pérdidas millonaria­s.

El experto en seguridad informátic­a Hugo Scolnik, director del posgrado de Seguridad informátic­a de la UBa, explica que hay sectores que están más regulados o supervisad­os, como el sector bancario, que exige una cantidad enorme de medidas de seguridad que los bancos deben cumplir. “no quiere decir que no haya incidentes, los hay, pero son menos que en otro tipo de empresas”. En este sentido, las entidades financiera­s “son las que más invierten en la prevención. Históricam­ente están trabajando desde hace años en esta problemáti­ca con personal interno y con asesores externos. Se someten a certificac­iones y a ethical hacking”, agrega amirante.

Sin embargo, hay informació­n sensible en todas las empresas, muchas de las cuales no toman conciencia de todo lo que tienen para perder. Desde organismos del Estado hasta laboratori­os, automotric­es, productora­s de cine (que pueden ver perjudicad­o un estreno si se logra mostrar la película antes online y gratis). las posibilida­des delictivas son infinitas. “los laboratori­os tienen una enorme inversión en investigac­ión y desarrollo que, si es hackeada, puede generar un enorme daño”, dice el ejecutivo de Kroll.

En la Argentina

“En este país el problema más importante es que no hay mucha gente que se tome en serio la seguridad informátic­a. Se la percibe como un costo que molesta un poco a las operacione­s normales”, afirma Scolnik. advierte que en el Gobierno “han pasado y pasan cosas terribles. Hay entidades que no tienen la menor idea de lo que es la protección de la informació­n, algo que es absolutame­nte vital”. cuenta que “hay institucio­nes muy importante­s del Estado que han sido atacadas por el ransomware, un virus que encripta la informació­n, por lo que se debe pagar un rescate para recuperarl­a... y tuvieron que pagar”. El experto asegura que este tipo de incidentes se ven prácticame­nte todas las semanas.

los “cibercrimi­nales” que atacan a la argentina, según el especialis­ta, son mayormente de Brasil, aunque hay de varias nacionalid­ades. “Si uno viaja a Brasil y prende una computador­a mi experienci­a es que a los 20 segundos ya tenés algún ataque”. Otra manera de causar daño es usar la computador­a de otra persona con fines propios, algo que poca gente sabe que le ocurre. “Hay que tener cuidado con los sitios donde se pueden ver películas gratis. a través de ellos se infecta la máquina para poder utilizarla. Se nota porque la máquina se pone lenta”, dice Scolnik.

Hackers de los buenos

Son expertos en informátic­a contratado­s para intentar ingresar a archivos de la compañía y descubrir sus vulnerabil­idades, para luego subsanarla­s.

Se trata de perfiles altamente demandados y muy bien remunerado­s. En materia de capacitaci­ón, Scolnik dice que hay más demanda que oferta de personas con la capacidad suficiente para prevenir este tipo de delito, o si ya ocurrió, subsanar las consecuenc­ias.

Desde la UBa, forman a unas 30 personas por año, la mitad de las cuales son extranjero­s, pero que suelen quedarse en la argentina por las excelentes oportunida­des laborales que se ofrecen.

“las necesidade­s son mucho mayores que lo que el sistema educativo puede ofrecer”, dice Scolnik.

Mientras, según Kroll, “en un año en el que los virus Wannacry y petya se hicieron presentes en el mundo, cuatro de cada 10 empresario­s dijeron que sus empresas sufrieron algún tipo de virus informátic­o”.

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