El futuro próximo del made in Argentina
En el sector industrial se espera un año con un crecimiento moderado en algunas ramas, mientras que otras sufrirán por la competencia de bienes del exterior; el rubro automotor es protagonista junto a los vinculados al campo y a la construcción
Juan Sosa es tucumano, pero vive hace casi tres décadas en el conurbano bonaerense. Trabajó 27 años como oficial tornero en la metalúrgica Futura, una pyme que fabrica tapas de cierre rápido y bridas para la industria petrolera en Lomas de Zamora. La firma exportaba a varios mercados, hasta que en 2014 vino el derrumbe del precio del crudo, y se generó una ola de despidos a nivel mundial.
Los dueños de Futura trataron de demorar la decisión, pero llegó un momento que la caída de la actividad, combinada con la suba permanente de costos y la presión impositiva (factores “made in Argentina”) les hizo decir basta. Echaron a 20 de los 40 empleados que trabajaban en la fábrica, entre ellos a Juan, que hoy no tiene trabajo fijo. Hace “changas” y, con la indemnización, construyó piezas para alquilar en Lanús. La mayoría de sus compañeros maneja un remís, se empleó en el comercio o se las rebusca como puede.
Si Sosa hubiera trabajado en el sectormetalmecánico,fabricando tractores, tolvas o cosechadoras el panorama sería muy distinto. O si trabajara en una de las muchas autopartistas del conurbano, también estaría en otra situación.
Esos sectores mencionados son parte de los que empezaron a ver una recuperación en los últimos tiempos. El año pasado, la producción industrial argentina tuvo un avance del 1,8% en promedio: seis ramas industriales que monitorea el Indec tuvieron un crecimiento y otras seis, cayeron.
Los sectores que empezaron a despegar son los vinculados a la construcción y al campo. El fuerte impulso a la obra pública del gobierno nacional traccionó fuerte a rubros como el acero o la producción de cemento.
“La industria automotriz empezó a sentir el despertar de Brasil, que en la última parte de 2017 empezó a crecer luego de una de sus peores crisis económicas”, explicó a la nacion, Diego Coatz, director ejecutivo y economista de la Unión Industrial Argentina (UIA).
Otros sectores siguieron en caída, como el de productos textiles o electrónicos y la industria alimenticia. “En general, aquellos sectores con mano de obra intensiva son los que siguieron cayendo”, analizó Lorenzo Sigaut Gravina, director de Ecolatina.
hizo un relevamiento la nacion entre funcionarios, economistas, analistas, gerentes y dueños de industrias de distintos rubros, para conocer las perspectivas de uno de los mayores sectores de la economía argentina, que emplea a 1,2 millones de personas en forma directa y que explica un 25% del producto bruto interno (PBI).
Se percibe que hay inquietud a largo plazo. Hay una comprensión hacia el Gobierno, por entenderse que no fue el responsable de generar los problemas de competitividad que arrastra la economía argentina. ¿Qué se le reclama? Más rapidez en la baja de impuestos, menos atraso cambiario y una política menos aperturista.
Desde el Gobierno dicen que no hay apertura indiscriminada. Pero los sectores vinculados a los no transables son a los que mejor les fue en 2017. El déficit comercial industrial en el comercio exterior llegó el año pasado US$48.000 millones el año pasado, una verdadera aspiradora de divisas que por ahora se compensa con los dólares que entran por emisión de deuda o inversiones financieras.
El dato más sensible de la situación es la destrucción de empleo. Desde 2016 se perdieron 70.000 puestos de trabajo en la industria: unos 50.000 en el primer año y 19.301 en 2017, según datos de la UIA basados en información del Ministerio de Trabajo.
Quizás el mejor diagnóstico del sector industrial argentino es el que hizo Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Chrysler Argentina, el miércoles último en Córdoba. El empresario expresó su confianza en la “hoja de ruta” de Mauricio Macri, quien estaba a su lado, pero dejó un mensaje: “No podemos seguir exportando impuestos que nos descolocan para ganar mercados”.