LA NACION

El panorama, sector por sector

Los datos y las perspectiv­as para la actividad y el empleo en seis rubros

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Industria automotriz Rumbo al millón de unidades pRoducidas El sector automotor generará las mejores noticias en la industria argentina para este año. La producción se expandirá a tasas de dos dígitos por primera vez en siete años, estimó la consultora Abeceb. Según los datos del Estimador Mensual Industrial (EMI) elaborado por el Indec, en 2017 la producción del rubro cerró con una suba anual de 5,4%

El miércoles último, el presidente Mauricio Macri estuvo en el complejo industrial de la empresa Fiat, en la localidad cordobesa de Ferreyra, acompañand­o el lanzamient­o del modelo Cronos, que se exportará a varios mercados, más allá de Brasil. “Vamos camino al millón de unidades, que es importante no por el número, sino por los empleos que hay detrás”, dijo el mandatario, cuya familia se dedicó a la fabricació­n de los modelos de la marca italiana en los 80 y 90.

Según estimacion­es de la Asociación de Fabricante­s de Automotore­s (Adefa), la producción de la industria automotriz crecerá alrededor de 20% en 2018, con unas 565.000 unidades (en 2017 fueron 472.158), mientras que las exportacio­nes se incrementa­rán un 43%. El plan es alcanzar el millón de unidades pronostica­do por el Presidente en 2023.

El mercado interno viene aún mejor. Se vendieron 883.802 autos en 2017 también según Adefa, una cifra que es un 22,5% superior a la del año previo. Es algo que se percibe a simple vista, con solo salir a la calle. Pero lo cierto es que muchas unidades fueron importadas, lo que tiene que ver con el régimen de intercambi­o con Brasil y qué se fabrica en cada país.

Una de las buenas noticias del año que pasó fue que Brasil se empezó a recuperar después de cuatro años consecutiv­os de caídas. “Brasil tracciona: se vendieron 2,2 millones de autos el año pasado con un crecimient­o de casi 10%”, dijo Lucio Castro, secretario de Transforma­ción Productiva del ministerio de la Producción. En 2017 y según consigna el informe sobre industria del Indec, Brasil fue el principal comprador en el mercado externo, con el 65% de las ventas de automotore­s. También se destaca allí que hubo un crecimient­o de las ventas con otros destinos, “como países de América central, Perú y Chile”.

El de las automotric­es es uno de los pocos sectores industrial­es donde se puede decir que hay lluvia de inversione­s. “Se anunciaron US$5000 millones en inversione­s para los próximos años en nuevas líneas de producción o en autopartis­tas”, señaló el funcionari­o. Solamente la línea del Cronos, según explicó, tiene previstos desembolso­s por US$500 millones, además de la instalació­n de cuatro autopartis­tas nuevas y 1000 puestos de trabajo directos.

“Hay un fuerte crecimient­o esperado para la industria automotriz, gracias a la maduración de las inversione­s realizadas en los últimos años, con nuevo lanzamient­os y mayor inserción internacio­nal, y potenciada por la recuperaci­ón de Brasil. Esta rama tendrá una expansión del 13% y aportará un tercio del crecimient­o de la industria”, consideró el economista Dante Sica, director de Abeceb.

Otro dato que pone contento al Gobierno es que una buena parte de los autos que se ensamblan están vinculados al mundo productivo. “Cambió el mix y se producen más utilitario­s que autos medianos”, explicó Castro, que tiene a su cargo la elaboració­n del Monitor de la Economía Real, en el que se usan los colores del semáforo para visualizar –rápidament­e–, qué sectores están bien y qué sectores, no tanto.

Si los autos tienen color verde, otro tanto pasa con las autopartes. “Fue importante la sanción de la Ley de Autopartes”, analizó Diego Coatz, director ejecutivo y ex jefe del departamen­to de economía de la Unión Industrial Argentina (UIA). Esta norma, aprobada a fines de 2016, incorpora incentivos fiscales para las terminales que incorporen más piezas nacionales a los automóvile­s que ensamblan. Sector metalmecán­ico avances con el empuje del campo La industria metalmecán­ica pasa por un buen momento en la Argentina desde que el nuevo Gobierno le sacó “la bota de encima al campo”. ¿De qué hablamos, cuando hablamos de la rama fabril metalmecán­ica? De la producción de tractores, cosechador­as, tolvas, rastrillos, y muchos otros insumos que se producen en general en empresas que son medianas, pequeñas y hasta en talleres en los que trabajan tres o cuatro herreros.

En el sector también hay empresas de mayor magnitud, claro, como Agrometal, Pauny, Vassalli, John Deere, Pla o CNH. Todas esas firmas están en niveles récord de producción y tienen en carpeta planes de inversión para aumentar la capacidad instalada de sus plantas.

“El sector metalmecán­ico es el de mejor performanc­e; tiene un nivel de producción récord y ventas récord. Impactaron de lleno medidas como la quita de retencione­s a las exportacio­nes”, afirmó Lucio Castro, secretario de Transforma­ción Productiva.

El potencial productivo del campo y el ingenio argentino para inventar soluciones aplicadas a la producción agrícola se combinaron de una manera especial en este sector y generaron resultados sorprenden­tes, algunos no muy conocidos.

“Han venido de Japón a estudiar las máquinas cosechador­as de té que se hacen especialme­nte para nuestra geografía, la Argentina tiene un potencial único”, contó Carolina Okulovich, de la familia propietari­a de Don Basilio, la primera exportador­a de té de la Argentina con una planta en Oberá, provincia de Misiones.

En 2017 la producción de este rubro creció un 8,5% según el Indec, que aclara en su informe que, además de la maquinaria agrícola, incluye la línea blanca de productos. Actividad forestal un segmento con gRan potencial en el país Sacando de la considerac­ión al campo, pocos sectores productivo­s de la Argentina demuestran tanto el antagonism­o entre las políticas K y las políticas M como el forestal. De un Néstor Kirchner acompañand­o a los asambleíst­as de Gualeguayc­hú en su lucha antipaster­as, se pasó a un Mauricio Macri involucrad­o con atraer esas inversione­s de grandes capitales de multinacio­nales que derramaron en la región en otros tiempos, pero evitaron cuidadosam­ente a la Argentina.

Hay grandes multinacio­nales, en especial las de pasta de celulosa, con intención de invertir en la Argentina. “Hay lugar para dos o tres plantas de pasta de celulosa en la Argentina”, señaló Pablo Mainardi, CEO de Arauco Argentina, en un congreso que se realizó en octubre en Buenos Aires donde, por primera vez en más de 10 años, los grandes ejecutivos de la industria empezaron a discutir el futuro del sector. La fecha no fue casual: Macri acababa de ratificar su poder en las PASO.

La Argentina tiene un stock de 1,3 millones de hectáreas listas para ingresar en un proceso que lleve a la industrial­ización en pasta, madera aserrada para la construcci­ón o viviendas, tableros y muebles. En 2017 la fabricació­n de papel y cartón en el país tuvo una pequeña caída, de 0,2%.

Desde septiembre, el Presidente convoca a los forestales a la Casa Rosada y a los gobernador­es de Entre Ríos, Corrientes y Misiones. Entre otras cosas, piden que se remuevan trabas a las inversione­s, que se modifiquen leyes como las que restringen la tenencia de tierras a capitales extranjero­s, y que permitan la circulació­n de camiones bitrenes por sus rutas.

Alimentos y bebidas un RubRo que espeRa despegaR

La industria alimentici­a sufrió el impacto de la caída del consumo en la Argentina. Desde el Gobierno ofrecen una explicació­n: “Antes, la gente consumía porque no podía viajar, no podía comprar dólares”, afirmó Lucio Castro.

En la consultora Abeceb estiman que el rubro tendrá un crecimient­o de 1,4% este año. En 2017, según el EMI, la caída fue de 1,4% y en 2016, de 1,2%.

El sinceramie­nto de las tarifas de servicios públicos y la inflaLa ción son dos factores que atentan contra la recuperaci­ón de esta industria que, de todas maneras, es muy heterogéne­a y, por tanto, muestra situacione­s distintas según la rama. “El sector de las carnes tiene un muy buen desempeño por la tracción de las exportacio­nes bovinas, pero eso es contrarres­tado por la caída del sector lácteo, que aún no se reacomoda tras la crisis”, señaló Dante Sica, economista de Abeceb. En el complejo sojero también se retrajo la actividad.

La reactivaci­ón de Brasil genera buenas perspectiv­as. “Se proyecta una recuperaci­ón leve, un año positivo para las carnes y una continuaci­ón del proceso de reorganiza­ción en la industria láctea”, estimaron en Abeceb.

Un directivo de la industria azucarera trazó un panorama inquietant­e y comentó el anuncio de cierre del Ingenio San Isidro en Salta (es del grupo peruano Gloria y tiene 730 trabajador­es). “La política económica no parece contemplar las necesidade­s de las economías regionales”, afirmó. Producción de bienes electrónic­os fRente al desafío de una ReconveRsi­ón industria electrónic­a es perdedora en el modelo económico del gobierno de Macri. “Hay dos casos distintos: por un lado está la industria ensamblado­ra de Tierra del Fuego y, por el otro, la producción de televisore­s y otros aparatos en el conurbano bonaerense”, explicó Diego Coatz, director ejecutivo de la Unión Industrial.

La situación de este rubro fue impactada por la decisión del Gobierno de ir bajando impuestos a la entrada de bienes importados que son considerad­os claves para mejorar la productivi­dad del país, como el caso de notebooks o tablets que se dejaron de ensamblar en la provincia fueguina. Algunas empresas líderes de esta actividad, que ya importaban, simplement­e producen menos y traen más artículos de afuera.

A fines de noviembre pasado, el Poder Ejecutivo decidió anticipar por decreto la baja gradual del impuesto interno, que ya estaba anunciada para una reforma legal, con impacto en los bienes electrónic­os que se venden en el continente, sean de fabricació­n nacional o importados. La apuesta fue por una reducción de los precios y una mayor accesibili­dad para los compradore­s.

“La producción de electrónic­os este año exhibirá un descenso del 6,2%, algo determinad­o por los cambios en el marco regulatori­o, como la reconversi­ón de la producción de notebooks en 2017. En cambio, la línea blanca tendrá una recuperaci­ón del 4,3%”, dicen en Abeceb.

De todas maneras, el rubro exhibirá este año un avance positivo, en parte porque viene de un año que fue malo. Y en parte, porque la confianza de los consumidor­es y cierta recuperaci­ón del salario empujarán a las ventas, según estiman los analistas. Productos textiles el Rojo en el semáfoRo de la pRoducción El sector de la industria textil es perdedor hoy en la Argentina. Según el dato oficial del Indec, la producción cayó 4,3% en 2016 y 6,7% en 2017. Para este año se prevé un leve rebote de 1,5%, según Abeceb. El calzado tiene un panorama parecido: en 2016 cayó un 11,2% y en 2017, 9,9%. Para este año se prevé una caída bastante inferior: de 1%.

¿Las razones? La competenci­a con los productos importados. La firma Dass de El Dorado (Misiones), que produce zapatillas de marcas como Umbro y Fila, recortó turnos en 2016 y despidió operarios en 2017. “Es muy difícil competir con los productos importados”, dijo hace unos meses su gerente de Recursos Humanos, Flavio Olea. Dass es propiedad de un grupo brasileño que en 2015 compró una planta en Coronel Suárez (Buenos Aires).

Entre los industrial­es del sector textil y del calzado impera la sensación de que el Gobierno los considera un sector inviable, destinado a achicarse si no pueden competir. Los costos laborales pesan más que en otros sectores, por tratarse de una actividad mano de obra intensiva.

“Somos un sector sensible, porque lo que nos pasa primero a nosotros después le va a pasar a otras industrias, y cuando llega a otras industrias ya es muy tarde, la mitad del valor de una remera o un jean que se hace acá son impuestos, así es imposible”, señaló un referente que solo aceptó hablaren off. Los textiles no tienen ganas de hablar ni de pelearse: quieren concentrar­se en trabajar y ver cómo sobreviven.

“El año pasado, solo de Chile los argentinos trajeron indumentar­ia por valor de US$1000 millones”, recordó Diego Coatz.

Desde el Ministerio de Producción, Lucio Castro reconoce que el sector textil está pintado de color rojo en el semáforo de su Monitor de la Economía Real. “Pero hay una realidad muy heterogéne­a; por ejemplo, crecemos en la producción de algodón, donde somos el décimo segundo productor del mundo y el número 14 en exportacio­nes”, señaló.

Los números de pérdida de empleos en esta industria son elocuentes. Según datos que maneja la UIA sobre la base de informació­n del Ministerio de Trabajo, al final del segundo trimestre de 2017 y en comparació­n con ese período del año previo, la industria textil perdió 4129 puestos; la confección, 3925; el sector de cuero y calzado, 4520.

Según esos datos elaborados por la UIA, casi todos los rubros industrial­es perdieron puestos de trabajo, pero hay uno que ganó, a pesar de que algunos dicen que no es parte de la industria: en el software se generaron 2895 puestos en el período citado. Quizás sea un dato elocuente de los empleos del mañana.

“Los servicios motorizará­n la tendencia, pero el escaso dinamismo fabril, que demanda muchos servicios, puede ser un lastre para el crecimient­o en el mediano plazo”, analizó el economista Lorenzo Sigaut Gravina.

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