Las burlas, el ventajeo y las agresiones ganaron en un clásico olvidable
En el Bosque, Gimnasia y Estudiantes volvieron a aburrir; no hubo goles y abundó el mal comportamiento afuera de la cancha; un futbolista y un dirigente fueron demorados por contravenciones
LA PLATA.– Lo esencial es lo básico, el gran tesoro del fútbol: el gol. Pero con Gimnasia y Estudiantes, en el Bosque, parece que no hay caso. Mientras la pelota vuela de un lado, despierta algún bostezo y en el clásico platense sellan el tercer 0-0 consecutivo en esta cancha, en el derrotero del encuentro sobresale lo ajeno al buen gusto. Las burlas, el
ventajeo, las agresiones y la consecuencia de las gruesas alteraciones de comportamiento fueron protagonistas de la 159° edición de uno de los partidos más relevantes del fútbol argentino. Como consecuencia de ello, un futbolista y un dirigente terminaron demorados en una comisaría.
Resultaba una buena oportunidad para el Pincha de extender la racha con su máximo rival y así mirar de reojo los puestos de vanguardia. Para el Lobo, en cambio, surgía una chance formidable de volver a ganar el clásico después de ocho años y frente a un adversario sin el potencial de otros tiempos. Aunque de fútbol, poco y nada. Y es allí cuando suelen salir a la luz las miserias y mezquindades. De la mano de episodios que rozaron el bochorno y el manual de excusas que empañó una jornada con un clima ideal para ver fútbol. Hay que resaltarlo: ayer, La Plata reunía todas las condiciones para observar un buen clásico.
Desde antes del comienzo del partido fueron varios los jugadores de Estudiantes que se apartaron de las normas elementales de buena conducta. No están errados quienes sostienen que muchas veces son los protagonistas los que deben empezar por dar el ejemplo para evitar hechos de violencia. Lo cierto es que ayer, en el ingreso del micro del Pincha al estadio, se vio a varios futbolistas haciendo claras referencias con sus manos a la goleada 7-0 del Apertura 2006. Por eso, Carlo Lattanzio (20 años, de las divisiones inferiores) fue trasladado a la comisaría donde se le notificó del acta contravencional por violar la denominada “Ley del Deporte”.
Justamente desde aquel cruce disputado en el Estadio Ciudad de La Plata, se enfrentaron en 22 oportunidades por torneos nacionales e internacionales y el Pincha consiguió 13 triunfos, empataron en ocho oportunidades, y el Lobo sólo pudo imponerse en una ocasión: fue en 2010, un 3-1 en la vuelta al Bosque tras cuatro años. Resultó su última victoria.
El hincha tripero siente a su casa de Avenida 60 y calle 118 como un templo donde todo es posible, una pertenencia a la que tuvo que renunciar por cuestiones políticas y debió mudarse al estadio provincial, hecho que pagó con malos resultados: no pudo ganar en los cinco clásicos disputados allí. Vale decir que, en épocas donde se pide en cada esquina el regreso de los hinchas visitantes, los propios clubes suelen ayudar poco. En la previa del encuentro también fue demorado el vicepresidente de Gimnasia, Alejandro Ferrer, por haber desobedecido la orden policial de no dejar pasar a más gente al estadio debido al riesgo de que una tribuna colapsara. Pese a esa indicación, Ferrer hizo ingresar a los hinchas por otro sector. El subcomisario Matías Sáenz dio la orden de trasladarlo a la dependencia.
Ese fervor de Gimnasia por disfrutar de su localía no solo estaba sustentado en el sentimiento, sino que los antecedentes deportivos lo avalaban. Desde 1997, en una época en la que se había acostumbrado a pelear mano a mano con los grandes bajo la conducción de Carlos Griguol, hasta la actualidad, el Lobo se hizo fuerte en el Zerillo ante su acérrimo rival: cinco victorias y ocho igualdades, sobre 15 cruces. Ayer quedó flotando una sensación: si los de Facundo Sava se animaban, asomaba con ser la jornada ideal para finalizar el martirio. Algunos hinchas, en tanto, parecían enfocados en lo insólito: con un tiro libre a favor y más allá del recelo en las requisas, una bomba de estruendo cayó cerca del banco de Estudiantes. Diego Abal detuvo el partido por cinco minutos. Fue otra de las imágenes del clásico.