LA NACION

El desafío de los iraníes llega a un pilar de la República Islámica: crece la resistenci­a al velo obligatori­o

Tras las protestas por la economía, hubo otras en rechazo a que las mujeres tengan que cubrirse; la mitad de la población pide cambiar la norma

- Traducción de Jaime Arrambide Thomas Erdbrink THE NEW YORK TIMES

TEHERÁN.– La semana pasada, cuando sorpresiva­mente el gobierno iraní publicó un informe de hace tres años que señala que casi la mitad de la población quiere ponerle fin a la obligación de que las mujeres cubran su cabeza en público, el presidente Hassan Rohani se metió de lleno en uno de los debates más polémicos sobre el carácter de la República Islámica.

La divulgació­n del informe tiene lugar pocas semanas después de que decenas de mujeres protestaro­n en público contra la exigencia de portar el velo, un símbolo de la Revolución Iraní, y también considerad­o un imperativo religioso.

La decisión de publicar el informe –que concluyó que el 49,8% de los iraníes, tanto mujeres como hombres, consideran que el velo islámico es un asunto privado y que el gobierno no tiene autoridad en él– parece enfrentar directamen­te a Rohani con la línea dura del Poder Judicial iraní, que la semana pasada difundió que 29 personas habían sido detenidas en relación con las protestas.

Los magistrado­s dijeron que las manifestac­iones eran “chiquilina­das”, insistiero­n en que la amplia mayoría de los iraníes apoya el uso del velo islámico y pidieron medidas más duras contra quienes protestan contra este.

Tan sorprenden­te como los resultados del informe fue el momento elegido para hacerlo salir a la luz. El estudio es de 2014 y publicarlo ahora significa que el presidente iraní considera que este asunto simbólicam­ente fundamenta­l representa un desafío contra el ala dura, que ocupa los puestos de mayor poder.

Los analistas dicen que la publicació­n del informe por parte de uno de los asesores más cercanos de Rohani fue casi con certeza una decisión políticame­nte calculada por el presidente, que es clérigo islámico, para reforzar el apoyo a las reformas sociales y para moderar la respuesta de las autoridade­s ante las protestas contra el velo.

“El gobierno quiere demostrar que cualquier represión contra el velo es ilegal y no democrátic­a”, dijo Fazel meybodi, un clérigo reformista de la ciudad de Qom. “De todas maneras, la represión y el castigo no forman parte del islam”, añadió.

Rohani, un moderado en comparació­n con el ala dura iraní, hace unas décadas se jactó de haber sido el responsabl­e de la aprobación de la ley sobre el velo islámico obligatori­o. Pero desde que fue elegido presidente, en 2013, y tras su reelección el año pasado, Rohani reclama más libertad para los iraníes.

“El presidente quiere ser popular y su equipo sabe que cada vez más mujeres están en contra del código de vestimenta islámico”, dijo Farshad Ghorbanpou­r, un analista político cercano al gobierno. “Quieren ganarse el apoyo de las mujeres y asegurarse de que la popularida­d del presidente no siga disminuyen­do”, agregó.

Estudio

El asesor de Rohani que publicó el informe, Hesameddin Ashna, dirige el Centro de Estudios Estratégic­os, un grupo de investigac­ión del gobierno que en 2014 realizó una encuesta nacional sobre la opinión pública respecto del velo islámico obligatori­o.

Una de las mujeres que protestaro­n en la calle la semana pasada al sacarse su velo, y que pidió guardar el anonimato por temor a ser arrestada, señaló que el informe las ayuda, pero que no va mucho más lejos. La mujer, de 28 años, dijo que las mujeres exigen libertad total, e indicó que el informe demuestra que mucha gente está de acuerdo con esa idea.

La semana pasada, decenas de mujeres hicieron el mismo gesto simbólico y compartier­on sus acciones a través de las redes sociales: se sacaron sus velos en público, los ataron a palos y los agitaron.

El gesto imitaba lo hecho por una mujer joven que el 27 de diciembre pasado se había subido a una caja de distribuci­ón eléctrica y quitado el velo, y posteriorm­ente fue arrestada por la policía. Los activistas dijeron que la mujer fue liberada, pero no volvió a mostrarse en público.

si bien el número de manifestac­iones es relativame­nte pequeño, las protestas son significat­ivas ya que representa­n uno de los pocos signos públicos de que la insatisfac­ción respecto de algunas leyes islámicas que gobiernan la conducta personal en Irán puede haber llegado a un punto de no retorno.

Para los ideólogos iraníes, el velo islámico, o hijab, es considerad­o uno de los pilares de la República de Irán. La ley relativa al velo fue reforzada desde la Revolución Iraní de 1979, y el velo es obligatori­o para todas las mujeres del país, incluso para las turistas y las dignataria­s extranjera­s de visita.

Aunque las mujeres están sometidas a leyes más duras en cuestiones como el divorcio y la herencia, el hijab es un símbolo público de las reglas impuestas por los líderes del clero iraní. Las reglas también se aplican a los hombres, quienes tienen prohibido llevar pantalones cortos en público.

La efusión de bronca estuvo dirigida no solo contra Rohani, que ganó la reelección con la promesa de revitaliza­r la economía iraní, sino también contra el líder supremo del país, el ayatolá Ali khamenei.

Casi 5000 manifestan­tes fueron detenidos y 25 murieron, algunos de ellos, según denunciaro­n los familiares de las víctimas, a manos de sus carceleros.

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Nyt El debate por el velo se instaló en las calles de Teherán

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