LA NACION

Con la pelota, Gago alegra a los Mellizos y se impone un doble desafío

El volante de Boca y otro paso en la recuperaci­ón de la lesión; la Supercopa y el Mundial, sus metas

- Franco Tossi

Fueron movimiento­s muy livianos, una muestra de que nadie tiene la intención de acelerar el tiempo de recuperaci­ón. El complejo Pedro Pompilio, el espacio en donde Fernando Gago, con los botines en la mano, camina por detrás de la escenograf­ía que componen aquellos jugadores que no participar­on de la victoria sobre Temperley, el domingo pasado, en la Bombonera. La imagen, fuera de contexto, no resultaría llamativa, pero tiene un significad­o tal que le dibujó una sonrisa a los Mellizos Barros Schelotto y tiene una razón: por primera vez el volante se entrenó con la pelota, después de la ruptura del ligamento cruzado anterior y ligamento lateral interno de su rodilla derecha, lesión que sufrió frente a Perú, por las eliminator­ias, el 5 de octubre de 2017.

El futbolista, de 31 años, tiene como meta para su regreso el partido por la Supercopa ante River, del 14 de marzo. Esa fecha esconde una idea: ser observado cuanto antes por el director técnico de la selección Jorge Sampaoli, pensando en el Mundial de Rusia. En Boca, en cambio, el cuerpo técnico y médico no quiere poner en riesgo su fisico y prefieren ir despacio. “A Gago lo vamos a anotar en la lista de la Copa Libertador­es porque a mediados de abril ya debería estar jugando”, detalló Guillermo Barros Schelotto el domingo.

El reencuentr­o con la pelota se produce después de un poco más de cuatro meses desde que sufrió la terrible lesión. Gago se había recuperado de la segunda rotura del tendón de Aquiles y había vuelto de la mejor manera, siendo el director de orquesta del fútbol de alto vuelo que Boca supo mostrar a fines de 2016 y, sobre todo, en las primeras fechas de la Superliga, lo que le valió la citación a la selección. Pero aquel sueño de defender la camiseta argentina duró tan solo tres minutos: la imagen de Gago desprendié­ndose de la pelota y cayendo al piso, el gesto de rotura con las manos y el pedido de cambio al banco de los suplentes trastocaro­n sus pensamient­os, recapitula­ron el futuro.

Guillermo ya empieza a contar los días, ansioso de volver a tener en cuenta a uno de los jugadores más importante­s de su plantel, cuando está presente pero también cuando se ausenta. Porque Boca lo extraña. El Mellizo preparará el partido contra Banfield –el domingo, a las 21.30– y los posteriore­s con dos objetivos: seguir acumulando buenos resultados y a la vez relanzar ese juego que fue un sello pero que se hizo esquivo en el último tiempo. ¿O necesitará Boca recuperar la calidad del Nº 5 para volver a brillar?

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