Al fútbol se juega también con billetes
A l fútbol se juega con la pelota. Disculpe, dicen los qataríes: al fútbol se juega con billetes. Muchos. Por ahí anda la cosa hoy. De un lado, el poder y los galones de una institución mítica como el Real Madrid, que vendría a representar al modelo futbolístico de toda la vida, más allá de que ahí también jueguen un papel decisivo los millones de dólares y euros. Del otro, la pura fuerza del dinero, porque el Paris St. Germain siempre fue un jugador menor en el contexto del fútbol europeo. Si ahora aspira a ganar la Champions no es porque algo haya virado en su génesis futbolística: lo que cambió es su tesorería.
Hoy, cuando Neymar pise el Santiago Bernabeu, estará encarnando “el proyecto más atrevido del siglo en este negocio“y al “Golfo Pérsico Fútbol Club“, dos imágenes a las que apela el diario español El País para explicar un fenómeno que no es flor de un día, porque el dinero de Qatar y los Emiratos Árabes seguirá comprando clubes y rompiendo records. Hoy impactan los 222 millones de euros pagados por Neymar. Mañana, esa cifra será anécdota.
“Estamos tratando con clubes de Estado sostenidos por otros poderes”, se quejó recientemente Josep María Bartomeu, presidente del Barcelona, en diálogo con la
nacion. Esa molestia, que comparten clubes como el Real Madrid o el Bayern Munich, llegó a la UEFA, que a mediados de año debería dar a conocer el resultado de una investigación que pretende determinar si el PSG está compitiendo deslealmente en cuanto a potencia financiera. Aleksander Ceferin, el presidente de la UEFA, le dijo a la
que no le va a temblar el pulso nacion si tiene que sancionar al equipo de los jeques: “Créame: no hay equipos grandes o chicos en este tipo de investigaciones. No me importa quién sea, si hizo algo malo hay que sancionarlo.”
Por suerte para el PSG, hoy no se hablará de su estado contable, sino de lo que sean capaces de hacer Neymar y compañía. Si el brasileño vive hoy en medio del frío y la lluvia del invierno parisino es por lo que sucedió hace un año, cuando el Barcelona revirtió la derrota de 4-0 de la ida para un 6-1 en el Camp Nou. Cebados, los jeques dieron un doble puñetazo sobre la mesa: 400 millones por Neymar y Kylian Mbappé.
Porque el PSG no tiene paciencia ni tiempo para construirse una musculatura futbolera genuina: como tantos en los gimnasios, recurre a los anabólicos. Hoy comenzará a saber si eso le alcanza. Si la tradición volviera a imponerse, esta vez defendida por el Real Madrid, la sonrisa de Florentino Pérez sería doble. Por el pase a cuartos, sí, pero también por Neymar, al que quiere más temprano que tarde vestido de blanco. En cambio, si el PSG da el batacazo, los qataríes comenzarán a tener cierta razón: al fútbol ya no se juega sólo con la pelota.