LA NACION

Al fútbol se juega también con billetes

- Sebastián Fest LA NACION

A l fútbol se juega con la pelota. Disculpe, dicen los qataríes: al fútbol se juega con billetes. Muchos. Por ahí anda la cosa hoy. De un lado, el poder y los galones de una institució­n mítica como el Real Madrid, que vendría a representa­r al modelo futbolísti­co de toda la vida, más allá de que ahí también jueguen un papel decisivo los millones de dólares y euros. Del otro, la pura fuerza del dinero, porque el Paris St. Germain siempre fue un jugador menor en el contexto del fútbol europeo. Si ahora aspira a ganar la Champions no es porque algo haya virado en su génesis futbolísti­ca: lo que cambió es su tesorería.

Hoy, cuando Neymar pise el Santiago Bernabeu, estará encarnando “el proyecto más atrevido del siglo en este negocio“y al “Golfo Pérsico Fútbol Club“, dos imágenes a las que apela el diario español El País para explicar un fenómeno que no es flor de un día, porque el dinero de Qatar y los Emiratos Árabes seguirá comprando clubes y rompiendo records. Hoy impactan los 222 millones de euros pagados por Neymar. Mañana, esa cifra será anécdota.

“Estamos tratando con clubes de Estado sostenidos por otros poderes”, se quejó recienteme­nte Josep María Bartomeu, presidente del Barcelona, en diálogo con la

nacion. Esa molestia, que comparten clubes como el Real Madrid o el Bayern Munich, llegó a la UEFA, que a mediados de año debería dar a conocer el resultado de una investigac­ión que pretende determinar si el PSG está compitiend­o deslealmen­te en cuanto a potencia financiera. Aleksander Ceferin, el presidente de la UEFA, le dijo a la

que no le va a temblar el pulso nacion si tiene que sancionar al equipo de los jeques: “Créame: no hay equipos grandes o chicos en este tipo de investigac­iones. No me importa quién sea, si hizo algo malo hay que sancionarl­o.”

Por suerte para el PSG, hoy no se hablará de su estado contable, sino de lo que sean capaces de hacer Neymar y compañía. Si el brasileño vive hoy en medio del frío y la lluvia del invierno parisino es por lo que sucedió hace un año, cuando el Barcelona revirtió la derrota de 4-0 de la ida para un 6-1 en el Camp Nou. Cebados, los jeques dieron un doble puñetazo sobre la mesa: 400 millones por Neymar y Kylian Mbappé.

Porque el PSG no tiene paciencia ni tiempo para construirs­e una musculatur­a futbolera genuina: como tantos en los gimnasios, recurre a los anabólicos. Hoy comenzará a saber si eso le alcanza. Si la tradición volviera a imponerse, esta vez defendida por el Real Madrid, la sonrisa de Florentino Pérez sería doble. Por el pase a cuartos, sí, pero también por Neymar, al que quiere más temprano que tarde vestido de blanco. En cambio, si el PSG da el batacazo, los qataríes comenzarán a tener cierta razón: al fútbol ya no se juega sólo con la pelota.

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