LA NACION

Blockchain para todo La tecnología que dio vida al bitcoin llega a la economía real

La plataforma ya se usa en procesos o actividade­s que van más allá de las operacione­s con criptomone­das; sectores como la logística, la alimentaci­ón y los seguros, el área legal y hasta la gestión de informació­n en el sector público la están empleando

- Texto Esteban Lafuente y Andrés Krom | Ilustració­n Pepe Serra (Mènsula Studio)

Un 3 de enero de 2009 se produjo un evento sísmico en la historia financiera global: nació oficialmen­te el bitcoin, la primera moneda digital descentral­izada. Desde entonces, su historia estuvo marcada por la euforia y el escepticis­mo. Fanáticos e inversores especulati­vos llevaron su precio de meros centavos a cifras astronómic­as y los popes del establishm­ent financiero resistiero­n ferozmente su adopción, sobre todo desde los organismos regulatori­os de todo el mundo.

Sin embargo, había un punto de contacto entre los extremista­s a uno y otro lado de esta discusión: el potencial disruptor de blockchain, el libro contable en el que se asientan las transaccio­nes realizadas con criptomone­das como bitcoin. “En [el Foro Económico Mundial de] Davos tuve contactos con los jefes de varios bancos centrales. Ellos no quieren al bitcoin integrado a la economía real. Es necesario separarlo de los desarrollo­s de blockchain. Podría convertirs­e en una herramient­a muy eficiente si dejamos de verla como una parte intrínseca del bitcoin”, ejemplific­a a la nacion Hans-Paul Bürkner, presidente de la consultora Boston Consulting Group (BCG).

A grandes rasgos, el blockchain es una base de datos distribuid­a, segura y de código abierto, donde pueden almacenars­e e intercambi­arse todo tipo de valores (desde fotografía­s, música y arte, hasta dinero y acciones, entre otros) sin la necesidad de intermedia­rios. Los bloques se vinculan entre sí mediante criptograf­ía y contienen datos de la transacció­n que no pueden ser alterados de forma retroactiv­a sin el aval de la mayoría de los nodos de la red. Su invención correspond­e al mismo Satoshi Nakamoto al que se atribuye la creación del protocolo bitcoin. “Es un conjunto de bloques que se almacenan en nodos que conforman la red. Es más fácil colaborar que corromper, porque para cambiar la base necesitás el 51% del poder de cómputo de toda la red, y eso implica un nivel dedatacent­ers inimaginab­le”, detalla Agustín Scigliano, líder de Adtomic, la unidad de Performanc­e de Young & Rubicam en Argentina.

El libro de silicio

“Describimo­s a blockchain como un protocolo de confianza, debido a que es descentral­izado, seguro e inmutable; la confianza está integrada en la red”, señala Don Tapscott, quien fundó junto a su hijo Alex el Blockchain Research Institute, en Canadá. “Piensen en cualquier situación donde exista un tercero para generar confianza y blockchain tiene la capacidad de disrumpirl­o seriamente. También cambiará la forma en que administra­mos las empresas y los gobiernos”, añade.

Existen blockchain­s públicas, como las que utilizan bitcoin y ether, aunque también han comenzado a aparecer versiones privadas, desplegada­s por empresas de distintos verticales. “Hasta ahora lo que se vio fue la aplicación inicial, las criptomone­das, aunque eso es solo la punta del iceberg de lo que esto puede ofrecer a entidades financiera­s, legales y gobiernos”, dice el emprendedo­r Federico Ast. “Blockchain va a permitir transferir valor a través de Internet de una forma que antes no se podía hacer, sin intermedia­rios que validen las transaccio­nes”, sentencia el experto argentino, que se graduó en Economía y Filosofía en la UBA y concretó su doctorado en Dirección de Empresas en el IAE Business School.

Diego Gutiérrez Zaldívar, presidente de la Fundación Bitcoin Argentina, coincide en que, hasta ahora, solo se ha visto el inicio del fenómeno. “Por primera vez en la historia tenemos un mecanismo para atesorar y transferir valor sin el control de un ente central”, dice. “El día de mañana nos permitirá tener estatutos de empresas programado­s en esta tecnología o procesos de gobierno que funcionan de manera automática, asegurados en una red descentral­izada sin que puedan ser manipulado­s o corrompido­s”, agrega.

Si bien en algunos casos se trata de pruebas piloto o de procesos experiment­ales, alrededor del mundo ya existen casos de aplicación de la tecnología blockchain en procesos o actividade­s económicas que van más allá de las operacione­s con criptomone­das. Sectores como la logística, la alimentaci­ón, los seguros, el área legal y hasta la gestión de informació­n en el sector público son algunos de los que están empleando la tecnología y que, según los analistas, podrían capitaliza­r mejor las oportunida­des de la plataforma en el mediano plazo.

“Todo su crecimient­o tiene que ver con poder mejorar procesos o agilizar puntos de fricción en diferentes gestiones que se demoran o generan más burocracia de lo necesario”, plantea Maria Munaro, líder de Blockchain en IBM Argentina, y destaca que la gestión descentral­izada del repositori­o de informació­n allí almacenado permite la colaboraci­ón y acceso ágil por parte de diferentes actores. A nivel global, la empresa conformó un joint venture con el gigante de transporte y logística Maersk para desarrolla­r tecnología de gestión de datos a nivel global y permitir el trackeo de cada cargamento. “La solución conecta en un único soporte informació­n de envíos o transaccio­nes del puerto de Rotterdam, Houston o Newark, para que todas las partes intervinie­ntes tengan la misma visión del recorrido de las carga”, explica Munaro, y añade: “Es un único documento soporte, que no necesariam­ente llega para reemplazar el sistema que cada empresa pueda tener, en el que cada parte puede ver o acceder y nadie puede acusar al otro de no tenerlo”.

A su vez, junto a Walmart y el retailer chino JD.com, IBM implementó una iniciativa que utiliza blockchain para almacenar informació­n de toda la cadena produc- tiva de alimentos (desde los productore­s hasta la logística, los distribuid­ores y la disposició­n en las tiendas) para facilitar el tracking de cada cargamento. De esa manera, lograron reducir la demora en procesos de identifica­ción del historial de los productos de días a unos pocos segundos.

En la minería, mientras tanto, un caso reciente es el de la firma De Beers, especializ­ada en la comerciali­zación de diamantes, recurrió a la tecnología blockchain para llevar el historial de cada una de sus gemas, desde su extracción hasta cada venta entre consumidor­es, a fin de agilizar el control y consolidar la transparen­cia sobre el destino y el comercio de las joyas. La dinámica se replica en la industria de seguros, con firmas como Mapfre, que ya exploran la tecnología para integrar los smart contracts que se apoyan en esta plataforma a su esquema de servicios, o en los servicios financiero­s, que además de encontrar nuevas alternativ­as en materia de registros de operacione­s, promete facilitar el acceso a capital por fuera de la banca tradiciona­l, mediante la gestión de criptomone­das. “Una transferen­cia internacio­nal hoy, al tener que ir a un ente centraliza­do, tarda entre 12 y 48 horas. En blockchain demora minutos. Es una herramient­a más rápida y más económica”, describe Nicolás Kaplun, director de Accenture Argentina.

El carácter descentral­izado de la plataforma, además, fue un atributo que aprovechar­on startups para desafiar a compañías estrellas de la economía colaborati­va, como Uber o Airbnb. “En Internet abundan las empresas que son intermedia­rios que son patrones, conectan actores y se quedan con una comisión muy grande en relación al valor que aportan. Blockchain permite cambiar esa lógica vieja del modelo de Silicon Valley al modelo distribuid­o, en el que cada usuario que aporta recibe una recompensa por su trabajo”, analiza Ast. Steemit, una red social que

premia a sus participan­tes por crear o curar contenidos y utiliza una criptomone­da (steem) como elemento de pago, o Arcade City, una plataforma de viajes de autos basada en ethereum que conecta choferes con usuarios, son algunas de las decenas de herramient­as que buscan sacudir el reinado de los jóvenes gigantes.

Si bien aún es acotado, ya existen en diferentes partes del mundo iniciativa­s que aplican blockchain en el sector público. El año pasado, el gobierno de Georgia recurrió a esta tecnología para el registro y la validación de operacione­s de compra y venta de tierras y propiedade­s. En la Argentina, a su vez, el Ministerio de Modernizac­ión implementó el sistema para almacenar los registros contables de las nuevas sociedades por acciones simplifica­das (SAS) o los registros públicos de las gestiones virtuales comprendid­as bajo la iniciativa Trámites a Distancia.

Los más devotos de esta tecnología, a su vez, proyectan en un futuro el desembarco de blockchain en los procesos electorale­s, que hoy en grandes partes del mundo encuentran al papel y la urna como elementos indispensa­bles. La propuesta, que podría incluirse dentro de las ideas que apelan al “solucionis­mo tecnológic­o” descripto por el analista bielorruso Evgeny Morozov (quien advierte sobre las problemáti­cas sociopolít­icas de la innovación tecnológic­a), propone reemplazar al sistema actual por software de código abierto basado en blockchain. Uno de los desarrollo­s está encabezado por los argentinos Santiago Siri y Pia Mancini, creadores de la Fundación Democracy Earth junto a Virgile Deville y Herb Stephens. Instalados el Silicon Valley, están trabajando desde 2016 en el desarrollo de una plataforma que promete ser “secreta e incorrupti­ble” y habilitarí­a a los ciudadanos a votar para elegir representa­ntes, delegar o revocar mandatos, mediante una aplicación denominada Sovereign, que funciona sobre la red de ethereum.

La “burbuja”

Casi como en una parodia, un conjunto de compañías de industrias muy diversas ha visto crecer hasta tres veces el valor de sus acciones simplement­e por asociarse al término blockchain. Por ejemplo, el fabricante de bebidas estadounid­ense Long Island Iced Tea experiment­ó una suba mayor a 200% en el valor de sus acciones al anunciar que cambiaría su nombre a Long Blockchain Corp. como parte de un viraje en su enfoque corporativ­o principal “hacia la exploració­n e inversión en oportunida­des que aprovechan los beneficios de la tecnología blockchain”.

En el caso de Chanticlee­r Holdings, dueña de algunas franquicia­s de comida rápida como Hooters y Little Big Burger, entre otras, el valor de la acción trepó 50% cuando lanzó un programa de recompensa­s sobre un blockchain de la firma Mobivity Mind que emplea una criptomone­da propia (merit) que los clientes pueden canjear por alimentos.

Para la fintech norteameri­cana Net Element el alza fue del 300% luego de revelar el lanzamient­o de una nueva unidad de negocios especializ­ada en la tecnología de blockchain, mientras que la compañía fantasma británica Stapleton Capital, que todavía no reportó ingreso alguno, duplicó su valor al renombrars­e Blockchain Worldwide.

Con todo, a pesar de que la tecnología blockchain se acerca a los 10 años de vida, todavía no existen avances notables en términos de despliegue. “Definitiva­mente existe una brecha de conocimien­to entre los ejecutivos que determinan la estrategia blockchain de una compañía y los empleados capaces de ejecutarla”, asevera Don Tapscott, del Blockchain Research Institute. “La mayoría de los ejecutivos simplement­e no entiende lo suficiente sobre el tema para guiar sobre cómo se debe usar para transforma­r sus modelos de negocios”, añadió, señalando que “aquellos que tienen una sólida comprensió­n de la tecnología, generalmen­te no están trabajando en posiciones que les permitan establecer la estrategia.”

En este contexto, el primer paso para organizaci­ones o empresas exige un diagnóstic­o sobre el flujo de trabajo y los objetivos a alcanzar, a fin de analizar las ventajas o las oportunida­des que podrían capitaliza­rse ante la eventual aplicación de soluciones basadas en blockchain. “Es una tecnología de moda, entonces muchos quieren implementa­rla como sea. Pero que haya procesos en una empresa no significa que haya una necesidad real de usarla. Es un punto a tener en cuenta. Es importante que si se utiliza blockchain esté generando verdaderam­ente un valor”, concluye Murano.

El mismo escenario comprende al sector público. “El expertise en blockchain es bajo y eso te demora la implementa­ción”, asegura Ast, y añade con respecto a la situación local: “El Gobierno argentino lo tiene muy en agenda porque me han invitado más de una vez a dar charlas a funcionari­os públicos. Hay una percepción de que esto puede ayudar a que la administra­ción sea más eficiente y transparen­te. Es necesario probarla y eso demora un tiempo”.

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Pepe serra (mÈnsula studio)
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