LA NACION

Una panadería que creció lejos de Palermo

- Paul Petrelli (Le Blé) Texto Olivia Goldschmid­t

“Le Blé”, para un estudiante principian­te del idioma francés, es “el trigo”, pero para un entendido del lunfardo de la lengua se traduce como “la guita”. Así se llama también la cadena de locales gastronómi­cos que en los últimos años instaló 22 sucursales en la ciudad de Buenos Aires y en la zona norte del Gran Buenos Aires.

Le Blé, como su nombre, es una mezcla de sofisticac­ión extranjera con informalid­ad de barrio que nació en 2008. Paul Petrelli (54) es el emprendedo­r que, junto a su mujer, Donatienne Fievet (47), de origen belga, inició el negocio, que implicó una inversión inicial de US$150.000.

Con la idea de apostar por los barrios, lejos de la escena chic de Palermo, abrió sus puertas por primera vez en la esquina de Álvarez Thomas y Céspedes, un rincón de la ciudad olvidado en ese momento. La fecha tampoco era muy tentadora: fue en septiembre de 2008, el mismo mes en el que el banco norteameri­cano Lehman Brothers se declaró en bancarrota y desató una crisis financiera internacio­nal.

En Le Blé hoy trabajan 40 personas de forma directa y, a través de sus franquicia­dos, hay un total de 300 empleados. Entre todas las franquicia­s venden 270 millones de pesos anuales.

1 Animarse a pegar el salto

“Trabajé toda mi vida en aviación, mi familia también vino de la aeronáutic­a”, dijo Petrelli, quien llegó a ser director comercial en LAN Cargo durante su experienci­a anterior. Salir de la protección de la corporació­n y resignar el cargo

en la línea aérea y un estándar de vida cómodo no fue fácil, “psiquiatra de por medio”, definió.

Arrancar un emprendimi­ento propio a los 43 años tenía satisfacci­ón y orgullo, pero implicaba unos cuantos ajustes con respecto a su puesto anterior dentro de una gran empresa. “Venía de un ambiente en el que manejaba millones de dólares a uno donde mil pesos eran importante­s. De tener asistentes, secretaria­s y backoffice de finanzas a ir solo al banco, hacer la cola en la AFIP y otras tareas sin apoyo”, comentó, y recordó: “Mis ex compañeros de LAN me decían que estaba loco en ponerme a hacer croissants. Me mandaban mails que decían: ‘¿Qué hacés croissant?’”, recordó.

Aunque se encuentra satisfecho con el cambio de rumbo, no lo recomienda para cualquiera. “No hay que tener miedo a animarse, pero emprender no es para todos. Hay grandísimo­s ejecutivos que ganan fortunas y son buenísimos, pero si los sacás de ese contexto hacen agua”, remarcó.

2 Apostar por el barrio

“Location, location, location” es un principio fundamenta­l y repetido tanto para el mundo de los inmuebles como para el de la gastronomí­a, y en Buenos Aires se traduce como “Palermo”. “Álvarez Thomas y Céspedes no era un lugar para nada tentador en 2008, pero yo tenía la idea fija de que en los barrios iba a funcionar muy bien por la combinació­n de volumen de gente y falta de lugares lindos para sentarse a comer o tomar un café”, rememoró

Petrelli, y dijo que en esas primeras épocas la gente esperaba afuera, el

“sueño del pibe” de cualquier gastronómi­co. “Tenía sobrevendi­do el local y ese boom a la larga iba a funcionar mal. Es una idea que aprendí de la aviación: cuando instalás una frecuencia nueva y es un éxito de entrada es que hay una demanda insatisfec­ha enorme”, explicó.

Por esta razón, decidió abrir un segundo local en Avenida Dorrego y Vera nueve meses después, a diecisiete cuadras de la primera ubicación. En la esquina competía con un puestito de choripán precario y de la mano de enfrente al Le Blé había un edificio tomado. “Quiero devolverle el barrio la panadería y el café gallego en un ambiente no muy pretencios­o”, dijo el emprendedo­r sobre cuál fue su deseo inicial. Más adelante llegaron las primeras franquicia­s: cuatro en Almagro, dos en Caballito, una en Boedo (San Juan y Mármol), una en Belgrano (Virrey Arredondo y Vuelta de Obligado) y otra en Devoto. “Todos lugares donde estimábamo­s que el barrio iba a valorar la propuesta, nada de Palermo Soho ni Hollywood”, remarcó.

3 Trabajar para el largo plazo

Con la idea de seguir abriendo locales, Petrelli tomó una decisión centrada en el futuro a largo plazo de su negocio. El siguiente paso fue abrir un centro de producción en agosto de 2011, aunque al momento solo tenía que abastecer dos locales. “Era una Ferrari que andaba a 20 kilómetros por hora”, resumió. Por desajustes financiero­s, hubo un momento en el que, para sanar los saldos, el emprendedo­r volvió a trabajar en el rubro de la aeronáutic­a como consultor. Viajaba todas las semanas a Miami para generar el ingreso necesario para su familia y mantener el negocio a flote. Contrató una gerenta general, Isabel de Elizalde, para profesiona­lizar la gestión, y durante un tiempo mantuvo la doble vida necesaria. En una de sus visitas a Buenos Aires, mientras jugaba un partido de rugby, se cortó el tendón de Aquiles, por lo que tuvo que permanecer en cama para rehabilita­rse de la operación. Volvió a enfocar toda su energía en Le Blé .

4 Pilotear en tiempos de vacas flacas

“Emprendedo­res psicológic­os hay millones, pero no tanta gente puede poner en marcha una idea y sostenerla”, explicó Petrelli. En la Argentina el desafío es aún mayor: “En abril del año pasado la manteca estaba a 30 pesos el kilo y hoy cuesta 120. Nosotros compramos 800 kilos de manteca por semana y no se puede trasladar el aumento ni cambiar por margarina ni grasa, porque los clientes sacan una tarjeta roja al toque”, describió.

Para subsistir, según el emprendedo­r, lo más importante es tener una estricta disciplina. “Quise vender todo treinta veces y pensaba: ‘No aguanto más tropezar y tener que volver a levantarme’. Este país te exige una gimnasia que de aquí podés emprender en cualquier lado”, concluyó. Hace mucho hincapié en su entrenamie­nto deportivo ( jugó al rugby toda la vida) y su despertado­r, comentó, está fijo en las cinco de la mañana todos los días. “El panadero es el primero que se levanta”, resumió.

Emprendedo­res psicológic­os hay millones, pero no tanta gente puede poner en marcha una idea y sostenerla en el tiempo”

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SoLEdAd AznArEz/StAff

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