LA NACION

Endoscopía­s

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Soy especialis­ta de aparato digestivo, con 65 años de ejercicio médico y no menos de 50 o 60 endoscopía­s con el gastroscop­io semirrígid­o de Schindler. Las endoscopía­s digestivas constituye­n un componente de la tecnología de aplicación en medicina. Les cabe entonces la definición de J. Habermas, quien dice que ellas son “una praxis con arreglo o fines”, es decir, que tienen connotacio­nes económicas para quienes la practican y mucho más si se la compara con los honorarios de consultas médicas en las prepagas. El exagerado número de endoscopía­s realizadas a pacientes jóvenes y de mediana edad con sintomatol­ogía digestiva inespecífi­ca, sin otro estudio previo, me permitió constatar que alrededor del 80% de ellos no tenían patología alguna. Lo mismo ocurre en pacientes a quienes se les realizó una colonoscop­ía, que es mucho más compleja (quedan exceptuada­s de esta considerac­ión las personas que tienen antecedent­es familiares de cáncer de colon, cuyos casos requieren un enfoque diferente). Las complicaci­ones de ambos procedimie­ntos no son cero y en algunos pacientes constituye­n problemas graves. Ello me llevó a dirigirme a la dirección médica de una importante institució­n de medicina prepaga; fui entrevista­do por un auditor, a quien expliqué cuál era mi idea para que los procedimie­ntos se enfocaran en los pacientes y no en lo económico. Me contestaro­n que no se podía hacer nada. Habría muchísimo más para decir, pero demandaría mucho más espacio. Dr. Horacio A. Dolcini DNI 4.032.328

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