Una cultura vial al estilo argentino
Costumbres que potencian un tránsito desordenado y peligroso
Definición académica de cultura: Conjunto de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a un pueblo, a una clase social, a una época, etcétera. El axioma se puede aplicar a muchos aspectos de la vida, incluso a nuestra “cultura vial”. No tenemos la peor del planeta; pero no es para vanagloriarse, porque parte de una mayoritaria creencia errónea: “Yo manejo (muy) bien, el 95% lo hace mal”. Bien... a la argentina. Sin embargo, por lo que se ve en rutas y calles la proporción es inversa. El primer error es confundir “manejar” con “conducir”: una cosa es controlar el vehículo y otra tener plena atención no sólo de nuestro vehículo sino de todo el tránsito adelante, atrás y a los costados. Podemos manejar bien, pero ¿qué tal conducimos? Fin de semana último: un “carnaval” de nuestras costumbres viales. En las autovías, más vehículos circulando por la izquierda que por la derecha (cuando se debe mantener el carril derecho, sobrepasar por el izquierdo y retornar). Peor aún: los “banquineros”, esos irresponsables que adoptan la banquina (lugar para detenerse en una emergencia) como si fuese una vía exclusiva para ellos. Para muchos una asignatura pendiente es la distancia de seguimiento (y frenado). Hay que tomar conciencia que un vehículo a 100 km/h necesita no menos de 80 metros (con una reacción estándar de 1,5 s y frenos óptimos). Por esto, hay choques en cadena a diario. Otros condimentos de nuestra cultural vial: no usar las luces de giro, no mirar los retrovisores, y más grave aún: no abrocharse el cinturón (su uso ha disminuido) y hablar o escribir por celular, entre otros. Pero, mientras no haya controles móviles, que se muevan con el tránsito, buena parte de nuestras reglas de tránsito es letra muerta.