LA NACION

la violencia de género aumenta en la capital

Las denuncias registrada­s durante el año pasado crecieron 4 por ciento

- Marina Gama Cubas

Los casos por violencia contra la mujer en la ciudad de Buenos Aires van en aumento. Durante 2017, la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia registró 9687 denuncias por agresiones y malos tratos en el ámbito familiar; la cifra representa un aumento del 4%, es decir, 378 casos más respecto de 2016.

Data analizó cuáles la nacion son las zonas de la ciudad donde viven las víctimas que hicieron las denuncias: la mayor cantidad proviene de las comunas 4 y 8, ambas en el sur de la Capital, donde se registra una tasa superior a 500 denuncias cada 100.000 habitantes. En contraste, el barrio con el menor número de denuncias en la Justicia es Recoleta, con 120 cada 100.000 habitantes.

Analía Monferrer, titular de la OVD, se refirió a las hipótesis que podrían explicar esto. “Hay quienes sostienen que las personas de los barrios carenciado­s o más pobres son las primeras que recurren a la Justicia. Y en las zonas más acomodadas, que generalmen­te están al norte, se inclinan más por el ámbito privado para poner fin al conflicto, antes que acudir a una autoridad”.

La mayoría de los casos de agresiones y malos tratos que llegaron en 2017 a la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte se registraro­n en la zona sur de la ciudad Carla, de 46 años, sufrió diez años de violencia hasta que se separó de su agresor. “Mi vida funcionaba a través de la amenaza, cualquier cosa lo ponía nervioso. Yo pensaba que podía manejar la situación, dejando de hacer cosas que a él le molestaban. Siempre tratando de que él no entre en cólera”, relató. Sin embargo, el tiempo le demostró que nada lo detendría. Las agresiones que empezaron siendo psicológic­as, sociales y económicas también pasaron a ser físicas. Después de mucha terapia y apoyo familiar, la separación le parecía la única salida para ponerle fin a la pesadilla. Sin embargo, la nueva etapa nada tuvo de nueva. El primer día después del divorcio, su exmarido le golpeó la cara, y el vidrio de los anteojos que tenía puestos la cortaron. En ese momento tomó fuerzas para presentars­e ante las autoridade­s y hacer la primera denuncia.

Año tras año historias como la de Carla se repiten. Según la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en la ciudad de Buenos Aires se registraro­n, en 2017, 9687 denuncias por agresiones y malos tratos en el ámbito familiar. Esto significa un aumento del 4% (378 casos más) respecto de 2016. Se trata de todas las denuncias que llegaron a la Justicia a través de esta oficina.

Data analizó cuáles son LA NACION las zonas de la ciudad donde viven las víctimas que hicieron las denuncias: la mayor cantidad de casos se registraro­n en el sur de la Capital Federal, es decir en las comunas 4 y 8, integradas por los barrios de Barracas, La Boca, Nueva Pompeya, Parque Patricios, Villa Lugano, Villa Riachuelo y Villa Soldati. Ambas comunas están al frente del ranking de denuncias desde 2015 hasta la actualidad con una tasa superior a 500 cada 100.000 habitantes.

En número de denuncias, le sigue la comuna 1, conformada por Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Montserrat y Constituci­ón, con 1020 denuncias en 2017, 999 en 2016 y 1053 en 2015, lo que equivale a 403 cada 100.00 habitantes.

En contraste, el barrio que históricam­ente acumula el menor número de denuncias en la Justicia es Recoleta con 120 denuncias cada 100.000 habitantes. Ahí, los casos registrado­s descendier­on un 4%: pasaron de 188 en 2016 a 180 en todo 2017, mientras que en 2015 las denuncias fueron 201.

En diálogo con LA NACION, la OVD explicó que no hace análisis sobre sus datos. Sin embargo, Analía Monferrer, titular de la oficina, habló de las hipótesis que explicaría­n estas estadístic­as: “Hay quienes sostienen que las personas de los barrios carenciado­s o más pobres son las primeras que recurren a la Justicia. Y en las zonas más acomodadas, que generalmen­te están al norte, se inclinan más por el ámbito privado para poner fin al conflicto, antes que acudir a una autoridad”.

A su vez, la socióloga de la Universida­d de Buenos Aires María Del Carmen Sánchez, experta en temas de violencia y de género, manifestó que los recursos de las víctimas para reconstrui­r su vida después de hacer la denuncia son mucho más escasos en los sectores populares. “Además de toda la estructura de abogados y psicólogos que una mujer de sector alto puede disponer, si en algún momento termina la violencia, segurament­e tiene alguna posibilida­d económica. O porque trabaja, o porque tiene algún título, o porque tiene apoyo familiar. Estos son elementos que ayudan y motivan a hacer su valija, agarrar a sus pibes e irse de la casa. Pero si no tiene trabajo o lo poco que gana no le alcanza para alquilar una vivienda, mandar a los pibes al colegio y desarrolla­r una vida medianamen­te normal y aceptable, la cosa se complica mucho más”, dijo.

La violencia contra la mujer se traduce en múltiples formas de agresiones. Se puede dar en el ámbito psicológic­o, físico, simbólico, ambiental, económico, social y sexual. En casi todos los casos que llegan a la OVD, el equipo de expertos que asiste a la víctima confirma malos tratos psíquicos (97% de los casos). El segundo tipo más recurrente es el físico, presente en el 65%.

“Lo que pasa es que muchas víctimas llegan a hacer la denuncia cuando ya han superado diferentes tipos de violencia y muchas veces la violencia física es el detonante para que la persona se anime a hacer la denuncia”, observa Monferrer.

Tanto Sánchez como las víctimas entrevista­das apuntan a la ineficacia del Estado y sus métodos de combate en esta materia: “La mujer hace la denuncia, ¿pero después cómo sigue? Le ponen la perimetral a los tipos y los tipos no lo respetan. Ni siquiera tiene pena el que no cumple la perimetral”, dice la socióloga.

Al respecto, el Ministerio de Justicia explicó a que iniciaron LA NACION un plan piloto de control de las medidas cautelares (perimetral­es) que consiste en la utilizació­n de los dispositiv­os electrónic­os duales (también conocidos como pulseras o brazaletes) para la protección de las personas que sufren situacione­s de violencia. Se lanzó en agosto de 2016 y ya se entregaron 144 aparatos.

Fabiana Tuñez, Directora Ejecutiva del Instituto Nacional de Mujeres, manifestó que para saldar la falta de respuesta de la Justicia, se habilitó un área de litigio estratégic­o que acompaña a la víctima en el proceso judicial, y se implementó el patrocinio jurídico gratuito especializ­ado, entre otras medidas.

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