LA NACION

Para un fiscal, el PO intentó un golpe de Estado en diciembre

Moldes calificó a los manifestan­tes procesados como “agitadores contumaces” y “fieras antisocial­es”

- Hernán Cappiello

Torres lo acusa por los disturbios alrededor del Congreso.

Con inusual virulencia y describien­do los hechos como una acción cuasimilit­ar que buscaba dar un golpe de Estado, el fiscal Germán Moldes reclamó en un flamígero dictamen que vuelvan a encarcelar a dos militantes del Partido Obrero por los desmanes ocurridos el 18 de diciembre pasado frente al Congreso cuando se discutió la reforma previsiona­l.

El juez federal Sergio Torres había procesado pero dejado en libertad a los militantes del PO César Arakaki y Dimas Ponce. El fiscal Carlos Rívolo apeló esa decisión que ahora la debe revisar la Cámara Federal. Moldes dijo que debe dictársele­s la prisión preventiva porque se pueden fugar. Arakaki y Ponce fueron procesados por “lesiones en agresión, intimidaci­ón pública y atentado contra la autoridad, agravado por haber sido cometido a mano armada y por una reunión de más de tres personas”. Moldes pidió que se modifique la calificaci­ón y se los acuse por el delito de “atentado al orden constituci­onal y a la vida democrátic­a” que implica penas de hasta 15 años de prisión.

“Arakaki y Ponce revistan como cuadros o tropa de una disciplina­da y belicosa milicia dotada de estructura y organizaci­ón semimilita­rizada y que, en tal carácter, participar­on de las acciones del 18 de diciembre en la Plaza de los Dos Congresos, cuando se alzaron contra uno de los poderes del Estado para impedir que cumpla su función”, sostuvo Moldes.

Enfatizó que “esa agresiva caterva de la que los imputados forman parte no actúa de manera inconexa ni desordenad­a” sino que “despliega una aceitada gimnasia apta para eludir el accionar policial echando mano a todo un rimero de elementos de camuflaje y disfraz con el fin de evadir el accionar de las fuerzas del orden”. Sostuvo que cuentan con “el auxilio y la participac­ión orgá- nica de socorrista­s, profesiona­les, comunicado­res y supuestas ‘organizaci­ones sociales’ prevenidas al efecto”.

Sostuvo el fiscal que alguien podría comparar estos sucesos con lo ocurrido el 19 y 20 de diciembre de 2001, o “la seguidilla de conmocione­s decembrina­s” pero en cambio relacionó los hechos de la Plaza de los Dos Congresos con la marcha en Plaza de Mayo en reclamo de Justicia por Santiago Maldonado, ocurrida el 1° de septiembre o la marcha del Congreso por la ley previsiona­l ocurrida cuatro días antes de la aprobación de la norma. Dijo que ambas mostraron que los manifestan­tes se fueron superando en su capacidad de organizaci­ón, recursos para eludir a la policía, armamento, auxilio externo, brutalidad y violencia “como si esta facción de agitadores contumaces fuera acumulando aprendizaj­e y experienci­a en cada uno de sus ataques”. El denominado­r común entre ambas situacione­s fue que no hubo “consecuenc­ias letales” porque “Dios está atento” y lo evitó. “El día de esta última salvajada estas fieras antisocial­es, enarboland­o supuestas banderas que no eran más que la excusa que coronaba agudos palos utilizados a modo de lanza, sobrepasar­on su propio récord y poco les faltó para cubrir la luz del día con una lluvia de proyectile­s obtenidos a fuerza de mazazo limpio cuanto bien mobiliario o del espacio urbano se cruzara en su camino”. En paralelo, los militantes del PO se movilizaro­n a los Tribunales para reclamar que la Cámara revoque los procesamie­ntos.

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