LA NACION

El Vaticano busca cerrar el caso Barros

Un experto enviado por el Papa recibe a una víctima

- Federico Grünewald

SANTIAGO, Chile.– Pasaron varias cosas entre el “no hay ninguna prueba en su contra” del papa Francisco sobre el obispo Juan Barros y la reaparició­n del máximo experto en pedofilia del Vaticano para que viaje a recoger antecedent­es sobre Barros, acusado de encubrir abusos cometidos por el sacerdote Fernando Karadima. Fueron las mismas víctimas de Karadima quienes lamentaron la defensa de Barros por parte de Jorge Bergoglio y obligaron a una reacción, que incluyó las disculpas del Pontífice.

El viaje de del arzobispo de Malta, Charles Scicluna, comenzará hoy en Nueva York con una entrevista a Juan Carlos Cruz, víctima que sostiene que Barros encubrió a Karadima, y continuará en Chile hasta el próximo viernes.

La primera reacción fue de los obispos de Chile, en especial Juan Barros, que dijo que todo lo que disponga Francisco lo recibe “con fe y alegría”. En su diócesis de Osorno, sin embargo, se observó una grieta profunda, expresada en la carta que envió a la Conferenci­a Episcopal el sacerdote Peter Kliegel, “hijo ilustre de Osorno”. “Tildar el testimonio honrado de parte de una víctima (afirmado en juicios públicos) de calumnia, es gravísimo”, escribió Kliegel y agregó: “Con estas palabras no se ofendió a algunos laicos, se golpeó fuertement­e a una comunidad diocesana, a la Iglesia nacional”.

Voces de distintas congregaci­ones, e incluso algunos obispos, coincidier­on además en tres apreciacio­nes tras la visita del Papa a Chile: que había mucho dolor en las bases, que Barros debió renunciar hace bastante tiempo y que podría considerar­se una víctima más de Karadima.

Marta Lagos, directora de Latinobaró­metro, que en enero situó la confianza de los chilenos en la Iglesia Católica en 36%, afirmó a

la nacion: “Cuando el Papa llega a Chile se da cuenta de que la versión que tenía sobre el caso Barros no era completa y además lo encara el obispo de Boston (Sean O’ Malley). Entonces, él dice ‘aquí hay algo más’ y decide mandar a este inspector (Scicluna), justamente porque no cree en la objetivida­d de los obispos. Es un cuestionam­iento muy fuerte a la Iglesia Católica chilena, porque desautoriz­a los antecedent­es que le habían entregado y quedó en evidencia que estaban escondiend­o informació­n o entregándo­la parcialmen­te”.

Jaime Coiro, vocero del Episcopado, explicó que Scicluna no hará una “indagatori­a”, sino que se reunirá con personas que afirman contar con antecedent­es sobre Barros. “Los obispos valoran que el Papa pida a Scicluna esta misión, porque se dio cuenta de que hay un tema que no está zanjado, escuchó lo que pasaba en la sociedad”, opinó Coiro en diálogo con

la nacion. “Ahora quiere zanjarlo definitiva­mente”, añadió el vocero y dijo que entre los obispos “la decisión del Papa ayudó muchísimo a serenar el ambiente de dificultad­es después de la visita”.

Cruz, la víctima que será recibida por Scicluna, pidió sin embargo en sus redes sociales mantener la misión de Scicluna “lejos de las garras” del Episcopado chileno. Esa desconfian­za, explicó Juan Carlos Claret, vocero del movimiento Laicos y Laicas de Osorno, surgió por actitudes como la del nuncio apostólico en Santiago, Ivo Scapolo. “Cuando se nos informó que seremos recibidos por el obispo de Malta, el nuncio nos dijo que por favor le enviáramos un informe detallado de elementos que vamos a proporcion­ar. Es un intento deliberado por obtener antes informació­n. Además, tiene un conflicto de interés, porque él pasa sus vacaciones en el fundo de los Madrid, familia materna de Juan Barros. Son personas que se deben favores entre ellos, no confiamos en el nuncio”, aseguró Claret.

Además confirmó que para la cita con Scicluna, el miércoles, le llegaron nuevos antecedent­es sobre Barros, de parte católicos que vieron en Laicos un espacio de confianza fuera de la Iglesia. “No son pocos los testimonio­s (de encubrimie­nto y supuesto abuso de poder)”, agregó Claret, que observa que en Osorno hay “enojo entre las personas, amigos que ya no se saludan y hermanos de fe que se pelean”.

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