LA NACION

Locos por Los robots Emprendedo­res tras soluciones para el agro

En los Estados Unidos se realizó una competenci­a para siembra y control de malezas, en la que se presentaro­n diversos prototipos; fortalezas y debilidade­s de la tecnología.

- Texto Fernando Bertello LA NACIoN | Fotos Miguel Buero y Juan Riva

AMiguel Buero, asesor del CREA Trenque Lauquen II, le interesaba saber qué podía hacer la tecnología en cuanto al uso eficiente y sostenible del ambiente, además de cómo adaptar con la tecnología los sistemas actuales de producción justamente a las demandas técnico-ambientale­s y sociales. A Juan Riva, productor de ese mismo CREA, lo movía una pasión innata por la tecnología, por aprender y preguntar sobre cada novedad que hiciera foco en el futuro para el sector. ¿Qué hicieron? El año pasado, se fueron juntos a la AgBot, una hackathon sobre ingeniería, software y hardware vinculada con la agricultur­a que se realizó en Rockville, Indiana.

Lo distintivo de la AgBot es que se trata de una competenci­a de robots agrícolas. Participan desde emprendedo­res, en algunos casos impulsando un proyecto que tiene el apoyo de toda su familia, hasta empresas y universida­des. Allí se prueban prototipos o conceptos en diversos productos.

Cuando Buero y Riva asistieron hubo dos competenci­as, una de siembra y otra de control de malezas. La idea era que se buscara una buena automatiza­ción de las tareas con la instalació­n de sensores, por ejemplo, para detectar diversos problemas.

En el caso de la primera competenci­a, los equipos debían cumplir, según recordaron Buero y Riva, con la mayor cantidad de estos requisitos: plantar autónomame­nte dos pasadas, de dos o cuatro surcos cada una del cultivo de maíz, la sembradora hacer cuatro surcos de tresciento­s metros dando vuelta sola en las cabeceras, autónomame­nte cambiar la variedad de semilla según prescripci­ón, autónomame­nte cambiar la densidad de siembra por variedad según prescripci­ón, transmitir video en tiempo real del frente y la parte trasera del equipo, autoabaste­cerse (por ejemplo, cargarse dos variedades de semilla).

En tanto, para la competenci­a de control de malezas los equipos debían autónomame­nte manejar entre dos o cuatro surcos y poder doblar al final de estos, hacer cuatro pasadas de tresciento­s metros de largo a una velocidad de entre tres millas y media a diez millas por hora, observar autónomame­nte el cultivo, identifica­r en la línea de siembra y entre surcos tres malezas comunes, cumpliment­ar la muerte química o mecánica mientras el robot se mueve en el cultivo y proveer métodos de observació­n en tiempo real desde la base del robot. Todo esto mientras se realizaban las tareas de tratamient­o de malezas y/o fertilizac­ión.

Buero y Riva vieron varios desarrollo­s, algunos novedosos, funcionale­s y otros que mostraron sus fallas en la misma competenci­a a campo.

Entre otros equipos, estaba el de la firma privada Prairie Robotics, de Canadá, que participó en un desafío de pulverizac­ión y obtuvo allí el primer puesto.

Esta empresa llegó con un fumigador y trabajó sobre un chasis de un arenero de Yamaha. “Lo manejaban de manera automatiza­da usando unas cajitas que intercepta­n las señales del cableado Can-Bus y van probando cada señal captada hasta que resuelven la totalidad de los comandos”, contaron.

Explicaron que había varias cámaras en la parte delantera y trasera del vehículo que tomaban fotos y las comparaban con bases de datos previament­e creadas. Por medio de inteligenc­ia artificial procesan y comandan la aplicación identifica­ndo malezas por colorimetr­ía.

Para los argentinos, no obstante “deslució mucho que el vehículo de Yamaha no tenía ni la trocha, ni el rodado acorde, por lo que pisaron todo el maíz” en la competenci­a.

“Si lo hubieran resuelto hacían un trabajo impecable”, agregaron en un documento sobre la experienci­a en esa muestra.

Kyler Laird, un farmer y programado­r de EE.UU., creó una sembradora autónoma usando diversas tecnología­s, además del tractor no tripulado. Según contaron Buero y Riva, en su caso la clave estuvo en el manejo de redes y fue el único que cumplió con el desafío completo, lo que le permitió ganar en siembra y llevarse 25.000 dólares.

“Cuando todos hicieron agua él no perdió la conectivid­ad, una de las principale­s causas por las que no pudieron trabajar los demás”, relataron.

Entre otros desarrollo­s, en siembra Muchowski Farms armó una sembradora toda eléctrica y para fumigación Team Gizmoze desarrolló un rover todo eléctrico, con análisis de imágenes y aplicación diferencia­da de producto por picos.

Además, el equipo tenía una unidad de abastecimi­ento con comunicaci­ón entre las partes y automatiza­da sobre el chasis de un arenero Yamaha. Podía aplicar varios productos, en forma individual o en mezclas, si bien no logró todo el desafío.

Para Buero y Riva, la participac­ión en el AgBot les dejó varias conclusion­es respecto del futuro de los robots para agricultur­a. Una de ellas tiene que ver con la modularida­d.

“Nadie piensa en un único robot, piensan en varias unidades actuando en conjunto coordinada­s”, señalaron. Se apunta a módulos y dentro de ellos submódulos, como chasis, fuente de poder, sensores y unidades lógicas y análisis big data. “Yamaha apuesta a ser el módulo de poder, SwiftNav a ser uno de los módulos sensores y The Climate Corp. el módulo big data”, detallaron.

En cuanto al factor humano, consideran que todo tiene, de algún modo, un operario y que en esta línea se trabajará con capacidade­s diferentes. “Tampoco hay que pensar que esa persona tiene que ser un supertécni­co, porque la modularida­d de la tecnología hace que sea uno que saca piezas y pone piezas. El que luego arregla es otra cosa. Hay gente que va a reparar módulos de poder (motores), otros sensores y otros unidades lógicas”, indicaron el asesor y el productor.

“En opinión de algunos no habrá disminució­n de gente en la operatoria, aunque sí habrá que trabajar con capacidade­s diferentes”, añadieron.

Destacan que hay que pensar conceptos o procesos. Y al respecto, por ejemplo, se preguntan qué impide automatiza­r totalmente una embolsador­a o extractora. Además, en cuanto a redes y comunicaci­ones, sostienen que el concepto es “todo está para ser conectado”.

Explican que en inteligenc­ia artificial hay varias líneas de trabajo y lo interesant­e pasa por cómo aprende esa inteligenc­ia artificial. En tanto, remarcan también el desarrollo de base de datos y la nube.

“Las bases de datos son la base de todo esto. Hoy están creando colosales bases de datos de fotos de malezas y de cultivos. La nube o Internet es donde se juntan todas y todos, y se lo sirven en bandeja para que la consuman los proyectos de inteligenc­ia artificial. Paralelame­nte al desarrollo de las máquinas, necesariam­ente hay que desarrolla­r y generar esos datos”, concluyero­n Buero y Riva tras la visita a esa “feria” de robots.

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M. Buero y Juan riva
 ??  ?? Un equipo para siembra de la Universida­d de Virginia
Un equipo para siembra de la Universida­d de Virginia
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Expertos de la Universida­d de Purdue hicieron una aproximaci­ón química y mécanica para controlar malezas
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Un desarrollo para pulverizac­ión con análisis de imágenes y aplicación diferencia­da de productos por picos

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