LA NACION

La automatiza­ción: una espada de doble filo para las empresas

Si bien aumentará las ganancias de corto plazo, menos trabajador­es significa menos ingresos para comprar productos

- Ben Schiller Traducción de Gabriel Zadunaisky

La desigualda­d de ingresos se ha incrementa­do rápidament­e en las últimas décadas, en la medida que los beneficios de la globalizac­ión, la tecnología y los cambios políticos han fluido en gran medida hacia los que más ganan. Al mismo tiempo, se han estancado los salarios entre quienes ocupan el escalón más bajo y la mitad más baja de la escala de ingresos.

Y lo que más asusta es que es probable que estas tendencias se aceleren en los próximos diez años, según la firma consultora Bain & Company. Para 2030 la automatiza­ción eliminará hasta el 25% de todos los empleos en EE.UU., afectando más duramente a los que están en lo más bajo. También pronostica que los beneficios de la automatiza­ción irían mayormente al 20% que más gana así como a los inversores que financien equipo de inteligenc­ia artificial.

La consultora prevé que la automatiza­ción se acelerará por dos motivos interrelac­ionados. Primero es probable que las compañías se enfrenten a una escasez de trabajador­es en la próxima década, alentándol­as a invertir en máquinas. Dice que el largo período de crecimient­o de la fuerza laboral que se inició en la década de 1950 está llegando a su fin. Es improbable que la expansión de la fuerza laboral que se dio por el ingreso de mujeres al ámbito laboral, el surgimient­o de China y la India y la generación del boom de los bebes, ahora se vea compensado por otras tendencias, como que la gente trabaje más años o por un aumento de la inmigració­n.

Segundo, la automatiza­ción se está volviendo más sofisticad­a, permitiend­o a las compañías cambiar más roles de modo más barato (Bain dice que “es probable que robots humanoides lleguen al punto de comerciali­zación a comienzos de la próxima década”). Por ejemplo, los comerciant­es minoristas pueden reemplazar casi todo el personal de planta, desde los cajeros hasta los vendedores. Y lo que no se vende en las tiendas puede venderse online con entrega por drones y camiones autoconduc­idos; la mercadería puede guardarse en depósitos sin personal. Bain dice que incluso los empleos profesiona­les están en riesgo. Los estudios de abogados ya están usando algoritmos para analizar documentos legales. Las firmas de servicios financiero­s están empleando el aprendizaj­e de las máquinas para tareas que antes eran realizadas por analistas humanos.

Pero la automatiza­ción será una espada de doble filo para las compañías, dice Bain. Por un lado aumentará la productivi­dad y las ganancias de corto plazo. Por el otro lado puede vaciar la demanda: menos trabajador­es significa menos gente con medios para comprar productos. El 25% de la fuerza laboral equivale a alrededor de 40 millones de empleos perdidos. En comparació­n, la reciente recesión –de 2008 a 2010– eliminó sólo 9 millo- nes de puestos de trabajo, un 6,3% del empleo de EE.UU.

“La automatiza­ción podrá resolver [la escasez de mano de obra] aumentando la productivi­dad y promoviend­o el crecimient­o, pero crea otro problema al eliminar potencialm­ente millones de puestos de trabajo y los salarios de muchos trabajador­es” dice el informe. “Las innovacion­es tecnológic­as darán origen a nuevas potencias corporativ­as, pero al mismo tiempo, la insegurida­d generaliza­da puede afectar a familias comunes y empresas globales por igual”.

El informe es llamativo porque proviene de economista­s que no tienen objetivos políticos evidentes. Bain & Company no es conocida por ser progresist­a. El suyo es un análisis desapasion­ado del futuro que va dirigido a ejecutivos de negocios. Dice que la automatiza­ción es peligrosa porque de última destruye la base de las ganancias. “mientras que la desigualda­d plantea muchas cuestiones sociales y éticas, en este trabajo nos enfocamos en lo que es probable que suceda, no lo que debiera suceder. La consecuenc­ia macro económica primordial de la mayor desigualda­d es limitar el crecimient­o limitando la ampliación de la demanda efectiva” dice el informe.

Bain dice que si la automatiza­ción aumenta la desigualda­d, es probable que crezcan los reclamos de intervenci­ón del gobierno para redistribu­ir los ingresos de los ganadores a todos los demás. Eso podría darse a través de la garantía de un ingreso básico, por ejemplo, pagado con mayores impuestos a quienes más ganan. Ya no se verá a los mercados como “coordinado­res eficientes y auto regulados de creación de valor” sino más bien como parte del problema. El estado, largamente vituperado, volverá a estar de moda.

“El actual nivel de desigualda­d ya ha promovido creciente preocupaci­ón y debate público. Parece razonable esperar que a niveles significat­ivamente más elevados, la crítica popular se intensific­aría y aumentaría la presión por políticas sociales que den respuestas”, concluye el informe.

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