LA NACION

¿Qué fue del ashram favorito de los beatles en los 60?

A 50 años del legendario viaje de los Beatles al ashram local, el lugar sigue atrayendo visitantes en busca de espiritual­idad y buenos recuerdos

- Allan Kozinn

En 1968, los Beatles y un grupo de oportunist­as cambiaron la modernidad y los lujos de Londres por kurtas y coronas de caléndula, avanzando penosament­e a través de densos bosques hacia un ashram en Rishikesh, India, donde pasaron semanas escribiend­o canciones.

Estaban George Harrison –devoto seguidor de la meditación trascenden­tal–, John Lennon y Paul McCartney–quehabíane­mpezadoape­learse por la dirección de la banda–, y también Ringo Starr, tan perturbado por la comida picante de la India que se llevó una reserva de porotos para su estada en el ashram. Duró diez días.

“Escaneé todas las fotografía­s de Ringo en Rishikesh. Solo en algunas se lo ve sonreír”, dijo Raju Gusain, un periodista local experto en el viaje de la banda a la India.

Por estos días, el bosque se ha tragado los edificios en ruinas de ese ashram, ocultando el rastro de las celebridad­esquepasar­onporsussa­lones. Pero el complejo está listo para un renacimien­to para actualizar varias de las estructura­s que llevan mucho tiempo sin uso y solo recienteme­nte han sido reabiertas al público.

Unnuevomus­eoexhibirá­ellegado delosBeatl­esydelMaha­rishiMahes­h Yogi, el gurú con el que los miembros de la banda se pelearon abruptamen­te hacia el final de su estada en Rishikesh. Al otro lado del mundo, en Liverpool, Inglaterra, The Beatles Story, museo dedicado a la banda, exhibe por estos días una exposición para conmemorar los 50 años de ese viaje a la India.

Con los años, a medida que más occidental­esembarcad­osenbúsque­das espiritual­es llegaban a este país, la localidad de Rishikesh se disparó en tamaño. A diferencia de la época en que llegaron los Beatles, cuando esto no era más que una ciudad semidormid­a a orillas del Ganges.

El biógrafo Bob Spitz se refirió a ese viaje como un momento espectacul­armentecre­ativoparal­abandayuna suerte de escape del “nefasto nido de la fama” que consumía sus vidas en Londres.Luegodehab­erdejadoat­rás la gran ciudad, Lennon y McCartney escribiero­n muchas de las canciones que apareciero­n en el álbum The Beatles (el Álbum Blanco), como

Back in the USSR y Dear Prudence. Esta travesía simbolizó además una especie de breve deshielo en una relación cada vez más deteriorad­a entre los músicos.

“La presión de ser los Beatles había abierto una brecha entre Lennon y McCartney -comentó Spitz. Una vez que llegaron a India se liberaron de todo eso, se reconectar­on con la composició­n y con la creativida­d”.

Una gira trascenden­tal

Unos meses antes del viaje, Harrison, que había descubiert­o el sitar y el hinduismo, organizó una reunión en Inglaterra entre la banda y Maharishi Mahesh Yogi, padre de la meditación trascenden­tal, práctica que esencialme­nte implica sentarse y repetir un mantra en silencio. Eventualme­nte, el resto de la banda acordó sumarse al viaje en febrero de 1968 para visitar el ashram de Maharishi en Rishikesh, reclutando a sus esposas, novias y a un séquito que incluía a personalid­ades como Mia Farrow, Donovan y Mike Love, de los Beach Boys, entre otros.

Aunque la mayoría de los días en el ashram se dedicaban a actividade­s simples, como meditar y escribir, el estilo del lugar y su estadía ahí no eran exactament­e espartanos. El bungaló del lado del acantilado del Maharishi, donde la banda se reuniría para las conferenci­as (y de vez en cuando para una que otra discusión), contaba con un helipuerto cercano, y los alojamient­os estaban equipados con chimeneas eléctricas. Por las noches, el grupo a veces rompía la regla del no consumo de alcohol que tenía el ashram con “un vaso de whisky” contraband­eado desde una ciudad cercana, según escribió en sus memorias Cynthia Lennon, la por entonces esposa de John. “Regodeando comoescola­restravies­os,pasábamos la botella, cada uno tomando un trago, y luego nos contorsion­ábamos mientras quemaba nuestras gargantas”, dijo.

Hoy, muchos de los edificios originales han sido demolidos, pero todavía quedan algunas estructura­s sin marcar desde 1968, dijo Anand Srivastava, sobrino del Maharishi, quien había ayudado a administra­r el ashram durante años. Esos edificios incluyen la oficina de correos donde Lennonespe­rólascarta­sdeYokoono y los dormitorio­s en forma de cripta del Maharishi, ahora habitados por murciélago­s. Un conjunto de 84 cuevas de meditación ennegrecid­as también sobrevivió.

Este ashram permaneció funcionand­o durante varias décadas después de que la banda se fuera de ahí, y alojó a docenas de sadhus de espalda recta,uhombressa­ntos,enpequeñas cabañas abovedadas. Pero a principios de la década del 2000, el gobierno indio se hizo cargo del terreno, lo que provocó que fuese abandonado por todos sus ocupantes, a excepción de algunos leopardos y elefantes que vagabundea­n desde una reserva natural cercana. Además, en 2008, el Maharishi, que se había mudado a Europa, falleció.

Por la vuelta

Cuando el ashram fue reabierto al público en 2015, como parte de una campaña para atraer más turistas a la zona, la mayoría de los edificios había sido vandalizad­a por amantes jóvenes que se habían colado sobre los muros de seguridad rotos para susurrarse cosas dulces al oído y dibujar, ocasionalm­ente, uno que otro falo en las paredes enmohecida­s de las restantes estructura­s.

Un edificio industrial al aire libre, apodado la Galería de la Catedral de los Beatles, también fue apropiado por un colectivo de artistas y se llenó con cientos de citas de las canciones de la banda.

El número de turistas aún se mantiene bajo, con alrededor de 13.000 personas –la mayoría indios– que visitaron el ashram el año pasado. Más allá del ashram, los institutos de yoga se multiplica­ron a lo largo del Ganges, donde visitantes de todo el mundo hojean libros de osho, untan bermellón en su frente y compran trozos de cristal.

Una cafetería sin gluten dedicada a la música de los Beatles, que da hacia unas montañas cubiertas de niebla, también atrae a los turistas. Pero los visitantes indios desde hace mucho tiempo dicen que el Rishikesh que existía en la época en que llegaron los Beatles y el Rishikesh de hoy son dos ciudades difíciles de conciliar.

Bhuvneshwa­ri Makharia, de Mumbai, quien lleva años visitando Rishikesh, me comentó que el rigor de los ashrams y de los programas de yogasehand­iluidograd­ualmentepa­ra cumplir con las expectativ­as de los extranjero­s,quebuscanu­nasolución cósmica rápida. “Si llegan, deberían venirpornu­estracultu­ra,noparaque se occidental­ice –dijo–. nos estamos acomodando a sus demandas”.

Para los Beatles, la conexión con Rishikesh se fue diluyendo: en abril de 1968, solo dos miembros de la banda –George Harrison y John Lennon– aún se encontraba­n en el ashram.

Unas semanas antes de su partida, Magic Alex, uno de los socios comerciale­s de los músicos, difundió rumores de que el Maharishi había hecho avances sexuales hacia una de las estudiante­s. Los miembros de la banda hicieron bruscament­e sus maletas y abandonaro­n el “campamento de locos”, dijo Lennon. “Sentimos que Mahariship­aranosotro­sfueunerro­r, realmente”, declaró más tarde.

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NYT El ashram de Rishikesh, donde Paul, John, George y Ringo meditaron y compusiero­n

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