China, decidida a ser líder en IA
En julio, China reveló un plan para llegar a ser, en 2030, líder en el campo de las investigaciones en inteligencia artificial (IA), con una industria valorada en 150.000 millones de dólares. Para los tecnólogos que trabajan con IA en Estados Unidos, el comunicado fue un desafío directo al liderazgo estadounidense en la que se podría considerar la investigación tecnológica más importante de las próximas décadas. El anuncio describía el agresivo plan del gobierno asiático para tratar la inteligencia artificial como la versión china de la misión lunar del Apolo 11: una iniciativa total que pudiera avivar el orgullo nacional y encender la chispa de descubrimientos tecnológicos que determinen una agenda.
El manifiesto tenía una similitud sorprendente con varios informes sobre el futuro de la IA que divulgó el gobierno de Obama a fines de 2016. “Es increíble cómo la inteligencia artificial se ha convertido en una prioridad máxima para los líderes de China y qué tan rápido han puesto manos a la obra”, afirmó Elsa Kania, una profesora asociada del Center for a New American Security que sigue el trabajo que están realizando los chinos en IA. “Los planes y las políticas que Estados Unidos divulgó en 2016 fueron el incentivo para la formulación de la estrategia nacional de China sobre la inteligencia artificial”.
Sin embargo, seis meses después de que China pareciera haber imitado el mapa que se trazó en la era de Obama, los expertos en IA dentro de la industria y la academia en Estados Unidos aseguran que la Casa Blanca de Trump ha hecho poco por continuar con el grito económico de guerra del gobierno anterior.
“Estamos esperando que la Casa Blanca nos muestre alguna dirección sobre cómo daremos una respuesta a la competencia”, señaló Tim Hwang, quien trabajó en políticas de IA para Google y es director del Fondo por la Ética y la Gobernabilidad de la Inteligencia Artificial, una nueva organización que crearon el fundador de LinkedIn, Reid Hoffman, y otros para financiar la investigación sobre IA.
El impulso que China le dio a la IA llega en un momento crucial en el desarrollo de la tecnología y justo cuando comienza a menguar el liderazgo que Estados Unidos disfrutó durante mucho tiempo.
Durante décadas, la inteligencia artificial fue más ficción que ciencia. Sin embargo, en los últimos años las mejoras espectaculares han provocado que algunas de las empresas más grandes de Silicon Valley y Detroit –además de China– hayan invertido miles de millones de dólares en todo tipo de proyectos, desde vehículos autónomos hasta electrodomésticos que pueden conversar con un humano.
La inteligencia artificial también se ha convertido en una parte significativa de la política de defensa nacional, ya que los líderes militares y los especialistas en ética están debatiendo qué tanta autonomía debemos dar a las armas que pueden “pensar” por sí solas.
Empresas estadounidenses como Amazon y Google han hecho más que nadie para que los conceptos de IA se traduzcan productos reales. Sin embargo, por una buena cantidad de razones, entre ellas la preocupación respecto de que el gobierno de Trump limite el número de ingenieros inmigrantes en Estados Unidos, la mayoría de la investigación esencial sobre inteligencia artificial está migrando a otros países, como los centros tecnológicos de moda: Toronto, Londres y Pekín.
Para la creciente comunidad tecnológica de China, estar detrás de la próxima maravilla de la industria –un mantra de Silicon Valley– cada vez luce menos como una quimera y más como una posibilidad prometedora.