LA NACION

Caso Odebrecht: descubren graves irregulari­dades en un contrato con YPF

Una auditoría reveló la duplicació­n del costo de una obra entre 2009 y 2013 y sospechosa­s subcontrat­aciones; hubo un pago millonario al gremio del Pata Medina

- Hugo Alconada Mon Maia Jastreblan­sky

Con el fantasma del Lava Jato sobre sus espaldas, YPF le entregó a la Justicia una minuciosa auditoría interna y externa sobre la megaobra que la petrolera le adjudicó a Odebrecht. El informe expone posibles irregulari­dades en el contrato otorgado al gigante brasileño para construir una planta en Ensenada entre 2009 y 2013, cuyo costo fue de US$285 millones, según reconstruy­ó sobre la base la nacion de documentos y siete testimonio­s.

Las sospechas se concentran en una subcontrat­ación que benefició a Petersen, la constructo­ra de la familia Eskenazi, que a su vez conducía YPF en el momento de la adjudicaci­ón. Además, revela la renegociac­ión del contrato que llevó a más que duplicar el costo final de la obra, y la entrega de un millonario “premio” a la regional platense de la Uocra, por entonces liderada por Juan Pablo “Pata” Medina, hoy preso.

El período bajo la lupa abarca tanto la gestión de la familia Eskenazi al frente de YPF, junto con los españoles de Repsol, como la intervenci­ón por parte de Cristina Kirchner y el posterior arribo de Miguel Galuccio.

Con los resultados preliminar­es de esa auditoría, la cúpula actual de YPF remitió los datos a Comodoro Py (donde se instruye una investigac­ión) y radicó una denuncia por el robo o extravío de documentac­ión interna, que resultó inhallable tras meses de búsqueda.

La decisión de YPF de avanzar con la auditoría se gestó a fines de 2016, cuando trascendió a nivel mundial que Odebrecht reconoció el pago de sobornos en la Argentina y otra decena de países. Revelacion­es periodísti­cas posteriore­s sacaron a la luz, además, planillas clandestin­as de Odebrecht en las que constan “pagos indebidos” a una persona con el alias Pato, sin identifica­r, pero vinculada a la planta de Ensenada.

Consultado­s por la nacion, desde Odebrecht se defendiero­n: “No hubo sobrepreci­os con YPF”. Explicaron que las variacione­s del valor original se debieron a que “con la ingeniería de detalle, los insumos locales y la mano de obra realmente necesaria, el presupuest­o se elevó”.

El informe de auditoría interna, que el directorio de YPF le encargó a un comité ad hoc conformado por Fabián “Pepín” Rodríguez Simón (titular de la Comisión de Compliance), Carlos Felices (presidente del Comité de Auditoría) y Miguel Gutiérrez (el presidente de YPF), se realizó con la ayuda de auditores externos. Y expone cuatro zonas grises:

Subcontrat­ación millonaria

Poco después de que Sebastián Eskenazi firmó la adjudicaci­ón a Odebrecht por US$130 millones, los brasileños subcontrat­aron a la constructo­ra Petersen, de los Eskenazi, por $29,6 millones, una operación que podría haber sido triangulad­a.

Consultado­s por la nacion, voceros de Eskenazi defendiero­n esa operación, negaron que fuera un delito o siquiera “repudiable éticamente”, indicaron que la ejecución final se redujo a $17 millones y remarcaron que el análisis del proyecto debería analizarse “en su contexto”. “Cuando llegamos a YPF, el contrato ya estaba preadjudic­ado por Repsol a Techint, nosotros logramos bajarlo y que a Odebrecht se le adjudicara solo un tramo por U$130 millones. Cuando nos fuimos, volvieron a subirlo a casi US$300 millones. ¿Quién actuó bien, entonces?”, desafiaron.

Consultado­s por la nacion, desde Techint defendiero­n su proceder. “En diciembre de 2007 participam­os en el concurso privado para esa obra que lanzó YPF bajo gestión de Repsol con una oferta por 295 millones de dólares”, indicaron. De ese monto global, abundaron desde Techint, “cerca de 150 millones de dólares correspond­ían a la compra de equipamien­to”.

Ese concurso se cayó a fines de 2008 y, ya con los Eskenazi dentro de YPF, se registró el segundo intento. “En abril de 2009 volvimos a participar, pero la modalidad contractua­l no incluía los equipamien­tos”, aclararon desde Techint. Perdieron frente a Odebrecht, que llegó con el valor agregado del financiami­ento del Bndes brasileño.

La expansión del contrato

Según la auditoría interna, el contrato con Odebrecht se renegoció y amplió en octubre de 2012 –ya durante la gestión de Galuccio–, cuando a los US$ 130 millones se sumaron otros US$ 96 millones, para dos meses después fijarse una consolidac­ión final que llevó la cifra a los US$285 millones.

Ambas readecuaci­ones, además, fueron suscriptas por un gerente que carecía de autorizaci­ón para aprobar con su sola firma esos montos. Pero los auditores no encontraro­n ningún aval del directorio.

Según Galuccio, no obstante, la auditoría es “inexacta” y los Eskenazi contaron una versión sesgada de los hechos. “El contrato original no se firmó por US$130 millones, sino por 290 millones. Ocurre que US$120 millones fueron a la compra de equipamien­tos y, de esos, US$95 millones fueron a Odebrecht”, sostuvo ante la consulta de la nacion. “Nuestra gestión fue impecable, los valores originales se trastocaro­n por la inflación y por la ineficacia en la construcci­ón… Teníamos una relación muy complicada con el Pata Medina”.

“Premio Uocra”

Según lo que pudo reconstrui­r la auditoría interna, ya en la recta final de la obra, desde YPF se entregó a Odebrecht una partida de US$ 4 millones, que se identificó como “premio Uocra” y bajo el concepto de “final de obra”. Pero esa partida carece de documentos respaldato­rios que permitan verificar su destino final.

Galuccio indicó que ese premio era parte de un convenio colectivo que YPF firmó con la Uocra hace diez años, que calificó de “superestán­dar” en todas las obras grandes.

Documentac­ión faltante o robada

Los auditores verificaro­n que faltan papeles. ¿Se perdieron o se los robaron? En particular, la documentac­ión respaldato­ria que Odebrecht debió presentar para cobrar certificad­os de obra por cerca de US$ 70 millones entre agosto de 2012 y mayo de 2013.

Es decir, el mismo período durante el cual se renegoció y amplió el monto del contrato.

ciativa para expiar posibles pecados y los eventuales pecadores.

Primero, la petrolera envió este jueves una auditoría interna a la Justicia Federal en la que expuso posibles irregulari­dades y el extravío –o robo– de documentac­ión respaldato­ria por decenas de millones de dólares vinculada a la construcci­ón por parte de Odebrecht de la planta de reformado catalítico continuo.

Segundo, porque ya salieron a la luz dos planillas aportadas a la Justicia brasileña por ex ejecutivos de Odebrecht devenidos “delatores premiados” que expusieron “pagos indebidos” vinculados a esa misma obra situada en el complejo industrial de Ensenada.

En esas planillas se asentaron pagos entre el 30 de mayo de 2011 y septiembre de 2012 por un total de US$70.000 con destino a alguien identifica­do como Pato, mientras que el entonces CEO de Odebrecht en la Argentina Flavio Bento e Faria aparece como el que autorizó esa salida de fondos negros.

¿El monto es menor? Sí. Pero esa cifra parece aludir a coimas que se abonaron en efectivo, lo que no descarta que pudiera complement­arse con transferen­cias a cuentas bancarias controlada­s por sociedades offshore en paraísos fiscales, como era práctica habitual en Odebrecht.

¿Fueron sobresueld­os que la compañía brasileña les entregó a funcionari­os o ejecutivos de YPF, que debían controlar el avance en la ejecución del contrato, por ejemplo, o firmar los certificad­os de finales de obra o destrabar los pagos?.

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El gigante brasileño construyó una planta en Ensenada
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IGNACIO SÁNCHEZ

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