La playa y los best sellers suavizan la caída de los libros
Tras un año con bajas del 25%, se facturaron más ejemplares durante el verano.
Si bien la caída en la venta de libros no se detiene, en verano la tendencia se suavizó gracias a promociones, al éxito sostenido de algunos best sellers de 2017 y al mayor tiempo disponible de los lectores.
Según datos de los dos grandes jugadores del sector editorial comercial (SEC), las ventas crecieron respecto del verano de 2017 un 8% en ejemplares. Pero si la comparación se realiza en términos de recaudación, el índice es negativo, porque el año pasado la inflación notificada por el Indec rozó un 25%. Para obtener ganancias en el verano, las ventas tendrían que haber superado ese porcentaje, y estuvieron lejos.
En Penguin Random House, los títulos que sostuvieron un buen nivel de ventas no fueron de ficción. Uno está firmado por Isela Costantini (Un líder en vos, Sudamericana) y afirma que todos podemos ser líderes. El otro es La dieta del metabolismo acelerado (Grijalbo), de Haylie Pomroy, famoso en el país desde que la periodista Malena Guinzburg contó que la había ayudado a lograr un cambio en su figura. Del lado de la ficción, también las mujeres ganaron la partida veraniega: las recientes novelas de Gloria Casañas, Florencia Bonelli, Claudia Piñeiro e Isabel Allende estuvieron entre las más solicitadas.
Las ventas en ejemplares en el Grupo Planeta también crecieron levemente respecto del mismo período del año anterior. Y la ficción aportó dividendos: se impusieron La herida (Planeta), de Jorge Fernández Díaz; Sí (Emecé), de Viviana Rivero, y Patria (Tusquets), de Fernando Aramburu. Como su principal competidor, Planeta dio en el clavo con un libro de alimentación: Nutrición holística, de Florencia Dafne Raele, tuvo buen nivel de ventas, así como Educar para sentir, sentir para educar (Planeta), de Pilar Sordo.
En ambos grupos funcionaron los libros para fans del orden. La magia del orden, de Marie Kondo, y Tu espacio organizado, de Brenda Haines.
“Las ventas siguen cayendo –dice Norberto Gugliotella, de Corregidor–. En las librerías pequeñas se mantuvieron, pero en líneas generales cayeron un poco más y las expectativas son pesimistas por un cúmulo de factores que afectan a la industria”. Entre otros, Ecequiel Leder Kremer, de Librería Hernández, señala el aumento de costos. “Las tarifas crecieron más que la inflación y eso repercute en el balance”, dice, y cree que el verano de 2018 fue paradójico: hubo más público en las librerías, pero las ganancias, en el mejor de los casos, empataron con las de los mismos meses de 2017.
Dos librerías clásicas, Norte y Eterna Cadencia, informaron que en enero las ventas habían sido muy buenas. “Mucho mejor que en 2017”, destaca Facundo Barisani, de Eterna Cadencia. Allí se agotó el stock de un autor rescatado por el sello Dagas del Sur: Plástico cruel, de José Sbarra. Tarda en apagarse (Caleta Olivia), de Silvina Giaganti; la obra completa de Juan Rulfo (Eterna Cadencia); la novela de terror Los elementales, de Michael McDowell (La Bestia Equilátera), y Las aventuras de la China Iron (Literatura Random House), de Gabriela Cabezón Cámara, completan el top five.
Todos destacaron la promoción del Banco Provincia que permite comprar libros con tarjeta al 50%. “Las ventas siguieron cayendo, pero en un ritmo más suave, y esa promoción sirve para vender más, aunque le quita rentabilidad al librero”, dice Fernando Pérez Morales, de la Boutique del Libro de San Isidro.
Invierno a la vista
Ante un panorama delicado, varias editoriales decidieron postergar novedades para 2019. Otras optaron por reducir las tiradas. “Todo se vuelve más difícil, pero seguimos adelante”, aporta el editor de Mansalva, Francisco Garamona. También es responsable de la librería La Internacional Argentina, donde las ventas disminuyeron en verano, como en Asunto Impreso, de Guido Indij. Editor de interZona, La Mar-
ca y Asunto Impreso, Indij confirmó que en 2018 reducirán un 20% la cantidad de novedades. La única editorial que informó que incrementará sus títulos fue Siglo XXI: pasará de 50 a 60.
Mientras la Cámara Argentina del Libro (CAL) prepara un informe detallado de la performance de 2017, reitera que la producción de ejemplares desde 2015 cayó notablemente. “Pasó de 84 millones en 2015 a 65 millones en 2016. En 2017, la cifra se ubicará en los 53 millones”, precisó Diana Segovia. Eso significa que editoriales grandes, medianas y pequeñas que mantienen el número de novedades previstas reducen, sin embargo, las tiradas de ejemplares.
De cara a 2018, la CAL celebra la decisión del gobierno porteño de distribuir una tarjeta para consumos culturales a jóvenes de 16 a 18 años de escuelas públicas, que podrán usarla para comprar libros. “Tal vez otros distritos quieran imitar la iniciativa”, se esperanza Segovia.