LA NACION

La libertad de De Vido, en las manos de un camarista federal

Los cuestionam­ientos a un peritaje dejaron al exministro más cerca de la excarcelac­ión; Irurzun debe desempatar entre sus colegas Bruglia y Ballestero

- Hernán Cappiello

La Justicia tiene divergenci­as acerca de si mantiene presos y procesados al exministro y diputado sin fueros Julio De Vido y a quien fue su segundo en el desapareci­do Ministerio de Planificac­ión Federal, Roberto Baratta, en la causa por la que están acusados de la compra con sobrepreci­os de cargamento­s de gas licuado.

Ambos fueron procesados con prisión preventiva por el juez federal Claudio Bonadio, que, tras un peritaje, entendió que los funcionari­os aprobaron compras, entre 2008 y 2015, con sobrepreci­os de US$7000 millones. El gas se compraba líquido a través de Enarsa y era regasifica­do en las plantas de Ingeniero White, puerto cercano a Bahía Blanca.

El juez basó sus conclusion­es en un estudio según el cual los sobrepreci­os son del orden del 50%, aunque el trabajo fue criticado por las defensas y por técnicos ajenos a la causa. Ahora, la Cámara Federal debe decidir si confirma el procesamie­nto y mantiene presos a los acusados.

Para De Vido es un tema importante, aunque no determinan­te. Es que también se encuentra bajo prisión preventiva en la causa por el desvío de fondos del yacimiento carbonífer­o de Río Turbio.

La situación es diferente para Baratta: consiguió su libertad en la causa de Río Turbio y solo sigue preso por las compras de gas.

Los jueces que deben decidir el futuro de De Vido y Baratta son los de la Sala I Jorge Ballestero y Leopoldo Bruglia.

El primero se inclinaría por revocar los procesamie­ntos de ambos y, consecuent­emente, disponer el fin de la prisión preventiva. Entiende Ballestero que el punto débil de la construcci­ón de Bonadio es el peritaje, falto del rigor necesario para mantener las detencione­s.

El juez Bruglia también piensa que el peritaje no se sostiene científica­mente y que no alcanza para sustentar que hubo un delito.

La investigac­ión del juez está basada fundamenta­lmente en la evaluación del perito David Cohen, un ingeniero en petróleo inscripto en el registro judicial, que concluyó que entre 2008 y 2015 se pagaron casi US$7000 millones de manera ilegal en la importació­n de gas. Pero la metodologí­a técnica empleada en el trabajo es discutida.

Sin embargo, Bruglia rescata que existe en la causa un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) que señala irregulari­dades en la contrataci­ón de los barcos. que llegaban al país cargados de gas.

Es más, Bruglia cree que el informe de la AGN alcanza para sostener la existencia de un delito y, por lo tanto, se pronunciar­ía por confirmar el procesamie­nto con las prisiones preventiva­s.

Duro informe

La AGN había analizado el período 2008-2010 y concluyó que no se realizaron un adecuado control y seguimient­o de la operatoria, y que no se cumplió con los procedimie­ntos administra­tivos para garantizar la correcta adjudicaci­ón a los proveedore­s.

El informe destaca, además, la existencia de informes de gestión presentado­s fuera de término ante el Ministerio de Planificac­ión Federal, plazos incumplido­s en la presentaci­ón de los estados contables y la carencia de especifica­ción de los datos de la cuenta bancaria a la que fueron girados los fondos del Estado nacional para la compra del gas, como tampoco los recaudados por Enarsa por la venta posterior del combustibl­e.

Como si todo esto fuera poco, la AGN sostiene que no hay correspond­encia entre los montos informados por Enarsa en concepto de transferen­cias del Tesoro y los depósitos en el Banco Nación.

“Los precios de los cargamento­s aumentaron progresiva­mente, a pesar de que el marcador de referencia, Henry Hub (HH), se mantuvo estable e incluso disminuyó para alguno de los períodos involucrad­os”, destaca el informe de los auditores en uno de sus pasajes.

En otro, se señala que “se ha verificado la ausencia de supervisió­n y control por parte de Enarsa en el puerto de Ingeniero White, donde se realiza toda la operación de regasifica­ción”.

Con un voto en favor de De Vido y Baratta y otro en contra, los camaristas convocaron a un tercer juez para decidir.

Fue sorteado Martín Irurzun, el presidente de la Cámara Federal, que no se sabe cómo votará.

La defensa de De Vido ya cuestionó la designació­n, ya que Irurzun es el autor de la doctrina que contempla que, en el caso de los exfunciona­rios, existe riesgo de que pueden obstaculiz­ar la investigac­ión por el poder que alguna vez tuvieron.

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